Investigación

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No supo en qué momento se había quedado dormida, el niño no quería dejarla ir hasta que se durmiera y ella había cedido al sueño, se sentó en la cama, con cuidado de no despertar al menor, que dormía plácidamente, y se quitó una cobija que la cubría hace unos momentos, observó la habitación, que hubiera estado en penumbras de no ser por la luz del pasillo que se filtraba por la puerta entreabierta, no recordaba haber apagado la luz.

Por si acaso se hizo intangible y atravesó la cama, no quería que Nick se asustara con el movimiento, así que se dirigió a la puerta y salió al pasillo, todo se encontraba en calma y eso no le daba buena espina, hubiera revisado su celular, pero justo ahora se había quedado sin batería.

Con cautela buscó entre los pasillos algún reloj que pudiera consultar, había dos que recordaba haber visto en alguna ocasión, uno cerca de la entrada y otro en la biblioteca, la biblioteca no quedaba tan lejos, así que prefirió ir ahí, de todos modos no quería encontrarse de frente con Vlad si iba a la entrada.

Se acercó con cautela, pues no quería que la viera algún lacayo de Vlad, se asomó por la puerta y al darle una vista rápida al lugar, decidió entrar, hasta toparse con la pared al fondo a la izquierda, donde se encontraba el reloj de madera tallada junto a la chimenea que ahora se encontraba apagada.

—No, no, no ¡No! —se sostuvo la cabeza con desesperación— ¿En qué momento se hizo tan tarde?— se quejó mientras salía de prisa por el techo -no preocupándose por el hecho de que el campo antifantasmas se encontraba desactivado- voló tan rápido como pudo hasta ver el inicio del edificio Fenton— doce de la noche, bravo Daniela, ahora sí me van a matar.

Se detuvo en el pórtico y dudó un poco en introducir la llave, hasta que por fin se decidió y abrió la puerta, sabía que si era tan tarde de seguro sus padres habrían ido por ella a su había y muy probablemente ya sabrían sobre su ausencia, no quería hacer parecer que entraba por la ventana en la noche o eso le causaría más problemas. Entró con cuidado asomando únicamente la cabeza y ahí en la sala vió a sus padres tomando algo mientras veían alguna serie, su madre giró al verla entrar, pero no pareció molesta como ella esperaba, así que entró por completo.

—Hola mamá, hola papá— sonreí poniendo la mejor mirada inocente que tenía, pero me sorprendí al ver que pareció no haber sido necesario.

—Hola hija —dijo mi papá mientras giraba a verme con una sonrisa. Esto de verdad es muy extraño ¿Qué rayos les sucede? ¿Acaso yo vi mal la hora?— ¿Cómo estuvo la tutoría con Vlady?

¿Tutoría? ¿De qué rayos me perdí?, pensé, pero no tenía tiempo de ponerme a cuestionarlos, sólo quería pasar desapercibida.

—Ah muy bien, me ayudó bastante —fue lo único que atiné a decir sin delatarme de ninguna manera.

—No escuché su auto en la entrada ¿Viniste sola? —preguntó mi madre, ahora un poco molesta.

—No, no, sólo me trajo en otro auto, dice que le gusta que sea más silencioso —quise golpearme el rostro de lo tonto que sonó aquello, pero no sabía qué más decir.

—Ya veo, que empático es Vlady, de verdad es muy considerado en ayudarte con la escuela —dijo volviendo la vista a la televisión.

—Sí… así es —dije dudosa, mientras me acercaba a la escalera— Iré a dormir, estoy agotada de estudiar.

Avisé mientras subía corriendo las escaleras.

Ví de reojo cómo mi madre me veía con duda antes de perderla de vista, aún no le agrada Vlad y no es para menos, yo aún le guardo un sentimiento de odio por lo que me hizo en su experimento de clonación.

Viejos enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora