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Ishigami Senku, se encontraba en su laboratorio, algo tarde en aquella fría noche. Estaba arreglando algunos detalles de su plano del próximo experimento.

El mencionado, pasaba la mayor parte de su tiempo haciendo eso, pensando e ideando planes. Estaba algo cansado, y, aunque no lo admitiera, sentía una gran responsabilidad por todas las vidas que dependían de él.

En el antiguo mundo, aquel de hace 3700 años, tenía dos compromisos muy importantes, (según el). La ciencia, obviamente, y, nunca dejarse llevar por las relaciones, sean íntimas o de amistad, porque, pensaba que solo era una distracción.

Sin embargo, y muy para su propia sorpresa, empezó a "interesarse" en alguien. Esta persona era bastante linda. Quizás, actualmente estaba dudando de sus sentimientos hacía la misma, ya que pensaba que solo eran un mero capricho que creó su subconsciente intentado ir en contra de ese compromiso que se había hecho, pero, trataba de evitar esos pensamientos.

Es entonces, cuando terminaba de trazar las últimas líneas de su proyecto, cuando, su susodicha pareja tocó la puerta.

-¡Hola, Senku!- saludó amablemente.

-Hey, Kohaku.- soltó los planos.

-Traje los materiales que me pediste, espero que estén bien.- Dijo la rubia, y puso lo recolectado sobre la mesa.

-Está genial, muchas gracias, Kohaku.- aunque hubiera algo que él no solicitó, la felicitaba igualmente. Le ponía muy feliz ver orgullosa a la ojiazul.

Kohaku era una mujer hecha y derecha. No se andaba con rodeos; era firme y astuta, muy rápida, ágil y hermosa. Atributos, que, podían enamorar a cualquiera, sumando una amabilidad y protección hacía al prójimo, que la hacía una persona casi perfecta.

Si, casi.

Sucede que Senku, aunque siempre buscase todos los puntos buenos de esa relación y lo bien que se llevaba con la mencionada, sentía que no estaba realmente en un noviazgo, no, Kohaku para él solo era una amiga muy cercana, con la que se llevaba muy bien. Realmente no sabía exactamente qué era lo que no le cuadraba de aquella simpática chica. Estaba confundido.

La rubia se acercó un poco, para ver qué hacía el ojirubí, este solo se le quedó mirando, intentando buscar una respuesta para todas esas preguntas. Se sentía decepcionado, ya que, tanto como científico y como persona, nunca dudó tanto de algo.

/Flashback/

Ishigami, se encontraba en el río, junto a Kohaku. Se habían sentado a charlar, para matar un poco de tiempo, ya que realmente estaban cansados y no podían evitarlo.

Después de una extensa plática, ella habló lo que se había guardado, prácticamente desde que conoció al cienticiero.

-Senku, eres genial.- dijo la rubia, algo melancólica mirando hacía el cielo. -Realmente, puedes hacer todo lo que te propongas. Nunca te rindes, siempre das una respuesta a todo. Cada persona con la que te cruzas, te admira.

Senku la miró, algo extrañado.

-No tienes que halagarme, todo esto lo hago simplemente para crear un nuevo reino científico, y poder derrotar a Tsukasa.- dijo, algo directo, como era habitual en él.

-Eres un poco frío.- La ojiazul lo miró. - Te respeto un montón, en serio, no hay palabras que describan esto, me gustas en todo sentido. Creo, que es eso. Me gustas, mucho, Ishigami Senku.

Sonrió.

Fue una de las sonrisas más cálidas, y lindas que vió.

Lo transportaron a 3700 años antes.

//fin del flashback//

-¿Por qué me miras tanto?-preguntó, graciosa.- Me da pena.

-Kukukuku...-Rió, Senku, poniendo un dedo en su oreja, como habitualmente lo hacía- Estoy diez millones por ciento seguro, que el error no lo tienes tú, sino yo.

Komorebi | SengenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora