No es tu culpa

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La primera hora ya había concluido. El receso había comenzado de una manera muy tranquila. Hoseok y Jimin caminaban hacia la cafetería, tratando de volver a acostumbrarse a los típicos recorridos que tendrían que recrear día tras día, hasta que las clases terminen.
Jung se veía bastante escondido entre sus pensamientos, hasta que recordó algo, más bien, estaba intentando recordar algo que creía estar olvidando, ¿Había dejado la estufa encendida? ¿Había olvidado sacar la ropa de su hermana del lavarropas? ¿Olvidó regar su cactus? Tomó su barbilla entre sus dedos, esforzándose por que alguna idea haga aparición, hasta que la tan deseada lamparita surgió sobre su cabeza. Rápidamente tocó el hombro de Park, llamando su atención.

—¿Donde está Yeojin?

Jimin hizo un gesto de "Ahm, ¿No te digo nada y sigues tranquilo o te lo digo y te arruino el día?"
Pero para la suerte de Park, no le debía ninguna explicación al castaño, ya que la menor apareció gritándole a un chico mayor a ella, mientras una profesora intentaba calmarla.
Hoseok dirigió su mirada hacia la escena, poco sorprendido pero algo decepcionado.

—¡Yeojin! ¿Que estás haciendo? Es el primer día, Dios santo.— soltó Hoseok acercándose a la pequeña castañita que palideció al ver a su amigo acercarse furioso.

—¡Hobi! ¡No es mi puta culpa! Este imbecil quizo pasarse de listo conmigo en el salón y los profesores no hacen nada.— gritó la chica, llamando la atención de todos a su alrededor.

—¿Te hizo daño?.— contestó Hoseok dirigiendo su vista al chico detrás de su amiga, quien al notar que dos chicos mucho más grandes y fuertes que el lo estaban observando con ojos asesinos y rojos de furia. No pudo hacer nada más que salir corriendo por temor a salir sin una pierna o algo.

Yeojin notó que desapareció entre la gente y terminó de recibir el reto de los directivos de la institución. Se acercó a sus amigos con ojos llenos de rabia e impotencia.

— No pude hacer nada para detenerlo, odio a los putos hombres.— escupió la chica con tristeza en sus duras palabras.

—¿Estas bien Yeojinnie? ¿Que te hizo ese imbecil?.

—¿Hay que matarlo?.— sumó Jimin a la conversación.

—Heh, esta bien chicos. Trató de grabar bajo mi falda y la de una amiga, pero me di cuenta rápido y rompí su teléfono. Lo peor de todo es que nos culpó a nosotras por provocarlo. ¡Sólo estábamos hablando, ni siquiera habíamos notado que el estaba ahí!

—Mierda, ¿Por que los hombres son tan..?— derivó Jimin.

—¿Idiotas? ¿Asquerosos? ¿Repugnantes? ¿Estupidos?.

Hoseok soltó una pequeña risita que contagió a sus amigos. El entendía las palabras de Yeojin, los varones solían ser una mierda con las mujeres. También comprendía que Yeojin no odiaba a todos los hombres, se refería a todo ser masculino machista, homofobico y misogino.

Para su suerte, Jung había sido muy bien educado y criado por sus dos mamás, quienes les habían inculcado muy buenos valores. Por eso mismo siempre trató a todas las personas con respeto. Estaba muy agradecido por eso.

Luego de ese incidente, los tres mosqueteros se dirigieron a la cafetería por un bien merecido almuerzo.

Esos pequeños detalles rutinarios eran lindos de volver a ver, Yeojin pidiendo su almuerzo vegano, Jimin robandose los postres de sus amigos y el disfrutando del panorama mientras se deleitaba con su comida preferida, el puré. El simple y exquisito puré de la cafetería.
Aah, tal vez la rutina no era tan mala.

Y solo tal vez, por que tenía que aparecer ella para revolucionar todo su mundo.

¡Energía! [HopeSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora