Capítulo VI: Apologize.

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0.6 Pedir disculpas
❝ ¿No crees qué es muy tarde para eso? ❞
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México miraba con aburrimiento como él país islámico le gritaba a su expareja sobre lo ocurrido el tres de enero

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México miraba con aburrimiento como él país islámico le gritaba a su expareja sobre lo ocurrido el tres de enero. Al escuchar tantos gritos y con la tensión en el ambiente, su cabeza comenzaba a doler de una manera que parecía que iba a explotar. Viró su vista a su amigo brasileño quien estaba igual de agobiado que él, también los demás países. No estaban todos, sólo potencias económicas o militares. Y obviamente él tenía que estar ahí, a pesar de que siempre permanecería neutral ante cualquier conflicto bélico. Su celular vibro, estaba un poco desconcertado ante eso, así que saco su celular, al leer el nombre del contacto no pudo evitar que sus mejillas enrojecieran por los recuerdos de hace tres días.

Después del abrazo, ambos se miraron a los ojos, tratando de adivinar que había ocurrido, porque se sentía tan diferentes cuando estaban juntos. Esa extraña sensación de libertad es manifestada cuando ambos están juntos, pero ¿Por qué? Acaso habían sido cautivos o estaban cegados, si la respuesta era la última opción. Después de no ver nada por tanto tiempo, verse de aquella manera era lo más hermoso que han visto hasta ahora. Bolivia desvío la mirada, una pequeña sonrisa adornaba sus facciones y él mexicano sólo lo miraba con cariño.

Debieron de bajar de la rueda, había sido un buen fin de año. No mencionaron lo que pasó en la rueda, no era necesario, ambos sabían el significado, sólo faltaba explicarlo pero necesitaban sanar, las heridas son demasiado recientes para iniciar algo. Siguieron con la cita, comiendo un poco más, bromeando y muchas cosas más. Hasta que llegó la hora de ir a casa.

Ambos habían tomado un Uber, para ir directo a la casa del boliviano. El trayecto fue ameno, llenó de trivialidades, miradas cómplices y suaves roces que los hacían enrojecer, se sentía extraño volver a vivir esa vergüenza pero honestamente extrañaban esa sensación.

Al bajar del automóvil, ambos se miraron por un momento, México esperaba algo y Bolivia trataba de decirlo, era difícil para él y un tanto vergonzoso, así que con las mejillas sonrojadas y bajando la mirada musitó:
¿Te gustaría pasar la noche conmigo?—invita gentilmente.

Pasaron cuatro segundo exactos cuando sintió que alguien lo tomaba del mentón, obligándolo a levantar la mirada, nuevamente sus ojos hicieron “click” al mirarse fijamente. La sonrisa suave y rota de México lo hacían sentir en las nubes, como un pequeño sueño dañado.
Así que ni corto ni perezoso, ambos subieron por aquellas escaleras para irse directamente al apartamento del país sudamericano, no existía entre ellos aquella tensión sexual y mucho menos ese sentimiento de poseer. Lo único que querían era no sentirse solos aquella noche. Es por eso que decidieron dormir abrazados esa noche de diciembre, la última de aquel año, para empezar el nuevo con una suave sonrisa de parte de ambos y suaves caricias en el rostro o manos.

La nave del olvido [MexLivia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora