Komorebi | Sengen

12

 Sí el corazón de Gen latía rápido por siquiera haberle Senku hablado, cuando le dijo directamente de recorrer aquel bosque sus nervios habrían sido letales sí no supiese como manejarlos. Se zafó del agarre.

— N-no... —Lo último que necesitaba era que el científico sintiese pena por él o algo parecido.— Yo... 

La increíble confusión por la que transcurría era notoria, sobrepasaba todo lo demás que pudiera estar sintiendo. Realmente quería ir, antes que nada, era un recorrido divertido. 

— Vamos. —Dijo firmemente Ishigami.— ¿Acaso no sabías que tu nombre quiere decir "primavera"? y hace referencia al renacer de las cosas... ¡Aprovecha! —con una palmada en la espalda.

Cada palabra que se dedicaban solo hacía poner más incómodas las cosas, parecía un chiste. Pero, en parte, Senku solo había planeado eso en parte para poder hablar con Gen. Sentía un vacío inexplicable que necesitaba descifrar, que se empezó a dar cuando la distancia reinó entre él y bicolor. Era algo que simplemente se sentía mal, y lo único que tenía que hacer era solucionarlo para que las malas emociones no decidan. El pleito iban a ganarlo ellos, o su falta de comunicación.

— Oh, yo, no lo sabía. —Suspiró.— Supongo, ¿por qué no?, podría darme con más "armamento mágico" cómo tú dices. 

Nunca pensó que Senku le insistiera, lo máximo que podría esperar de sería un, "haz lo que quieras". Prácticamente lo obligó de manera amable. La confianza en sus palabras eran de admirar.

El menor sonrió aliviado, por lo menos tenía su participación, de ahí a poder predecir lo venidero... Solo esperaba poder aclarar las cosas. Todo este tiempo, el hincapié fue centrado en el problema amoroso de Asagiri, pero, más allá de eso, Senku sentía de manera destacada un malestar de tan solo pensar en este mago de cuarta enamorado de Kohaku. De ahí contrasta el verdadero problema.

Todavía no sabía de qué parte era lo que le molestaba. Celos eran, de manera clara sentía un ardor y fruncía el ceño de imaginarlo. 

Solamente que no sabía sí le molestaba que Gen estuviera con Kohaku. O Kohaku con Gen. Se supone que Kohaku es su novia, ¿verdad?, no tendría que estar cuestionándose esas cosas. 

— Oye, ¡por fin se hablaron! ¿hace cuánto que no conversaban?— notó Chrome.— Sí cuenta haber intercambiado un par de palabras, claro.

— Mhhm. —Acotó de mala gana Kohaku.

— ¡¿Oigan, vienen o qué?! —El castaño gritó desde la entrada al bosque junto a las hermanas rubias, Suika, y más gente de la aldea.

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Emprendieron un recorrido entre la vibrante zona; toparse con tanta variedad de especies era individualmente una experiencia, que sin el cometido, nunca habían podido tener. Apreciarla detenidamente era algo nuevo, mucho mejor con un guía tan sabio.

— ¡Wuaa! ¿cómo se llama esta flor tan malota? —preguntó el aprendiz más curioso mientras agarraba a la singular flor lavanda que colgaba.

— Son glicinas. Su nombre científico es Wisteria Sinensis. Suelen crecer a finales de primavera. ¿Muy bonitas, no? creo que me olvidé cuando fue la última vez que vi unas. —Aclaró y se puso un dedo en la oreja. 

Enseguida cierta ojíazul se apegó a Senku. 

— ¡Genial! es muy bonita. —siguieron avanzando, tomando rutas y observando.— ¿Y esta de aquí? ¡la suelo ver, pero luce intimidante!

— Es una Pieris japonica... Es venenosa, pero solo sí te la comes. 

— ¡Oh! —Chrome se alejó un poco.