Capítulo 15.

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El segundo sábado de febrero tendría mi primera presentación, algo tan loco que no le comenté a mi familia porque sabía que no me dejarían participar.

Apenas llegué al ensayo, me preguntaron: —¿te animás a que sea nuestra primera presentación?

—Sí.

—¿Te molesta que toquemos en contra de la policía?

—Ehh... no.

Y aquí estamos, a minutos de tocar frente a un grupo grande de personas, contra la policía, teniendo riesgos de ir preso por primera vez, y apenas tengo diecisiete años, lo que me ayuda porque no me pueden tener tantas horas.

Resulta que este barrio, como todos sabemos, es muy peligroso y Pablo me comentó más o menos lo ocurrido: la policía mató "sin querer" a un adolescente de catorce años, quien era inocente, ya que el convicto que se escapó hace dos semanas era primo de este adolescente, y a él lo torturaron hasta que quedó sin vida. Era una protesta para que digan la verdad, ya que en las noticias daban diferentes versiones que beneficiaban a los de azul.

Además este pequeño concierto sería en su honor, y su madre estaría presente.

Luego de saberlo, acepté con mayor razón. Soy alguien que odia las injusticias, y creo que las fuerzas en general no ayudan en nada.

Subí al escenario improvisado sobre unos escalones de la plaza central, mientras me preparaba con mi guitarra aunque nos pidieron que esperemos un momento porque familiares del detenido querían decir unas palabras.

—Eh, creo que te buscan —dijo Dereck, e indicó, a unos metros Leandro me hacía señas.

Bajé con cuidado: —hola.

—¿Qué mierda hacés acá?

—Pensé que no te iba a ver —contesté, restándole importancia a su evidente molestia.

—Te vas a meter en quilombos, nos vamos.

—No.

—Dale, Sergio, así no sorprendés a nadie. —Tiró de mi mano.

Me solté dando pasos hacia atrás: —yo no quiero sorprender a nadie.

—Ni siquiera sabés por qué es este bardo.

—Pablo me contó —respondí molesto ahora yo, había veces que me trataba como a un nene y era lo que más me jodía.

—Si lo busca la policía es por algo, boludo.

—Son tus....

—Sí, es mi gente. —Asintió—. Pero no por eso voy a defenderlos a muerte cuando sé que hizo cosas que no están bien.

—Me encantaría que te quedés cerca para las canciones, son sólo dos.

—Sergio.

Negué y subí corriendo de vuelta al escenario. Empecé a tocar las notas en mi guitarra y las personas hacían bulla debido al tema: soy mi soberano de Gustavo Cordera, que si bien no era algo que escuchaba habitualmente, era la canción favorita del chico; y no está demás decir que está muy bueno.

Le cambiaba un poco los tonos porque mi voz es más aguda pero lo habíamos practicado mucho, entonces nos salió muy lindo.

Buscaba con la mirada a Leandro, y no lo veía por ningún lado, me hubiera gustado que estuviera presente.

Tomé un poco de agua mientras Ricardo explicaba que sólo nos quedaban un tema y nos permitieron eso porque éramos la penúltima banda en tocar.

La forma correcta de ser.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora