La pelea

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Ahora ellos eran dos. No podríamos ganar de esta forma. Solo habíamos entrenado para ganar a uno de ellos y ahora sabía nuestro plan. Sería imposible vencer ahora. Habíamos perdido y la pelea ni siquiera había empezado.

-veo que ahora ya no sois tan valientes-dijo la sentencia.

-¿por que lo has hecho Henry?

-siento defraudaros, pero es por un bien mucho mayor-dijo Henry- sino lo hubiese hecho ya no habría planeta Bambú. Este anillo iba a ser usado por el gran consejo para limpiar las calles. Los del colegio llevaban chips que controlaban sus mentes. Yo rompí el mío, aunque ahora me e dado cuenta del poder del anillo y no dejaré que os lo llevéis.

Ahora si la pelea empezó aunque claro está que nosotros teníamos una desventaja considerable. Pero lucharíamos hasta el final. Nos desplazamos rápido a su espalda. Tendríamos que atacar desde atrás.

David saltó contra las sentencia. Y este lo golpeó con su martillo. Un resplandor apareció de la nada. ¿Estaría muerto David? Volví a mirar y lo que vi allí me dejó atónito. Air retenía el martillo con los brazos entrelazados.

-¡Air eres tú!

-claro, los héroes siempre llegan en el último momento.

Había sido increíble. En menos de un segundo había aparecido y retenido el ataque. Seguidamente saltó Pablo. Y golpeó con su pierna la espalda de la sentencia desestabilizándolo. Pero sin hacerlo caer.

Henry agarró a Pablo. Y lo lanzó tan fuerte y tan lejos que destruyó varios árboles que se amontonaban en un lugar. Si lográbamos llevarlos hasta ahí tendríamos ventaja terrenal sobre ellos.

Parece que Rex también si dio cuenta porque nos reunió y nos dijo exactamente eso.
Atacamos con fuerza y energía y e aquí un resumen de los últimos minutos: paliza, con solo una palabra se describe perfectamente lo que pasó.

-venid aquí, ¡ya!-dijo Rex.

-puede que ellos sean muy poderosos, pero nosotros ya llevamos tiempo juntos. Así que ahora quiero que salgáis ahí y luchéis como un equipo.
-porque la guerra no se gana sola la guerra la gana el equipo después de esfuerzo lágrimas y sangre.

-haced que la gente que os a menospreciado tiemble al escuchar vuestro nombre.

Los ánimos se elevaron de una forma increíble. -Pablo, ya es la hora.

-si

-¡tormenta de espadas!

A continuación mil truenos surcaron el cielo las nubes y la niebla lo cubrieron todo y finalmente... ¡millones de espadas cayeron hacia ellos! Los rayos caían a tanta velocidad contra el suelo que parecía simplemente que no se iban de ahí. Formaban un círculo.

No podrían salir de ahí y las espadas acabarían con ellos. La sentencia empezó a golpear el suelo a diestro y siniestro perforándolo lentamente mientras pobremente Henry usaba un escudo para desviarlas.

Poco a poco su escudo cedía y las espadas entraban. Pero ellos iban saliendo de su prisión a golpes contra el suelo. Pensábamos esperarlos cuando salieran exhaustos de allí.

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