Capítulo 3

17 4 1
                                    

¿Nena? ¿Qué era eso de nena? Ese maldito Christian ¿Quién se cree que es? Iba caminando hacia mi nuevo casillero cuando una voz me saco de mis pensamientos.

-¿Zue? ¿Zue Navarro?

Me di la vuelta para ver quien me había llamado. Ante mi tenía a una chica de cabello castaño claro, ojos color café y una sonrisa en su rostro.

- ¿Mariana, eres tú?

La chica corrió hacia mí y me abrazo, yo le correspondí el abrazo.

-¡Oh por dios! que diferente estas

-Ahora yo soy más alta que tu -me puse a su lado y presumí los centímetros que le llevaba de altura-

A los nueve años Mariana a pesar de tener la misma edad que yo me llevaba unos 10 centímetros de altura.

-¿A dónde ibas?

-A buscar mi casillero, pero no lo encuentro

- ¿Qué número es?

- Creo que es el 326, deja reviso bien cual es -murmure y revise el papel que me habían dado en la dirección- si, efectivamente es el 326

-Hoy es tu día de suerte, el mío es 324

Comenzamos a caminar, Mariana era igual, aún sigue es tímida, pero sobretodo es igual de agradable. Me alegraba saber que por lo menos tenía una amiga con quien contar.

-Mariana ¿cómo sabias que yo estaba en la escuela?

-Bueno hace un rato escuche a unas chicas en el baño hablando de Christian y un chico "guapísimo" que había llegado hoy, al principio no le tome importancia, pero cuando nombraron a la chica que los acompañaba tuvieron toda mi atención. Se me vino a la mente que podría ser Gabriel y tú, así que salí a buscarlos. Primero los encontré a ellos y por cierto Gabriel está muy guapo -comenzó a reír y evidentemente se sonrojó por el comentario que había dicho- cuando los vi no perdí más el tiempo y fui a buscarte, hasta que te encontré 

Me sentí feliz porque Mariana estaba emocionada de verme y al menos sabía que no iba a estar sola por el resto de tiempo que me esperaba estar aquí en la escuela.

Luego de que Mariana me llevara a mi casillero fuimos a la clase de matemáticas. Adentro todos conversaban y reían, pero mágicamente cuando nosotras entramos todos guardaron silencio. Todas las chicas nos miraban con odio, los chicos sonreían pícaramente y otros estaban confundidos sin saber lo que miraban realmente.

Mariana paso enfrente de mí y fue a sentarse en los lugares de en medio, por un segundo no sabía que hacer así que la seguí, porque si me quedaba ahí parecería loca.

Una vez sentadas, sentía algunas miradas sobre mí, puse atención en cuatro chicas. Una de ellas era de piel morena, su cabello negro, pero tenía lindos ojos color azul. Otra tenía al cabello rubio y sus ojos eran oscuros. Las otras dos eran gemelas, tenían muchas pecas y cabello negro. Todas ellas tenían algo en común, me estaban matando con la mirada.

- ¿Por qué me miran así?

Mariana levanto la mirada un poco confundida, miro a las chicas y pareció comprender.

-Es porque te vieron llegar con Christian y Gabriel, pero tranquila cuando se enteren que son familia te dejaran de ver así.

-Buenos días a todos, lamento el retraso -el profesor entro rápidamente en el salón y comenzó a sacar papeles de su portafolio, pero se detuvo de un momento a otro como si hubiera recordado algo- Ah es cierto, casi lo olvidaba, hoy se integra una compañera, Zue ¿quieres ponerte de pie por favor y presentarte?

Me puse de pie un poco nerviosa y miré solo al profesor.

-Zue ¿por qué decidiste venir a esta escuela?

No sabía si era costumbre hacer esto porque parecía un protocolo entre todos los maestros del mundo, pero era totalmente incómodo y no entendía porque todos los maestros se empeñaban en hacer esto, como si les gustara ponernos nerviosos o como si les gustara el espectáculo que montábamos para todo el grupo. Respiré profundo y puse una sonrisa, ellas podían mirarme con todo el odio que quisieran, pero no me iban a intimidar.

-Mis padres tenían que salir de viaje por cuestiones de trabajo, así que mi hermano y yo nos fuimos a vivir a los Ángeles, a la casa de mi tía. Después de un tiempo acordamos regresar a casa y estar con nuestra familia y bueno, dicen que esta escuela es la mejor.

Comencé a contar mi "historia" de como es que había llegado hasta esta escuela, ahora estaba totalmente tranquila, ellas no me intimidaban y me agradaba que lo supieran, si algo había aprendido de mi hermano era que no dejara que nadie pasara sobre mí y al parecer lo estaba logrando y también porque Mariana tenía razón, una vez de que aquellas chicas se enteraran de que Gabriel y Christian eran mis hermanos, dejarían de matarme con la mirada.

Solo eres mi hermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora