capitulo XII: Ex.

1K 127 113
                                    


✧*̥˚─────────────
0.12, Ex.
 

   No, entiendo, es mejor que te alejes.

✧*̥˚─────────────

Podía verlo alejarse, no lo dejaría ir, no podría hacerse la idea de no estar con él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Podía verlo alejarse, no lo dejaría ir, no podría hacerse la idea de no estar con él. En un principio quiso convencerse de que México no era tan indispensable en su vida, pero, se equivocó y como duele su ausencia.

Se levantó rápidamente de la silla, apresurando el paso para llegar a él. A pesar de avanzar hacía su anatomía lo podía sentir bastante distante, cosa que lo hacía querer llorar. ¿Por qué las cosas eran tan complicadas? Lo quiere, lo quiere tanto ¿No es suficiente? Cometió un error y quiere reparar algo que está completamente roto.

Lo tomo de la muñeca, su agarre fue sutil, no quiere lastimarlo más de lo que ya está. Giro su mirada y pudo notarlo, esos lindos ojos de diferente color estaban húmedos, su corazón dolió. Rememorando el día que decidió terminar con todo, ¿Cuántas veces lo haría llorar? Mordió su labio inferior.
Te amo, lo hago de verdad es solo que... Tenía miedo de salir herido otra vez. Contigo todo es mágico, quiero intentarlo, quiero ser feliz a tu lado. Tomar tu mano y sonreír. Quiero que seas esa persona que me haga feliz, México, por favor, perdoname.

Quiso decirlo, en verdad quiso confesar lo que su corazón a estado callando tanto tiempo pero, México se le adelantó.

— ¿Por qué no lo entiendes? — su voz quebrada hizo que Bolivia aguantará sus ganas de llorar —. Yo también te amo, pero duele — se safo del agarre del contrario para quedar cara a cara con él más bajo —. Me hubiera gustado ser esa persona que te hiciera sonreír, me hubiera gustado ser  la causa de tus sonrojos, de tus nervios, de cada tierna reacción tuya. Te soy sincero — llevo su palma hasta sus mejillas para secar las lágrimas —. Pero, sé que esto no va a funcionar.

— Podemos hacer que funcione.

Las risitas amargas de México lo quebraron, y esa mirada dolida que le dedicaba lo quemaba por dentro. ¿Por qué todo se estaba tornando de esa manera tan trágica? Desearía regresar el tiempo, y darse la seguridad en el momento en el que Estados Unidos le confesó la adicción a las drogas que México tiene.

— ¿Cómo? Si todo a acabado.

— Aún no acaba, podemos remendarlo, déjame sanar tu corazón, déjame cargar con tus inseguridades, déjame ahuyentar tus miedos y déjame secar esas lágrimas.

— Bolivia, no, solo déjalo así.

Odiaba ser tan cobarde.
Odiaba ser tan llorón.
Odio no ir tras de México.
Odio no haberle dicho todo lo que su corazón gritaba en esos momentos.

Miró sus manos un momento, las lágrimas cae, empapando sus palmas, muerde su labio inferior para callar sus sollozos, no le importaba que varios países curiosos lo mirarán con tanta lástima por toda la tristeza que irradia en ese momento. No le interesa porque había dejado que aquel maravilloso mexicano se alejara de él.

La nave del olvido [MexLivia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora