Jason: 2016

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En alguna película que Jason no recuerda del todo, escucho una frase que se quedó con él.

La vida es una serie de programas de mierda, con comerciales de felicidad.

Sabe que probablemente los escritores de la película no vieron mucho el significado de esas palabras y tan solo las colocaron porque creyeron que sonaban bien, pero para él eran una verdad.

Con un papá de mierda y una madre drogadicta, su mundo realmente era un programa de mierda, hasta que conoció a Bruce y sus primeros comerciales largos llegaron. Ser Robin fue un comercial digno de recordar, hasta que este se acabó como estaba destinado a suceder y un payaso consiguió que su mundo volviera a su programación habitual.

Cuando volvió a la vida no espero volver a tener comerciales nuevamente, honestamente pensó que el programa de porquería que era su vida se convertiría en uno de venganza y luego... Luego el resto de una vida mierdosa. Pero luego Ange y Dami aparecieron, y aunque los momentos con ellos en los que realmente eran felices parecían verdaderos comerciales, por su corta duración, aún así atesoro cada uno de ellos.

Y ahora que el comercial podía extender su duración de forma indefinida no quería que terminará, era egoiste e infantil, pero nunca dijo que no fuera esas cosas.

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Intento lo mejor que pudo no hacer ruidos cuando entró al departamento, maldiciendo cuando su casco cayó al piso haciendo un ruido sordo, y antes de poder prender la luz para ver donde cayó y recogerlo alguien más la prendió por él.

— Tengo el botiquín. — Dijo Ange caminando hasta él para guiarlo al sofá quitando su chaqueta para esperar que el se quitara su camisa y poder atender las heridas en su piel causadas por sus actividades nocturnas.

— ¿no estas enojada? — Pregunto mirando su casco en el suelo a un lado del sofá, apretando sus dientes cuando sintió como la menor comenzaba a tratar sus heridas.

— ¿Porque debería estarlo? — Contestó concentrada en su tarea actual.

— Por no decirte a dónde voy o que hago, como me hice estas heridas o y por volver a las cuatro de la mañana como un desastre andante. — por un segundo las manos que trataban su cuerpo se detuvieron y la castaña finalmente levantó su mirada encontrándose con sus ojos.

— Se perfectamente donde estabas y que estabas haciendo.

— Por supuesto que lo sabes. — Refunfuño riendo sin gracia.

— Y además... Creo que necesitas esto. — pareció pensar en algo y Jason pudo ver el tormento en sus ojos. — Estuve en tu cabeza ¿recuerdas? Tu venganza contra el payaso y Batman... Es algo que necesitas para seguir adelante, me guste o no.

— ¿no apoyas mi venganza? — Pregunto a la defensiva sentándose derecho. — ¡porque tu más que nad—fue callado por unos suaves y dulces labios sobre los suyos, y por un segundo pudo jurar que el mundo se detuvo a su alrededor.

— No apoyo el que mi familia salga herida. — Dijo con firmeza antes de volver a su tarea de arreglar al mayor.

— ¿familia? Pensé que la familia no significaba mucho para ti... Con todo... — Murmuró cambiando el tema, no queriendo ahora procesar todo lo que ese beso significó o le hizo sentir.

— Escogemos a nuestra familia, si algo me enseñó mi Madre fue eso. — Respondió terminando de cerrar su última herida. — Yo escogí a Damián, y a ti, y lo sigo haciendo todos los días. — Comenzó a guardar las cosas del botiquín. — Buenas noches Jason. — Se despidió una vez terminó de guardar todo parándose del sofá solo para ser detenida por una mano sobre su muñeca, antes de poder reaccionar otra se cerró detrás de su nuca atrayendo la al antiheroe, uniendo sus labios una vez más, en un toque casi superficial.

Really, Still not a hero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora