ÉrikaEl camino al trabajo no era lo mejor cuando Los Ángeles decide joderte el día con el tráfico matutino, la gente se desplazaba por las veredas y lo único que lograba rescatar de la vista, era la maravillosa jornada de los adultos mayores para jugar con los cachorros en adopción.
Desde que ambos servicios se habían unido, todo había ido de maravilla: las adopciones se incrementaban, los ancianos hacían ejercicio y cada vez habían más personas involucradas con estas entidades.
Es conmovedor todo acto de caridad. De vez hacía lo posible por ser partícipe en un de estas, el lugar donde trabajo suele hacer lo mismo para las fiestas y es hermoso ver que puedes brindarle ayuda o algo de tu tiempo a los que la necesitan.
Por otro lado hoy era miércoles y eso significaba reunión general, organizar las reuniones era algo que decidí tomar como cargo debido a que anteriormente contaba con un buen nivel jerárquico en el trabajo, actualmente creo que es todo lo contrario ya que era la asistente personal del director a cargo.
Si bien es cierto que no contaba con el mejor jefe del mundo, eso se había convertido en lo menos importante en cuanto recibí el primer depósito en del mes.Llegué a la corporación y me acerqué a las maquinillas de acceso, al ingresar había saludado a los guardias y a uno que otro colega. Después de pasar mi identificación ingresé a montar uno de los ascensores, me di cuenta que aún era temprano cuando me vi sola en las paredes del elevador. "Sólo porque es miércoles" pensé. De haber sido otro día me habría topado con una muchedumbre encerrada.
Al llegar a la última planta me acerqué a recepción y vi a Sandra, guardando uno de sus famosos jugos verdes. Anteriormente había llamado su atención a pedido del directo Owes porque estaba prohibido traer bebidas en envases transparentes, la norma general era: "Nada de alimentos caseros en las horas de trabajo". Iba contra el reglamento de higiene ambiental. Era una buena regla sólo dependía de la forma en que la vieras.
— Buen día, Sandra — se acomodó el peinado y fingí no haber visto lo que había echo anteriormente.— Buen día para ti también, Érika—me devolvió el saludo con una agradable sonrisa —trajeron 2 cajas de donas, 9 frapuchinos y un americano. Todo lo dejaron en la sala de reuniones.
— Gracias — le dije— Te veo más tarde.— me despedí con un movimiento de cabeza y seguí mi camino por uno de los pasillos.
Entré a la sala de reuniones y comencé a ordenar todos los aperitivos, solía variar con los bocadillos pues no siempre ordenábamos lo mismo, la mayoría de las veces tenía que cumplir los deseos del director. En otras ocasiones todo estaba en mis manos y tenía que acertar con el gusto.. Organicé los asientos e hice lo mismo con los documentos que ya estaban ahí, tuve que preparar la pantalla de presentaciones y volver a verificar el orden de las propuestas que se presentarían.
Después de dejar todo listo salí de ahí para comenzar verdaderamente con mi labor.
Tenía un si fin de correos solicitando: tener una reunión con el director, entrevistas para los periódicos, propuestas de inversionistas y una que otra invitación ha inauguraciones.
— Collen, podría venir a mi oficina un momento por favor.
El sonido del teléfono me saca de lugar, interrumpe mi trabajo y me veo en la obligación de abandonar lo que estoy haciendo.
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SÓLO ES MI JEFE
RomanceContrato. Erika Collen, tiene 23 años , lleva 1 año trabajando como asistente personal en Owens corporation, dirigida por Guzmán Owens la persona más estricta del mundo con apenas 25 años. Llevaba una vida agradable, tenía un empleo cool, a su madre...