Bien, las cosas se descontrolaron un poco después de conocer a los amigos de Max.Digamos que... eran muy su tipo: muy fiesta, muy alcohol, muy ricos y muy sociables.
No debo dejar de lado lo bien que me la he pasado las primeras horas. La música tenía una variedad de géneros que no te permitía tomar asiento ni por 3 segundos.
Todo estaba siendo la hostia, sin embargo, recordé que soy pésima bebiendo y terminé manchando de vomito el traje de un joven muy apuesto.
—Lo siento —me disculpo sin que me vea el rostro y voy corriendo hacia los servicios.
—Mierda...
Continué votando toda la variedad de bebidas dentro del inodoro, creo que no quedaba nada en mi estomago, al menos ahí se habían ido 3 meses de gimnasio.
Tiro de la palanca y salgo hacia el lavado para refrescarme la cara.
— Vaya vaya... — la voz se hizo solitaria cuando cerraron la puerta.— ¿Estás bien?
No quería, pero debía levantar la mirada y ver de quien se trataba, tuve la idea de que sería alguno de los conocidos del día hoy, pero fue algo menos inesperado.
El tipo que anteriormente había evitado mirar, estaba de pie a sólo unos pasos del lavado, a solo unos pasos de lo que vendría a ser mi espacio personal.
— Hola... eh, sí. —me alejo un poco y me llevo agua a la cara— Estoy bien, gracias.
— Discúlpame— dice.
Coge una servilleta del bolsillo de su traje y me la ofrece con una sonrisa muy amistosa.
— Discúlpeme usted— pido— lamento mucho haber manchado su traje — observó la mancha mencionada en la camiseta que tría en manos, y sonrió con diversión.
Él comenzó a reír mucho que hasta logré ver como se le achinaban los ojos en compañía de la exhibición de su perfecta dentadura.
*Sin duda soy mucha pena*
— Pierde cuidado— minimiza el asunto.
Él había dejado de reír pero aún me enseñaba la sonrisa de oreja a oreja.
— Suele pasarle a cualquiera, créeme que es más vergonzoso cuando te sale hasta por la nariz.
El mismo se ríe.
*Por la nariz*
Solté carcajadas en cuanto mi imaginación se hizo cargo de eso.
Quería dejar de reír, pero es que por la nariz a de ser muy doloroso.
—Eso debió doler.
— Como no tienes idea— asegura con gracia.
—Supongo que ya te a pasado esto antes— ya no traía el traje lleno de vomito, en sus manos llevaba la camisa sucia.
—Supones muy bien—asiente — y para ponerle la cereza al pastel—su frase me hace reír— Es la segunda de esta semana.
Nuevamente reímos juntos, sólo que esta vez lo hago aún más avergonzada.
— En verdad lo lamento— vuelvo a disculparme— no soy buena bebiendo... y creo que hoy me excedí.
— Vaya— parece sorprendido— No luces como una persona que se excede en copas.
—No sé cómo tomar ese comentario
Él solo procede a sonreír.
—Joder, Érika—Max llega corriendo y de inmediato me coge de los hombros para comenzar a evaluarme— ¿Estás bien?
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SÓLO ES MI JEFE
Roman d'amourContrato. Erika Collen, tiene 23 años , lleva 1 año trabajando como asistente personal en Owens corporation, dirigida por Guzmán Owens la persona más estricta del mundo con apenas 25 años. Llevaba una vida agradable, tenía un empleo cool, a su madre...