Capítulo 11

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Los adolescentes se miraron nueva y mutuamente, como si entablaran una conversación telepática, para así levantarse de las sillas en las que estaban sentados y subir en dirección a la oficina del padre de ambos. Gold tenía la mirada seria y fría que lo caracterizaba, caminaba de forma firme. Por el contrario, en la mirada de Golden se representaba el temor y los enormes nervios que presentaba al hablar con su padre, la persona menos amigable del mundo, si quería algo, lo conseguía sin importar qué.

Una vez estuvieron frente a la enorme puerta de color blanco, se detuvieron. El casi albino volteó su mirada hacia Golden, el cuál temblaba cual gelatina. Un suspiro se escapó de los labios del mayor, para así posar delicadamente su mano en el hombro del de mirada grisácea. El mismo se sobresaltó levemente para dirigir su mirada hacia la persona que tocó su hombro, solo se notaba un poco de preocupación de Gold hacia Golden [era demasiada, solo que Gold lo disimulaba de puta madre], así que el rubio sonrió ladino.

Golden, si quieres, ve a tu habitación. Hablo yo con él y luego te informo, ¿sí?—habló su hermano, acariciando suavemente los cabellos ajenos.

—Uhm.. N-no hace falta, sé que ando como gelatina pero podré soportarlo. —murmuró el menor luego de que dejara escapar un pequeño pero casi inaudible suspiro, sonrojándose levemente por aquella acción por parte de su mayor.

Bien, pero si tienes miedo, te aferras a mi brazo

Mencionó el mayor, recibiendo un asentimiento por parte del contrario, sonrió tenue y entró a la oficina de su padre sin siquiera tocar la puerta. El rubio canoso soltó un pesado y molesto bufido ante la actitud de su primogénito. Con su silla giratoria, dio media vuelta quedando frente a sus hijos, realmente le sorprendió un poco que su hijo menor se revelara contra él, pero suponiendo lo idiota e inútil que era el mismo, se aferraría al brazo de Gold, dejando que el antes nombrado se encargara de la situación. Y tal cuál lo dije, así se hizo, Golden se aferró al brazo de su mayor mientras desviaba su mirada a otro lado que no sea su padre. El mismo retiró sus lentes de lectura, el cual colocó luego en su escritorio, se cruzó de piernas y brazos, mirando de manera cortante y fría a su hijos.

—¿Qué es lo que quieren, Gadiel y Gabriel?— Espetó con notable molestia el casi anciano.

Queremos hablar sobre el maldito viaje, Henrick. —musitó con igual molestia el casi albino.

El de mirada verdosa suspiró [Gold y Golden tienen los ojos del mismo color que los de su madre]

—¿Sobre qué tienen dudas? —murmuró frotando su sien.

El casi albino le hizo diferentes preguntas, las principales, mientras que un pequeño y un tanto asustado Golden seguía aferrándose al brazo de su mayor como si fuera lo que lo mantuviera con vida. Realmente odiaba a su padre, pero sobre todo eso, le tenía un enorme y profundo miedo, que con tan solo cruzarse con él por los pasillos, su piel se ponía de gallina y los temblores salían a flote. Luego de que el mayor de los tres terminara de responder las preguntas que le hizo el casi albino, el de mirada platina suspiró, miró a su hermano, luego a su padre y así asentir rendido en su totalidad. Cuando Henrick los corrió, literalmente, a ambos de su oficina, el rubio cenizo se deshizo del agarre que tenía con su mayor. Bajando levemente su cabeza.

—E-emm.. Gold, y-ya me voy a mi cuarto. Y gracias, por hablar con padre. — murmuró mientras comenzaba a caminar, siendo seguido de su mayor, ya que las habitaciones de ambos estaban frente con frente.

No tienes por qué agradecer, Golden. Es mi deber como hermano mayor. —Se los juro, aquello hasta mí me dolió, el ser hermanos era algo tan pero tan odioso y molesto. No poder estar juntos ya que la sociedad los tacharía por raros. Uhg, esta sociedad está totalmente sobrevalorada. Amor es amor, señores.

—Pero aún así, gracias.. —musitó el contrario, sonriendo leve.

No es nada, Golden. —mencionó nuevamente.

—B-bueno, me voy a dormir. Mañana nos tenemos que levantar temprano. Según padre. —mencionó una vez frente a la puerta de su cuarto.

Cierto, muy cierto. Bien, adiós. —habló, para qué, antes de que el rubio cenizo entrara, acunar el rostro ajeno y depositar un pequeño beso en su mejilla derecha. Al separarse sonrió muy tenue, mientras que un leve sonrojo abarcaba en sus mejillas. —Que descanses. Dulces sueños, brillitos.

Antes de que el anteriormente apodado dijera algo, el de orbes platinas entró a su habitación, dejando a un muy sonrojado y atontado rubio frente a la puerta de su misma habitación [la de Golden, por si las moscas :v]. El mismo entró rápidamente a su cuarto para cerrar la puerta detrás suyo y apoyarse en ésta, como colegiada enamorada llevó su mano a la mejilla donde recibió aquel beso. Luego de eso retiró de allí su mano, repasando lo que habló su padre con él y su hermano, sintiendo como inmediatamente sus mejillas se calentaban en demasía. Pasaría dos semanas enteras solo con Gold

Continuará...

[780 palabras]

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Ya saben lo que toca 7v7 ok no xd ¿o sí? :v.

[~I ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜ~] «Gᴏʟᴅᴏʟᴅ» [Pᴀᴜsᴀᴅᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora