Capítulo 1

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Pasajeros del avión en dirección a México, favor de abordar por la puerta 5

Suspire y mire a mi tía, ella sonrió con tristeza y me abrazo por unos segundos, me soltó y fue a abrazar a mi hermano Gabriel. Después fue el turno de mi prima Verónica. Ella se separó y nos miró con sus lindos ojos azules.

–Vamos a estar bien, no se preocupen, estaremos en contacto -les guiñe un ojo a lo que ellas rieron algo nostálgicas-

Tome a mi hermano de la mano y lo empuje para poder abordar el avión.

Cinco horas, cinco malditas horas debía de estar en este avión y sin contar que le tengo miedo a las alturas, Dios esto no podía ser peor.

Todo empezó así, mi madre es abogada junto con mi padrastro, ellos tenían una oferta de trabajo y se tenían que ir a Londres, pero mi hermano y yo no quisimos ir con ellos, mi madre tomo la decisión de mandarnos con mi tía a los Ángeles, ellos no nos visitaban frecuentemente al igual que nosotros, solo nos vimos dos veces durante el tiempo que estuvimos con mi tía. Pero después de siete años ellos decidieron que era tiempo de volver y ser una familia unida, ellos volvieron a México y compraron una hermosa casa en Bosques de las lomas.

No nos vemos desde hace tres años. Christian es el hijo de mi padrastro Enrique, Christian tiene la misma edad que Gabriel, por lo que me llevan dos años, ambos se llevaban muy bien, pero conmigo no. Ellos nunca me incluían en sus juegos y me molestaban por lo que yo terminaba jugando con Mariana, una chica que vivía a tres casas de donde antes era nuestra casa.

¿estas nerviosa? -Gabriel observaba mis uñas que apretaban el asiento del avión-

Ey! Todo va a estar bien, el avión no se va a caer -él al ver que yo no me relajaba continúo hablando- ves, te dije que dejaras de ver esa estupidez de programa

Comencé a reír y me relajé un poco, Gabriel siempre sabia como hacerme reír.

-No es por eso que estoy nerviosa -él alzo una ceja observándome- está bien, si en parte es por es, pero... ¿Cómo se supone que voy a encajar en la escuela? E incluso en casa, tú sabes que yo no tengo todo el agrado de Christian.

Gabriel comenzó a reír como si le hubiera contado el chiste más gracioso de todo el mundo.

-Zue, han pasado siete años, por el amor de dios, Christian ha de haber madurado un poco, además me tienes a mí, no te voy a dejar sola

-Si, eso lo dices ahora, pero cuando veas un par de piernas bonitas no dudaras en salir corriendo tras ellas.

No era un misterio que Gabriel era todo un rompe corazones, con tan solo mirarlo te dabas cuenta, con su cabello café castaño, ojos color miel y ese cuerpo bien trabajado dejaba a las pobres chicas babeando, claro que para mí solo era Gabriel, mi estúpido hermano mayor.

Cuando la azafata anuncio que ya habíamos llegado me sentí más feliz que nunca. Después de bajar del avión Gabriel y yo comenzamos a buscar a mamá, ya que ella iba a ir por nosotros y no fue difícil encontrarla, estaba igual de guapa que la última vez que la vi.

- ¡Chicos! Pero miren cuanto han crecido, Gabriel ¡pero mira estos brazos! Cuando eras pequeño, flaco y débil no existía nada de esto, pero mírate ahora

Mamá aún seguía con su sentido del humor, ambos reímos después de lo que dijo. Pero ella parecía entretenida tocando los músculos de mi hermano, pensé que se había olvidado de mi, hasta que alzo la mirada y me sonrió

- ¡oh Zue! Cuanto has crecido, estas realmente preciosa

Mi madre estaba muy emocionada por nuestra llegada, lo que me hizo sentir muy bien. Afuera del aeropuerto estaba estacionada una camioneta muy linda. Gabriel fue en el lugar del copiloto y a mí me toco ir en la parte trasera. Por un rato mamá estuvo conduciendo con dirección a casa, durante el camino estuvimos conversando, diciéndonos cuánto nos extrañabamos y qué es lo que habíamos hecho en este tiempo que no nos habíamos visto, después de un tiempo el auto se detuvo afuera de una grande y hermosa casa, era blanca y con un hermoso jardín.

-Bueno chicos, bienvenidos a nuestra nueva casa

Al entrar, me di cuenta que los sillones eran modernos, de color negro, una televisión de pantalla plana, junto con muebles de madera que sostenía algunas hermosas plantas, las paredes estaban pintadas de blanco, todo realmente ordenado, típico de mamá.

- ¡Christian... Baja, tus hermanos han llegado! -el grito de mamá se escuchó por toda la casa y luego unos pasos por la escalera hicieron que mirara hacia esa dirección-

Frente a mi, tenía a un chico de cabello castaño, ojos color café. Sus hombros eran anchos y vestía con unos jeans y una camiseta blanca que hacía resaltar sus músculos. Dios, este no podía ser Christian, este no podía ser mi hermanastro.
Este era condenadamente guapo.

Solo eres mi hermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora