Jason: Junio 2018

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Hace meses que las calles de ciudad Gótica se habían vuelto más sucias y solitarias a su parecer. Como persona nacida en Gótica sabía que probablemente las calles no habían cambiado desde el día en que nació, o desde décadas antes de eso, pero aún así no podía evitar la sensación, de que alguna vez estas calles vieron mejores días y más brillantes donde algo de esperanza de un mejor mañana no era un sueño totalmente descabellado.

Sus pies prácticamente moviéndose por su cuenta lo llevaron al cementerio, y desde ahí con pasos lentos y pesados lo dejaron frente a su tumba, junto a la cual yacía la tumba de la única persona que a su parecer podía iluminar una ciudad tan deprimente y corrupta como Gótica.

— Ni siquiera se porque me molesto... — Murmuró al dejar las flores en el césped donde debía estar su ataud pero no estaba su cuerpo.

Por unos segundos se quedó solamente mirando la lápida pensando en que alguien como Ange merecía estar enterrada en algún lugar mejor, quizás Ras o su extraño hermano, —quién robo su cuerpo aún seguía siendo un misterio —si la enterraron en un lugar más bonito, un lugar con un árbol que diera sombra en el verano, y muchas flores, algo colorido, a ella siempre le gustaron ese tipo de lugares, de seguro sería feliz al poder descansar ahí.

— Dami está bien... Lo siento, se que debi quedarme lo, pero todo a sido... Demasiado y se que dirías que son excusas pero soy un desastre, no puedo cuidar de él... Demonios no puedo cuidar de mi mismo, yo solo
... Lo siento. — Se disculpo pasando saliva sabiendo lo inútil que era hablarle a una tumba vacía.

Esta era la primera vez que visitaba su tumba luego del funeral y ahora entendía un poco mejor porque Bruce lo enterró donde lo hizo o porque no volvió, esto era mil veces más difícil de lo que pensó.

— No diré que lo siento por no haberte salvado... Porque probablemente me acoses en mis sueños para patear me el trasero... No que no lo hagas ahora. — Paso una mano por su cuello nervioso, Dios esto era patético y no le ayudaba para nada, pero tal vez no debía ayudarle, quizás se merecía sentirse como basura por fallarle a una de las pocas personas que vio algo bueno en el y no se rindió.

Cerro los ojos un segundo y una corriente de viento pasó por su rostro, abrió lentamente los ojos notando que al otro lado del cementerio se encontraba una chica con una sombrilla. Traía puesto un vestido azul del mismo color que su sombrilla y zapatos, que iban bien con su largo cabello negro, por un segundo sus miradas se conectaron y aunque Jason estaba seguro de que jamás vio ojos azules de esa tonalidad, también estaba seguro de que los conocía, una pequeña sonrisa nació en los labios de la extraña quien se giro para irse.

Redhood quedó paralizado en su lugar hasta que por instinto nuevamente y con el corazón en la garganta sus piernas corrieron en busca de la chica.

En cuanto salió del cementerio miró a todas partes en búsqueda de que dirección tomó, viéndola a su derecha parada a unos cuantos metros de él como si estuviera esperando, no se tomó el tiempo para considerar que significaba esto y tan solo volvió a correr en su dirección sin importarle la gente u obstáculos en su camino, con la única meta de encontrarla.

La siguió por varias calles y quizás debió cuestionarse como es que lograba adelantarlo tal fácilmente cuando llegaron a un callejón algo alejado del resto, noto que este era uno de los puntos ciegos de la ciudad... ¿Le guió a una trampa? ¿Pero como sabia que le iba a seguir? Varias interrogantes le hicieron parar antes de adentrarse más en el callejón, y al parecer eso no era lo que la contraria quería ya que cuando dejó de escuchar sus pasos ella también se detuvo.

— ¿Quien eres? — Pregunto en cuanto tuvo su atención y ella se mantuvo de espaldas por un segundo. — ¡¿quién diablos eres?! — Volvió a preguntar esta vez más colerico y aunque había dejado de correr su corazón parecía seguir latiendo a mil por segundo.

Really, Still not a hero. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora