XIV 🐦 Ni Mala Ni Santa

5.2K 192 34
                                    

Capítulo XIV Ni Mala Ni Santa
   

Relata Sanem:

Ese perfume. Esa respiración que amo. Mmmm. Que dolor que tengo en todo el cuerpo. Abro mis ojos y acá está. Abrazándome. Madre Santa. Si hubiera un momento que él no esté así a mi lado, antes prefiero morir desangrada.

Acaricio su rostro, toco su hermosa naricita. Su barba. Dormido, tan mío. Me está cuidando.

Tiene puestos unos jeans negros y una remera mangas cortas de color azul Francia. Es un Dios del Olimpo informal.

Veo por la ventana y ha amanecido. Ésta habitación es bellísima. Si no fuera que por él capáz ni entraba acá. Yo nunca hubiera podido pagar algo así.

Me acomodo un poquito y justo entra una enfermera.  Le hago unas señas que por favor no haga ruido. Ella lo ve acostado al lado mío y atina a reirse bajito.

— ¿Cómo hacés? Es muy grande tu marido, ¿no se cae de la cama? Hahahaha — me lo dice bien bajito para que él no escuche o se despierte. Yo solo me río y lo acaricio.

— shhhh siiii es verdad, es muy grandote, mi amor hahahaha — se lo digo mientras ella revisa mi suero.

— Te lo voy a quitar. Mantén la respiración. Dentro de un ratito viene el Dr para darte el alta. ¿Si? — me sigue hablando bien bajito.

Asiento y trago saliva. Auch. Qué dolor horrible. Esa aguja es una perdición.

Después de unos minutos ella acomoda todo y se vuelve a reír.

— Se nota que te ama mucho. ¿No te duele que te abrace tan fuerte? — sigue murmurando.

— Creo que me estoy acostumbrando. — le respondo.

Y se va. Me río y lo acaricio. Ella también se fue riéndose.

Las mujeres creen que es mi marido. ¿Será que algún día nos casemos?

Disfruto de su abrazo. Disfruto de su olor. Disfruto de su respiración. Disfruto que me cuide. Que me proteja. Estoy muy enamorada de todo ÉL.

Ojalá pueda soportar muchas horas sin que él me haga suya. O mimarlo o acariciarlo entero.

Tengo tantos deseos de besarlo. ¿Y si lo despierto? Ahora que puedo moverme sin tener el suero decido bajarme un poquito más a su altura. Él se acomoda un poco y yo busco en su abrazo su cara. Acaricio con mi nariz la suya, y lo abrazo bien fuerte. Qué enamorada que estoy.

Su boca está demasiado cerquita a la mía. Abro mis labios para saborear los suyos y comienzo a besarlo. Quiero ver si se despierta y ahí está respondiendo a mi dulce beso. Cierro mis ojos y abro más mi boca. Con mi nariz lo sigo acariciando y besando cada vez más. Ya soy puro fuego bajo todo su torso de costado. Meto mi mano izquierda bajo su remera por su espalda y lo acaricio mientras él se acomoda encima mío. ¿En que instante se acomodo encima mío para seguir besándome? Ay por Allah, no vamos a aguantar esta tortura de no poder mimarnos completamente.

Con mis brazos acaricio toda su espalda con mis manos bajando hasta su trasero y aprisionarlo contra mi cuerpo.

Él sigue besándome desesperado. Yo no puedo soportar nada así.

Busco acariciar su rostro con mi mano derecha y termino de besarlo para frenar un poco este terrible calor que me está quemando.

Él está excitado, siento su erección entre mis piernas.

— Buenos días mi amor. — se lo digo muy feliz de tenerlo conmigo.

— Buenos días bebé ¿estás mejor? ¿cómo te sentís?

Pasión CanEmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora