-Que tenemos aquí- Dice un sujeto con un traje amarillo cuerpo completo.
-Parece ser del cuerpo de asalto...- Dice otro con una libreta. -Su estado es... deplorable pero aun respira y esas marcas, parece ser que utilizó una serie de estimulantes.-
-Lo llevaremos, quiero que quemen los restos, si es necesario quemen toda el área.- Dice el primer sujeto.
-entendido capitán Harold-
-Que hemos dicho de los nombres.- Dice tomando el cuerpo y llevadolo a los hombros. -Una vez en estos trajes solo somos avispones.- Dice retirándose y subiendo el cuerpo a un transporte blindado.
-Comiencen la incineraron.- Grita el sujeto de la libreta.
El Tauris sufrió una serie de Daños que a larga podrían traer problemas.
-No puedo creer que los dejamos atrás.- Responde Laia. -Aun podemos.-
-No, él quiso eso solo nos queda cumplir.- Responde Jhon al otro lado del vehículo.
El camino se torna incómodo llegando a una antigua carrera con rastros musgo y pequeñas plantas.
-Parece una ciudad de los muros interiores pero... esta destruida- Dice Fabián mientras conduce.
-Nadie puede frenar a la naturaleza...- Replicó viendo atraves de la ventana.
-Muy bien un kilómetro y llegamos. Preparencen.- Dice Jhon tomando su escopeta.
Una vez en el lugar solo llegaron la mitad de esos 155 hombres encomendados a Anderson.
-Donde esta el resto- Digo bajando del Tauris.
-No tenemos idea, una vez dictada la orden del capitán Rafael no quedo más que seguirla... y el Capitan Anderson esta desaparecido junto a su escuadrón. - Dice un miembro de asalto que estaba llevando cuentas -Les falta uno.-
-Ya lo sabemos quiere retirarse.- Digo arrogante.
El soldado se retira rápidamente de ahí.
-Ey... Cómo así que Anderson esta desaparecido. Andrés, Catalina, Cristian todos ellos no estan.- Dice Jhon cabizbajo.
-Lo sé, lo sé...- Respondí.
-Oigan... solo hay 77 hombres...- Dice Laia bajando un equipo medico. -Debemos volver...-
-No, pronto anochecera no podemos arriesgarnos.- Responde Fabián subiendo a la torreta. -Hare la primera guardia. -
Laia sube de nuevo al vehículo a regañadientes el resto de nosotros que realmente solo éramos dos Jhon y yo nos quedamos a analizar la situación.
-Tenemos que cuidarnos, lo que hizo Stik fue un ataque suicida y los registros dicen que los infectados primero se asegurarán de matar a sus víctimas y despues los reaniaman de alguna manera.- Dice Jhon frotándose sus manos por el frío.
-Es extraño, porque no simplemente nos infectan y ya- Respondo molesto.
-Tambien tienden a tener prioridad por aquellos que tengan dos armas en sus manos y mujeres.-
-¿Lo condene?- Digo asustado.
-No, no... Stik es fuerte y hábil estamos a 18 kilómetros de donde lo dejamos puede llegar a pie... puede-
Una bengala roja se alza en el cielo nocturno iluminado una pequeña sección bastante alejada de nosotros.
-¡Bengala roja!- Grita Fabián y sacando una del vehículo dispara al cielo iluminado.
La luz roja parpadeante nos permite ver sombras que se acercan en la oscuridad y lentamente cada Tauri comienza a explotar.
-¡Tenemos que salir de aquí!- Dice Laia bajando del vehículo, una especie de espina se incrusta en su hombro a una velocidad impresionante que solo se escuchó el corte del viento.
-No, no, no- Digo corriendo a auxiliara.
-Pronto llevela dentro- Dice Jhon desplegado su escudo y impactando esas extrañas espinas en este. -Que mierda...-
-No... ¿Laia?- Digo aplicando presión en la herida.
-Estoy bien, estoy bien- Dice tomando el torniquete. -Pero soy...- Dice viendo al suelo. -Incapaz así.-
-No hay problema de eso yo puedo hacer algo, solo dime que debo hacer-
-Procura inyectarles morfina y cerrar sus heridas con vendajes...- Dice tocándose el hombro.
-¿Que son esas?- Digo viendo su cuello que se tornaría unas venas marcadas. -No no, no... ¡envenenamiento! El maletín de ella ¡ya!-
Fabián patea el maletín hasta mi del cual saco una jeringa y un frasco de un líquido azulado, este actuaria como un antídoto temporal pero se debería analizar el veneno.
-La morfina no bastará- Digo tomando mas de esas jeringas y saliendo del Tauris.
Estan atacando a distancia, arrojando grandes piedras y esas extrañas espinas. Uno que otro infectado se mete en mi camino a los cuales les disparo con la 9 milímetros.
-Vamos levántate. Te pondré esto y estaras mejor, nos vamos a casa solo aguanta.- Decía aplicándole el antídoto temporal y llevadolo al Tauri encargado.
-(Vamos... vamos podemos salvar uno más)- pense antes de que una espina se clavase en mi pierna, arrancandola y poniendo ventas y luego el antídoto continúe.
(-Vamos... )- Ya había perdido la cuenta de cuantos ayudé. -(No siento mis piernas...)- Pienso corriendo a duras penas hasta el Tauri y callendo a pocos metros de ahí... -( uno más...)- Digo arrastrando mi cuerpo.
-Continuara...-
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The infection
Science FictionAparentemente el mundo ha cambiado, pero grandes mentes surgieron de la oscuridad, llevando consigo las mas grandes de las dichas la supervivencia de su especie y la libertad se toman de la mano en esta pequeña obra.