Deku

Capítulo ocho: ¿Cómo sabes tanto de mí?

Todoroki miraba a su alrededor analizando el lugar. Ahora que estaban encendidas las luces y sus manos no estaban atadas, se sentía mucho menos aterrador.

El cuarto era pequeño pero cubría, en su mayoría, las necesidades básicas de cualquier persona. Incluso un poco más. Había una cama individual perfectamente tendida, un escritorio y una silla de madera, un pequeño estante con alimento y además de la puerta por la que los villanos habían salido, había otra puerta abierta que daba a un cuarto de baño completo. ¿Este lugar era para mantener a una persona secuestrada?

Pasó unos minutos planteándose qué es lo que debería de hacer, sopesando las posibilidades y los diferentes desenlaces de cada una. Durante lo que creyó que fueron varias horas, analizó cada recóndito lugar de la pequeña habitación, intentando buscar alguna trampa, cámara o algo que le hiciera entender el encierro, o al menos sentirse como un prisionero. 

Finalmente notó algo que no había intentado... Se acercó con sigilo a la puerta y tomó la perilla con su mano, lentamente y casi sin respirar giró la perilla hasta que sintió que ésta aflojaba y la puerta se abría ligeramente.

No tenía seguro.

No tenía seguro.

Todas estas horas él pudo haber salido por la puerta como si nada.

Sacó lentamente la cabeza y vio a ambos lados intentando ser lo más cauteloso posible, pero encontrándose con un largo pasillo de metal totalmente vacío, sin guardias ni nada que lo detuviera a simple vista. El pasillo se extendía varios metros hacia ambos lados y había más puertas exactamente iguales de la que él estaba saliendo.

¿Cuál era la trampa aquí?

Tenía que irse.

Podía hacerlo

Debía correr ahora.

¡Ya!

...

Sabía que debía de hacerlo, sabía que debía de huir, pero al momento de poner un pie afuera, en su cabeza resonó la voz del chico de pecas. "Si quieres saber, quédate aquí sin hacer destrozos, por favor" "No queremos hacerte daño".

Así, la curiosidad venció a su instinto de huída y, con el mismo cuidado con el que abrió la puerta, volvió a cerrarla, encerrándose dentro.

"Eres un idiota Shoto" se recriminó a sí mismo una y otra vez mientras se sentaba en la silla de madera y esperaba sin saber qué exactamente. Respiró hondo y controló sus instintos para quedar lo más quieto posible en el lugar, sintiendo cómo pasaba el tiempo, lento y sofocante.

—Perdona por hacerte esperar.— Dijo la dulce voz de Deku mientras entraba a la habitación.— Tuvimos que arreglar unos problemillas. Nada grave, no te preocupes.— Abrió por completo la puerta e hizo un ademán incitándole a salir.- Creo que un cambio de aire estaría bien, ¿no lo crees? Llevas mucho tiempo aquí encerrado.

Aún indeciso, Todoroki se levantó de la silla y caminó hasta él, sin soltarle la mirada un sólo segundo. Salió hasta quedar al centro del pasillo y giró para volver a mirar a Deku que cerraba la puerta tras de sí.

Con una sonrisa y un movimiento de cabeza, señaló a su izquierda.

—Hacia ese lado está la salida.— Hizo una pausa y, con una sonrisa más amable, señaló el otro lado.— Hacia allá está la persona que me contó tanto sobre ti.— Sus verdes ojos brillaron esperando una respuesta.

—¿Me dejarías ir, así, sin más? ¿Después de todo lo que hicieron para secuestrarme?— Todoroki hizo énfasis en la última palabra.