HOLISSSS GENTE DE AMERICA!!!! Hoy les traigo este capítulo el cual explicara un poco los sentimientos de Elsa, sin más que lo disfruten:
"Así que, ¿cuándo crees haber comenzado a desarrollar sentimientos por ella?"
"Realmente no quiero hablar de esto, doctora."
Silencio.
Un suspiro. "¿Me hará hacerlo, verdad?"
"No voy a obligarte a hacer algo con lo que no estés cómoda."
"No estoy cómoda con nada."
Más silencio.
"Está bien. Solo empieza desde el principio, Elsa."
El aula era cálida. Tenues chirridos se filtraban por el manchado vidrio, el tic-tac de un reloj el metrónomo para su dulce melodía.
Elsa se sentaba en el pupitre en la más lejana esquina de la habitación, inclinada sobre un cuaderno a cuadros, un lápiz volando a través de una página en un baile de cifras. Manchas grises yacían en las yemas de los dedos de su mano izquierda de los incontables viajes que habían tomado sobre los cálculos ya escritos, ayudando al lápiz de su derecha en su paso a la respuesta.
Garabateando un número final, Elsa se echó hacia atrás, exhalando triunfantemente, la soledad siendo el único lugar en donde se sentía lo suficientemente cómoda para mostrar esa confianza.
La campana había sonado hace horas, pero ella se había preparado, escondiéndose en un salón vacío mientras un mar de estudiantes se derramaban fuera hacia los pasillos, sus risas y charlas golpeando como olas contra la puerta cerrada. Elsa se aferró a su escritorio como si fuera una boya en la tormenta de intranquilidad enturbiando dentro de ella.
Poco a poco, los estudiantes salieron de las puertas principales de la escuela, dejando a la chica en su santuario mientras ella encontraba consuelo en la gruesa encuadernación de su libro de texto, siguiendo su usual rutina de esperar a que el flujo y reflujo de personas disminuya hasta que pueda pasar inadvertida.
Cerrando tranquilamente el pesado libro, pasó suavemente sus dedos por las aseadas e impecables marcas en la portada, deseando poder entender al resto del mundo tan bien como entendía esos números.
Suspiró, recogiendo sus cosas antes de moverse a la puerta, mirando por la pequeña ventana de vidrio para asegurarse de que el pasillo estaba despejado. Viendo que carecía de nada más que iluminación y un linoléo suelo, salió del salón, gañendo y llevando sus libros hacia su pecho cuando vio una figura sentada en el suelo a solo unos metros de distancia.
"Hola, " dijo la brillante voz de su hermana. "Me preguntaba en dónde te habías metido."
Elsa no dijo nada mientras miraba a Anna levantarse, una desaliñada trenza descansando en un hombro, su bolso sobre el otro, ojos risueños, verde-azulados, mientras arrugaba la nariz en una sonrisa.
"Consiguiendo ventaja en tu tarea, ¿eh?" preguntó. Haciendo un ademán con los ojos, "No sé porque siquiera necesitas hacerla. Eres tan inteligente, deberían darte tu diploma y ya dejar que te gradúes." Dio un paso hacia Elsa. "De todas formas estás destinada a cosas más grandes que esta tonta y vieja escuela.
La chica mayor sintió la comisura de su boca levantarse ante las palabras de aliento de su hermana. "Gracias, Anna, " dijo en voz baja. Frunció el ceño. "¿Por qué aún estás aquí? ¿Tuviste práctica de lacrosse?"
Anna negó con la cabeza, cruzando los brazos flojamente y recargándose en la pared a su lado, arqueando una ceja a Elsa. "Pues no. Estoy aquí porque alguien tiene que asegurarse de que vayas a casa sin ser absorbida por las malvadas garras de la biblioteca en el camino, " sonrió, con una mano levantada para hacer un gesto como de garra. "Rawr, " gruño.