Pov Alba.
-¿Estoy bien?- Volvió a preguntar, pasando las manos de nuevo por su camisa.
-Estás perfecta. Así que deja de hacer eso, que con lo que te están sudando las manos más que alisarla la vas a desteñir.
-Joder, es que me tendría que haber puesto la camiseta azul que había elegido primero.- Bufó nerviosa, pasando esta vez la mano por su pelo, aprovechando después para peinárselo mejor, mirándose en el reflejo se su móvil. -Joder, qué pelos...
-A ver, histérica.- La sujeté de los hombros, haciendo que me mirara. -Calma, ¿vale? Que llevas toda la mañana igual. Te recuerdo por septuagésimo segunda vez que no tienes que impresionar a mi madre. Te conoce desde que tenías 13 años. Has dormido mil veces en mi casa. Has comido con ella otras dos mil. Te adora desde siempre. Y te adora con una camisa amarilla, con una camiseta azul, despeinada o calva. ¿Lo entiendes?- La zarandeé un poco, consiguiendo que finalmente asintiera.
-A mi me conoce desde los 13, pero a tí te parió ella y aún así estás de los nervios, bonita.- Me caló al instante.
-Coño, es que es mi madre.- Contesté con obviedad. -Y las dos sabemos que está un poco...- La puerta abriéndose frente a nosotras dejó mi discurso a medias.
-¿Se puede saber qué hacéis ahí plantadas cuchicheando?- Se cruzó de brazos la susodicha.
-No me he acordado de coger las llaves.
¿Y no pensabais llamar al timbre? Telepatía aún no tengo.
-Estábamos comentando una cosilla, mamá, ahora íbamos a llamar.
-Uy, ¿otra vez con los secretitos como cuando teníais 15 años? ¿Qué tramáis ahora?- Preguntó mientras me rodeaba fuerte con sus brazos, y dejaba varios besos ruidosos sobre mi mejilla.
-¿Qué vamos a tramar?- Rodé los ojos.
-¿Vosotras dos juntas?- Nos señaló al separarse, alzando las cejas. -Cualquier cosa.- Dijo con obviedad, abriendo los brazos de nuevo, esta vez mirando a Natalia con una sonrisa enorme. -¿Y tú se puede saber qué te has hecho en el pelo?
-Es que tenía calor, y...- Se encogió de hombros, mientras se dejaba estrujar.
-Cuando Alba me lo enseñó te quería matar... Con ese pelo tan bonito que tienes tú.- La regañó, separándose de ella, acunando después su cara entre sus manos y observándola con más detenimiento, provocando que las mejillas de Natalia se tiñieran de rojo. -Aunque tengo que admitir que te queda estupendo. Estás preciosa. Aunque bueno, tú siempre estás preciosa.
-Si molesto me voy.- Alcé las cejas, pero sin poder evitar que una sonrisa apareciera en mi cara al verlas así.
-Como si tú no pensarás como yo, nena, si el otro día te deshacías en halagos con su nuevo "luks".- Contestó, aún repasando con su mirada el corte de pelo de Natalia. -¿O no?- Se giró a mirarme ante mi silencio. -Dile a ella lo que me decías a mí.
-Que sí, que está guapísima.- Admití en un suspiro, lo cual hizo que la morena se pusiera aún más colorada. -¿Te crees que no se lo he dicho yo ya?
-Por lo roja que está, no lo parece.- Rió, soltándola finalmente, lo que la otra aprovechó para dar un paso atrás, metiéndose las manos en los bolsillos a la vez que bajaba la mirada.
-Mamá... Déjala, anda. Que ya me la estás poniendo nerviosa.- Me acerqué un poco a ella, rodeándola de forma casual por la cintura.
-Anda, entrad...- Se apartó de la puerta, mirándola aún divertida. -Jorge está poniendo la mesa.
ESTÁS LEYENDO
Aura
RomanceAlba y Natalia son mejores amigas desde que se conocieron el primer año de instituto. Desde entonces siempre han sido inseparables, no había una sin la otra. Pero con los años su amistad se ha visto influida por nuevos sentimientos. Nuevos sentimie...