16. Azul.

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POV Alba.

-¿¡Estás de coña!?- Gritó Marta, con los ojos como platos, llevándose ambas manos a la boca.

-Joé. ¡Por fin!- Celebró Julia, seguido de una carcajada. -¿Al final se lo pediste tú?- Me miró contenta.

-Bueno, le saqué yo el tema el día que lo hablé contigo, pero después no sabría decirte muy bien cómo fue la cosa.- Reí suavemente. -Digamos que nos pusimos de acuerdo las dos y lo hicimos.

-Lo de salir juntas.- Se apresuró a aclarar Natalia, pero la verdad es que nadie había pensado en eso hasta que ella lo remarcó.

Estaba de los nervios con la situación.

Así que con su aclaración solo consiguió provocar varías miradas y muecas divertidas en aquella mesa.

-Y lo otro también.- Murmuró María por lo bajo, consiguiendo ahora ella la atención y las risas de los ahí presentes.

Natalia carraspeó y bajó rápidamente la mirada, y como si el color de sus pómulos no resaltara ya bastante por las circunstancias, después de eso enrojeció hasta la punta de las orejas.

-Madre mía, es que no sé si me emociona más que después de tantos años estéis saliendo o que hayáis follado de una maldita vez con las ganas que os teníais.- Comentó Julia, realmente ilusionada.

-No empecéis con eso porque entonces lo dejamos aquí y no os contamos nada más.- Les advertí con algo de seriedad al ver el nerviosismo en Natalia, y hacia donde estaba derivando la conversación.

Una cosa era picarla yo en la intimidad, o en casa con María y otra muy diferente era incomodarla ahí frente a todos. Era mi mejor amiga desde hacía 8 años, conocía sus límites. Y sabía lo que le daba vergüencilla, y lo que se lo hacía pasar mal de verdad.

-Pero, espera... ¿Cuándo lo has dejado tú con Lucas?- Me miró África, que seguía totalmente desconcertada.

-El día que nos dieron las notas. Antes de la fiesta.

-Yo es que con esta telenovela vuestra me pierdo.- Bufó Dave, intentando todavía asimilar todo. -Esto es peor que un culebrón.

-Tampoco exageres.- Murmuró Natalia, antes de darle un trago a su cerveza.

Habíamos quedado todos en el bar de siempre para echar unas cañas. Estábamos ya a mediados de junio, y apetecía demasiado salir a una terracita a disfrutar del fresquito de esas noches de casi verano.

Llevábamos un par de días, desde que estuvimos en casa de sus padres, hablándolo con Natalia, y habíamos decidido contárselo ya a todos, porque aunque algunos ya estaban informados, la mayoría no tenían ni idea de las novedades, y ya no tenía sentido seguir ocultándolo.

Aunque tampoco es que hubiéramos estado escondiéndonos frente a ellos. Pero como todavía no habíamos aclarado lo que teníamos, y además Natalia no era muy partidaria de las muestras de afecto en público, más que nada porque se moría de vergüenza, simplemente las pocas veces que habíamos quedado con ellos desde la fiesta, actuábamos como siempre. Pero no necesitábamos fingir para eso, porque si le quitabas esas muestras de afecto, seguíamos teniendo la misma relación de siempre.

Sí, ahora éramos novias, pero no habíamos dejado de ser mejores amigas. Después de tantos años, nos salía solo. El ser novias era como un complemento de nuestra amistad.

-¿Que no exagere?- Le contestó el chico alzando las cejas. -Me quedé en el capítulo en el que tú eras hetero...- La apuntó con el dedo. -Y tú tenías novio.- Hizo lo mismo conmigo. -Y erais muy amiguitas porque a ninguna de las dos le gustaba la otra.

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