Palabras vacías

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Era un día como cualquier otro para Gerald, actualmente se encontraba en un pequeño pueblo a las afueras de un reino del norte, le daba igual los nombres de los reinos ya que viajaba a diario, si era un reino importante entones le incumbía sino no era de su importancia. Acababa de matar a un monstruo para reclamar la recompensa de los pueblerinos u obtener algo de dinero y lo llevaba en el lomo de Sardinilla su leal yegua mientras el iba a pie guiándola cuando mientras pasaban por los árboles y el camino para llegar a los inicios de dicho pueblo en una cabaña pasaba algo que llamó su atención aunque solo podía ver sombras ya que lo que estaba pasando estaba ocurriendo detrás de la cabaña -Por favor déjenme en paz, lo único que hago es tocar y cantar algunas historias no e hecho daño a ....- pero no acabo de decirlo porque al parecer habían golpeado a la persona o cosa que había atrás, Gerald se detuvo y comenzó a amarrar a Sardinilla al árbol más cercano -Ese es el problema, ustedes y sus estúpidas historias, solo dañan la mente de las personas- se escuchó otro golpe, ahora sí que tenía que intervenir, sacó su espada y fue acercándose poco a poco sin hacer ruido -Son como una plaga, esparciendo historias fantásticas... como si no tuviéramos suficientes con las abominaciones que ya hay- se escuchó otro golpe, o más bien una patada y un gemido de dolor "Hasta aquí" pensó Gerald y sacó su espada dando un paso enfrente para salir de la oscuridad y señalar con la espada a los atacantes. Vio que era un joven vestido en telas finas, con un sombrero tirado a un lado con una pluma en el tope "un trovador" pensó , que estaba tirado en el piso con la cara llena de sangre acorralado contra una pared, enfrente de él estaban dos hombres vestidos en armadura, uno con el instrumento del muchacho partidos en dos en ambas manos, ya suponía lo que pasaba -¿qué esta pasando aquí?- preguntó, los guardias al ver su espada desenfundaron las suyas que ahora iban dirigidas hacia él en vez de al joven -No te incumbe foráneo- y fue así como los dos se lanzaron hacia el, pero claro que no eran rivales para Gerald de Rivia que con su espada y unos cuantos movimientos los acabaría en segundos, la espada venía directo a su cara,se agacho se volteo y lo pateo, el siguiente lo intentó atacar a los pies pero el bloqueo con la espada, el intento atravesarlo por el pecho pero Gerald lo rodeó y atravesó su espada en el pecho del hombre haciendo que este cayera muerto. Se giró justo a tiempo para esquivar el golpe del último hombre, luego con el mango de su espada le dio un golpe en la nuca haciendo que se desmayara. Ya que lidió con los hombres se acercó al muchacho que se había acurrucado en la pared esperando que no le hicieran algo más -Tranquilo no te haré daño- le dijo incoándose frente a el, el muchacho lo volteó a ver de arriba a bajo y su mirada se detuvo en su collar -Eres un brujo- le dijo, Gerald suspiro y asintió -que observador, ahora ¿porque te atacaron esos hombres?- le preguntó con una cara seria -yo... yo solo estaba tocando en esta taberna cuando llegaron estos dos soldados y me trajeron aquí afuera, luego me golpearon y rompieron mi bandurria, desconozco la razón pero había escuchado de rumores que los soldados andan desapareciendo a muchos trovadores.... y aún así fui tan estúpido como para venir aquí - dijo el muchacho mientras decía otras cosas que Gerald ya no escuchaba; se levantó y fue hacia el tipo que había noqueado, lo arrastró hacia un árbol y lo amarró con una soga que encontró por ahí luego de los establos tomo un poco de agua en un balde y se lo echo en la cara -¡Que rayos!- gritó el hombre pero antes de que siguiera gritando Gerald cubrió su boca con la mano -Cállate  y escúchame bien, ¿porque soldados del reino quisieron acosar a un trovador que tocaba pacíficamente en una taberna?- le dijo y le quitó la mano -Pudrete- le dijo y escupió sobre el, Gerald se empezaba a molestar  -Respuesta incorrecta- y después sacó una daga que tenía y se la clavó en el hombro, el soldado grito y Gerald le metió un tapo en la boca -Dime lo que necesito y detendré esto- le dijo y retorció un poco más la daga, el hombre sufría eso sin duda pero el seguros hasta que le dijera, al fin después de algunas retorcidas el hombre asintió y Gerald le saco el trapo -Aghhhhh.... el.. el rey.. no quiere más fanfarrones en sus tierras... ¡no más trovadores que divulguen historias ridículas y falsas de monstruos como tú brujo!- Gerald le encajo más la daga, este hombre se arrepentiría de sus palabras -¿Que más?- le dijo sombríamente sin soltar la daga -Ordenó... ordenó que todos los trovadores sean enviados a las mazmorras de los palacios o si lo considerábamos ejecutarlos al momento... y no es una orden solo de este reino, todos los reinos del norte están de acuerdo y hay soldados en todas las fronteras... esos fanfarrones no tienen escapatoria, no volverán a alabar a criaturas como tú- Gerald encajo un poco más la daga -¿Que pasa cuando son llevados a las mazmorras?- seguía precionando, necesitaba información -Ghhhh... ima...imagínatelo tu, jajaj...- fue suficiente para Gerald que lo volvió a noquear pero esta vez con un golpe en la cara, el soldado cayó hacia delante -Esto no es bueno- se dijo y se levanto para preparar de nuevo a Sardinilla -Oye espera, me salvaste la vida, gracias brujo, yo sabía que lo que dicen de ti es mentira, eres justo, una nueva canción se me acaba de ocurrir...- pero fue interrumpido por Gerald que le puso una mano en su boca -Ya oíste al hombre, huye de aquí ve a los reinos del sur y busca refugio, mejor desaste de esa cosa y no cantes hasta que estés seguro- le dijo refiriéndose a la bandurria rota en brazos del muchacho mientras se subía a su yegua -Espera ¿al menos puedo saber tu nombre?- le preguntó pero Gerald ya había comenzado a cabalgar hacia el bosque dejando al muchacho atónito.
Mientras Gerald cabalgaba no podía dejar de pensar en las palabras del soldado, si estaban en busca de trovadores sin duda irían detrás de Jaskier y conociéndolo no tardarían en atraparlo y llevarlo a las mazmorras para hacerle quién sabe que horrores. A pesar de todo lo que le había dicho aquella vez fuera de esa cueva en la montaña la verdad era que el era alguien importante para el, ya lo había herido una vez, lo mínimo que podía hacer era salvarlo... solo esperaba que no fuera demasiado tarde.

Mi único amigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora