2. La luz aparece en la mayor oscuridad

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La débil luz del faro destelló sobre sus ojos cerrados trayéndolo lentamente a la realidad, un destello, dos destellos, el tercero fue imposible de ignorar y tuvo que abrir los ojos frotándolos fuertemente. Se había quedado dormido pensando que iba a hacer, y cuando miró la hora en su reloj se dió cuenta que ya pasaba la media noche, se había saltado la cena, lo cual tal vez fuera lo mejor teniendo en cuenta el ambiente de la casa en ese momento, sin embargo su estómago no estaba de acuerdo. Lentamente Shun bajó a la cocina a conseguir algo para calmar su voraz apetito, siempre le pasaba después de entrenar, su estómago clamaba por mucha comida para reponer energía. Encontró una pequeña torre de pancakes en el refrigerador con una nota de su madre: "para alegrarte la noche cariño, espero que los disfrutes Shunny, con amor mamá". Definitivamente le alegraba la noche, con una sonrisa tomó el plato y calentó los pancakes en el microondas para luego llenarlos de miel a su gusto.
Mientras comía, Shun daba vueltas a su dilema, ¿que preferiría?. Sabía perfectamente que querer seguir sus sueños de convertirse en un gran fotógrafo lo llevarían por un camino de necesidades, hambre y dificultades, pero se negaba a ser el hijito de papá, con un puesto para estudiar negocios en una Ivy League solo por las conexiones de su padre. En fin, por lo pronto tenía un mes hasta la graduación para definirlo, y en un mes podían pasar muchas cosas.
La mañana siguiente, como todos los días, caminó tranquilamente hasta el colegio  observando la rutina de todas las mañanas, madres saliendo rápidamente con sus pequeños, el repartidor de periódicos entregando puerta a puerta las noticias, trabajadores apurando su café mientras conducían al trabajo. Siempre le gustaba imaginar la vida de esas personas a partir de sus caras, y sintió de nuevo esa inevitable repugnancia que le producía la idea de salir todas las montañas en traje y corbata hacia una oficina en lo alto de un gran edificio, sin atardeceres, sin colores sin cambios ni belleza, dedicándose a los números o las transacciones, tal como su padre lo hacía todos los días.
¡No! - pensó para si mismo - me ahogaría en menos de un mes, y pateando distraídamente pequeñas piedras en su camino siguió caminando con rumbo fijo, tan distraído que no notó una chica montando bicicleta a toda velocidad por la misma acera, dirigiéndose directo a un Shun cabizbajo, hasta que la colisión fue inevitable. Ambos rodaron por el suelo, Shun impulsado por la fuerza de la bicicleta cayó hacia un costado de la calle, con la bicicleta encima, el golpe lo dejó sin aliento un segundo, pero con gran agilidad se puso de pie con un salto, dispuesto a vaciar su ira cruda con el imprudente ciclista. Sin embargo la visión de la chica rubia, atlética y desenfadada, poniéndose de pie con el cabello desordenado y una luminosa sonrisa lo dejó congelado.
¡Discúlpame, no te vi! - gritó la chica con una sonrisa enorme en su rostro, y unos ojos azules que parecían ver hasta el fondo de su alma- iba completamente metida en lo mío, y de afán además, ¿te encuentras bien?, ¿nada roto?, oye... te estoy hablando.
En ese momento Shun se da cuenta que se ha quedado completamente quieto y con la boca abierta, tratando nuevamente de conectar su cerebro con su boca contesta que está bien, pero le sale un gruñido a medio camino entre un si y un ok, ¿pero que diablos le pasa?, jamás se había sentido así frente a ninguna persona, mucho menos una chica.
Rápidamente le dió la mano, y la ayudó a levantar la bicicleta en silencio. Ella sonriendo nuevamente se despide con la mano, monta su bicicleta y le dice con ternura - me alegra no haberte arruinado esa cara, seguro tus admiradoras se pondrían muy tristes, ¡adiós señor silencioso! - y con un guiño despreocupado y sacándole la lengua pedalea fuerte y desaparece en la esquina.
Shun no puede creerlo, lo acaba de arrollar un huracán de cabello rubio y ojos azules, que además de dejarlo como idiota ha tenido el descaro de burlarse de él y de su cara, ¡y él se ha quedado de piedra sin decir nada! Nunca había sentido esa sensación de querer que se lo tragara la tierra, normalmente las chicas buscaban hablar con él y siempre supo ganárselas, sonreír en el momento justo y decir la palabra precisa para lograr el objetivo que estuviera buscando. Sus amigos decían en broma que si quisiera hubiera podido tener a la que fuera de la secundaria, pero que se aburriría a los dos días. Él por su parte sentía que ninguna era lo suficientemente interesante como para dedicarle más de un día o dos de atención, siempre terminaba en lo mismo, una chica embobada por él pero que no entendía en lo más mínimo sus motivaciones o deseos, y que no era capaz de ver la belleza más allá del espejo o de su maldito o móvil.
Pero esa mirada azul, parecía que hubiera leído lo más profundo de su ser con un sólo segundo de contacto con sus ojos verdes, ¿como era eso posible?.
En medio de esos pensamientos llegó a la puerta del colegio donde rápidamente aterrizó encima de él el bólido de cabello café que era su amigo Seiya. Siempre que lo saludaba le restregaba la cabeza con el puño juguetonamente y hoy además estaba de buen humor porque grito en cuello le dijo - ¡Hola poeta!, ¿qué tal amanece el fotógrafo más amado de la secundaria hoy? -
- ¡Seiya, cállate, estás actuando como un completo idiota! - responde Shun algo incómodo, y en ese momento ve a lo lejos a Natasha, su última conquista, caminando coqueta hacia él. - ¡Hoy no! No soporto un día más de oírla parlotear sobre lo mucho que se parece su maquillaje al de su estrella de pop favorita y los últimos vestidos que ha comprado ayer en el mall - piensa, pero en ese momento siente sus brazos en su cuello y sus labios en su boca, dándole un húmedo y repugnante beso. Shun no responde, se limita a apretar los labios y quedarse quieto mirándola con mirada sarcástica, mientras ella se separa confundida.
- ¿No estás de humor hoy baby? Estas muy frío conmigo - comenta, pero entonces rápidamente Shun toma la muñeca de Seiya y sale a correr mientras le grita a lo lejos - eh, no, no es nada pero debo ir urgente a la sala de fotografía para chequear los revelados de ayer, ¿verdad Seiya? - y su amigo se ríe a carcajadas sabiendo que esta siendo usado nuevamente para esquivar una pobre chica ilusionada de la cual Shun ya se ha aburrido.
- De verdad no te entiendo hermano, eres increíble, hace tres días estabas totalmente enfocado en conquistarte a ese bombón de Natasha, todo miel y cumplidos para la chica, y pensé que ésta si te iba a atrapar, si casi te la comías a besos en el partido del martes. Dime la verdad, ¿es que acaso fue tan fácil acostarte con ell...? - no puede terminar porque Shun le mete un golpe en el hombro que lo deja dolorido. - ¡No seas imbécil Seiya!, no iba a acostarme con ella, es completamente hueca, todo lo que dice está relacionado con ropa, maquillaje o farándula, no soporto más esa charla banal y sin sentido.-
Con una carcajada Seiya se frota el hombro a dolorido - No es necesario que me golpees, solo decía, si yo pudiera no hubiera dudado en meterle la mano, ¿sabes?, pero ellas quieren al misterioso y seductor Shun, que nunca les da pie a nada más que una sesión de besos apasionados, fotografías románticas en algún lugar hermoso y al diablo. ¡Realmente no entiendo como aún caen con lo mismo!
- ¡No me digas que estás celoso bro! Si quieres a Natasha te la regalo, ahora menos que nunca me interesa lo que pueda pasar con ella.- contesta Shun con una sonrisa socarrona y sarcástica.
- ¿Cómo así que ahora menos que nunca? ¿Qué es diferente?, ¡no me digas que ya tienes otra conquista en mente!-
Frente a este comentario Shun queda serio nuevamente y frena en seco, el recuerdo de la chica rubia de ojos azules invade su mente, y sonríe de medio lado mientras sin pensarlo le dice a Seiya - No, esta vez no es una conquista, realmente quiero saber quien es ella, siento que es diferente, pero no se porqué, y sobre todo, no tengo idea de donde rayos salió-.
Y mientras pronuncia esas palabras se da cuenta de una verdad, quiere realmente saber quién es esa chica, de donde vino y qué quiere en el futuro, esta vez no es solo lo físico, hay algo en esa mirada que lo tiene cautivado, tanto como el atardecer desde los escoyos o la imagen perfecta de un cielo colorido reflejado en el agua, tanto como para realmente querer tomarle una foto de su alma.

Fin del segundo capítulo.

Un viaje al infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora