6. I don't want to miss a thing.

8.2K 485 158
                                    

Actualidad.

-¿Se puede saber dónde coño estás?- Me preguntó cabreada, cuando me resigné a contestar.

-He... He ido a dar una vuelta.

-Hace horas que me has dicho que venías para aquí. Estábamos preocupados.

-Pero si te he mandado un mensaje para decirte que vendría más tarde.

-Pero no 6 horas, Natalia, joder.

-Lo siento, pero es que no puedo, Mari. ¿No te das cuenta? Que se lo he dicho. Y ahora no puedo volver atrás.- Susurré, aprovechando que el chico había ido a pedir a la barra.

-¿Pero para qué vas a volver atrás? Le has dicho lo que tenías que decirle. Tarde. Pero lo has hecho.

-Me da miedo volver a casa.

-¿Dónde estás?- Suspiró rendida.

-Con Damion, tomando una cerveza.- Dije mostrándole media sonrisa al chico, que acababa de volver a la mesa con dos jarras enormes.

-¿Has estado con él todo el día?

-Cuando iba a ir para casa me he empezado a poner cada vez más nerviosa, y no he sido capaz. Así que he pensado en llamarlo y quedar con él un rato.- Le expliqué. -Estaba tocando en la calle de siempre, así que me he ido ahí a cantar con él. Sabes que eso me ayuda a relajarme y poner un poco en orden mi cabeza.

-¿Y lo has hecho?

-No mucho. Sigo de los nervios.- Reconocí, dándole un trago a mi cerveza.

-Natalia...- Suspiró de nuevo. -Alba lleva todo el día esperándote. Sé que tú estás atacada, pero ella no está precisamente tranquila. Así que ven de una maldita vez, porque sino vamos a acabar todas de los nervios.- Dijo exasperada.

-Joder...- Bufé nerviosa, con la mirada perdida en la espuma de mi cerveza. -En un par de horas estoy allí.- Cedí finalmente. -Me tomó una cerveza con Damion y voy.

-A las 8 en punto te quiero en el sofá. Si no estás aquí te juro que voy a buscarte, estés donde estés, y te traigo a rastras si hace falta.- Me amenazó. Y yo sabía que no bromeaba.

-¿Va todo bien?- Se interesó el chico cuando colgué. -Llevas toda la tarde inquieta.

-Sí, es... bueno, Alba.- Reconocí, quitándole importancia con la mano. -Le he dicho algo importante y como soy imbécil, me he ido sin saber su reacción. Y ahora no sé lo que me voy a encontrar al llegar.

-¿No será lo que estoy pensando?- Me miró alzando las cejas con picardía. -Porque si es así hay mucho dinero en juego.

-¿Cómo?- Lo miré abriendo mucho la boca. -¿Tú también con la maldita apuesta? ¿Iba en serio?

-No, a ver, yo no quise participar al principio. Pero cuando vi que todos se habían apuntado...- Se encogió de hombros.

-Me parece muy fuerte que apostéis con la vida de vuestras amigas...- Me crucé de brazos, haciéndome la indignada.

-Todo empezó porque María estaba segura de que os gustabais, pero África decía que ni de coña. Así que empezaron apostando con eso, y como al final todos pensábamos como María, y dando por hecho que os gustabais, hicimos la apuesta directamente en cuando os lo diríais.

-Pues después de tanto tiempo, dudo que haya ganado alguien.- Contesté algo picada.

-No te creas, Miki apostó a 10 años.

-Pero... ¿qué?- Lo miré incrédula. Yo lo mato.

-Visto lo visto, se ve que es el que mejor te conoce.- Rió, destensando un poco el momento.

AuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora