[~I ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜ~] «Gᴏʟᴅᴏʟᴅ» [Pᴀᴜsᴀᴅᴀ]

Capítulo 14

Por fin llegaron a  su destino. París, Francia. El casi albino también se había quedado dormido, apoyando su cabeza en el hombro del menor. Sintió un movimiento del avión, ocasionando que se despertara. Se separó del rubio cenizo para soltar un pequeño bostezo y estirar sus brazos con cansancio. Escuchó como el piloto avisaba que ya aterrizaron, por lo que procedió a despertar a su hermano, lo que era una pena ya que se veía tan tierno de esa manera tan serena. Movió suavemente a su querido hermano, haciendo que despertara y soltara un pequeño gruñido. Entre cerró sus ojos, balbuceando algo.

—¿Y-ya llegamos, Gold? —preguntó adormilado, soltando un pequeño bostezo.

—Sí, dormilón. Ya llegamos, así que levanta y vámonos. —respondió ante aquella pregunta, soltando unas pequeñas risas ante las acciones de su menor.

Se quitó el cinturón de seguridad y se levantó de los cómodos asientos, giró su cabeza hacia donde Golden, viendo como éste seguía adormilado, tratando de quitar su cinturón de seguridad, haciendo que Gold soltara unas pequeñas carcajadas. Ayudó al menor con el cinturón y a levantarse, ya que obviamente estaba aún con sueño, para no decir que estaba totalmente dormido, andando como sonámbulo. Al bajar del avión, cargando en su espalda a su hermano, fueron recibidos por el guardia de seguridad, el cuál ya guardó las maletas de ambos en el coche.

Saludó formalmente al agente, siendo correspondido por el mismo. Caminó en dirección a la limusina, escuchando los gritos de las fangirls locas, tratando de tocarlo a él o a su pequeño y dormido hermanito, lo cuál les fue imposible gracias a los guardias, los cuales eran como unos diez o quince ;-;. Entró a la limusina, teniendo al rubio cenizo encima suyo, dormido en su completitud. Gold acariciaba la espalda y los cabellos de su hermano, admirando el tierno rostro del mismo al dormir, tan dulce y hermoso que le daban ganas de comérselo a besos allí mismo.

[…]

Una vez frente al apartamento que rentó el padre de ambos, suspiró pesado. Sí, ya Golden había despertado y al ver que estaba encima de Gold se sonrojó como un tomate, separándose del mismo algo rápido, causaba gracia al verlo de ese modo. Bueno, volviendo a la actualidad, el casi albino bajó de la limusina junto a su hermano y el guardia les entregó las maletas a ambos. Asintió y le agradeció al guardia por todo, el cual sonrió tenue y se fue. Sacó de su bolsillo trasero las llaves de dicho apartamento y abrió la puerta de éste, entrando al mismo.

—Bueno, ya estamos. Si quieres ve a ver lo que gustes, si algo te incomoda me dices. —mencionó el oji-plata seriamente, como lo caracterizaba.

—O-ok. —dijo agarrando su maleta, ya que aún la tenía Gold. Subió las escaleras, encontrándose con dos puertas en un pequeño pasillo.

Mientras que el rubio hacia eso, el casi albino cerró la puerta y dejó la maleta abajo, luego la subiría. Revisó lo que venía siendo la cocina y la sala, comprobando que todo esté en buen funcionamiento, o algo por el estilo. Cuando eso terminó, decidió subir junto con su maleta a una de las puertas, encontrándose al rubio deshaciendo la maleta, por lo que se retiró a la otra puerta, encontrándose con el baño. Gruñó ante ello, ¿su padre no les había informado sobre eso? Pues no. Volvió a la habitación, donde el rubio dirigió su confusa mirada hacia Gold. Éste entró y cerró la puerta detrás suyo, para acercarse a la cama y dejar allí su maleta.

—¿Uh? ¿Q-que pasó? —preguntó confuso y algo nervioso, mirando como su mayor empezaba a deshacer también su maleta.

—Pues.. Tendremos que dormir juntos. —mencionó con naturalidad. Siguiendo con lo suyo.

El oji-gris al escuchar aquello sintió sus mejillas arder con levedad, asintió y siguió con lo que hacía con anterioridad, mordiendo su labio inferior levemente. Dios, a parte de no saber que siente por Gold [Ya que no sabe si es un amor familiar o algo más], tendría que dormir junto a éste; sin duda iban a ser las semanas más difíciles para el oji-gris.

Continuará...

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