Capítulo 10: ¿Esto fue...?

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Las cosas comenzaron a ponerse más intensas. Cuando abrí los ojos, Ángel estaba arriba de mí, completamente desnudo, no pude controlarme y le empecé a besar el cuerpo, lo cubrí con mis brazos. Estaba muy excitado por la escena que no quería que acabara, giramos por la cama un buen rato, pero cuando baje la mirada me di cuenta de algo.

- ¿Y tu herida? - Cuando le pregunté, en un instante todo se detuvo.

Desperté... ¿no?

- ¿Qué está pasando? - Dije cuando un abismo de oscuridad me rodeó - Se supone que tengo los ojos abiertos.

- ¿Ángel?... ¿Emmanuel?... ¿Jeremías?... ¿Dónde están? - A gritos busqué. Sentía que caminaba pero a la vez me quedaba en el mismo sitio de siempre. De alguna forma ya estaba vestido.

Lejos ví una luz, enfoqué mi vista en ella, pude ver a Ángel, y de la emoción de verlo corrí lo más rápido que pude.

- ¡ÁNGEL! - Él pudo escucharme y volteó a verme - ¡Qué alegría verte!

Pero mi velocidad bajo cuando noté lo que le pasaba, mi rostro cambió de emocionado a perturbado. Ángel tenía en su abdomen el cuchillo que le habían enterrado, sus manos estaban cubiertas de sangre y de repente cayó al suelo.

- ¿Q-qué?, ¡NO! ¡ÁNGEL! - Mi cuerpo estaba temblando del miedo.

De pronto todo el fondo de oscuridad se iluminó, estaba en la escuela, en el tiempo exacto donde la gran multitud se acercaba. Ví a Elías con rostro despiadado y una sonrisa maldita, estaba agachado mirando a Ángel. Inesperadamente giró a verme y corrió hacía mí. Me cubrí la cara fuertemente con los brazos; sin embargo, antes que me tocara, el escenario se fragmentó y volví a la oscuridad absoluta.

- ¿QUÉ SUCEDE?, ¿POR QUÉ ESTOY VIENDO ESTO? - Exclamé en fuertes gritos de terror.

Una voz comenzó a llamarme. - ¡Ryan!... !Ryan! - Podía reconocerla, era Ángel buscándome en la inmensa nube negra. Corrí hacía esa voz con desesperación, el volumen aumentaba, me estaba acercando. Cuando llegué, ahí estaba él, no pude aguantar y lo abracé con mucha fuerza.

- Oye, ¿qué haces? - Preguntó disgustado.

- ¿Q-ué hago? - Me puse nervioso. El fondo volvió a cambiar, ahora estábamos en su habitación.

- No hagas eso - Dijo después de apartarme de él.

- ¿Qué? Pero... ¿pensé que te gustaría verme?

- Pues, sí, pero no me gusta que me abracen.

- ¿No te gusta? Si el día en que nos conocimos nos abrazamos.

- ¿Qué? No, debiste haberme confundido.

- Para nada, eras tú, es más, ahora tu y yo somos...

- Sí, ya se, mejores amigos, ¿no? - Interrumpió de forma arrogante.

- ¿EH? ¡NO! ¡Somos novios!

- ¡GUAU! ¿QUÉ? - Contestó muy exaltado -. Jamás sería pareja de un hombre porque... no - soy - gay, ¿entendiste?

Sentí un vacío en mi corazón y un frío extremo corría por todo mi cuerpo. Mi respiración se intensificó. - No, no es cierto... ¡Fuiste tú quien me lo propuso! - Mi miedo se había convertido en ira, y también liberaba unas cuantas lágrimas.

Después, me levanté de golpe, estaba otra vez en la habitación de Ángel con las luces apagadas, acostado en su cama y cubierto con la sábana.

- Fue solo una pesadilla - Dije con alivio.

La puerta estaba abierta y dejaba pasar la luz de la sala, busqué a Ángel dentro de la habitación pero no estaba, me puse los zapatos y salí en silencio del cuarto. En la sala habían tres personas, me acerqué un poco más para distinguir quienes eran.

Los dos caminos del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora