Capítulo 21

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El sol comenzaba a salir de entre los enormes edificios de la ciudad de Francia, iluminando todo a su alrededor. La persistente alarma de los hermanos Golden hizo que el mayor de ambos despertara de su profundo sueño, sintiendo sus párpados pesados por el cansancio que sentía. Estiró su mano hacia el celular para apagar dicha alarma, volteó su cuerpo desnudo donde Golden para así abrazarlo y cerrar nuevamente los ojos y así seguir durmiendo.

Abrió nuevamente los ojos algo anonadado, ya que sintió el cuerpo de Golden igual de desnudo que el suyo. Se sentó en la cama, teniendo sus cabellos revueltos, tratando de encontrar alguna respuesta lógica de lo que pasó ayer. Cuando finalmente recordó todo, absolutamente todo, no evitó sonrojarse y darse un facepalm. Se levantó algo rápido para agarrar su toalla más ropa limpia y así dirigirse al baño a darse una ducha rápida.

Al paso de unos minutos ya estaba vestido y peinado, agarró las llaves y salió de la casa para ir directo a una farmacia. Sabía lo que esto significaba, sabía que debía comprarle algo para el dolor de cadera que presentará el rubio cuando despierte.

¿Cómo he podido ser tan pendejo? —se regañó a si mismo mientras seguía caminando en dirección a la farmacia con prisa. —Aunque... No me arrepiento de nada... —dijo nuevamente, soltando un suave suspiro.

Al llegar a dicha farmacia pidió el medicamento para que luego de recibir el mismo, pagar y retirarse, yendo rápidamente hacia la casa.

Al llegar a ésta, luego de cerrar la puerta, subió directamente hacia la habitación, encontrándose con Golden aún dormido cuál pequeño y tierno bebé. Aquella imagen tan tierna de Golden durmiendo hizo que una pequeña y boba sonrisa se posara en sus labios. Se acercó con sigilo a la cama, para que al estar junto a su menor, acariciar los lacios y delicados cabellos del mismo, peinándolo hacia atrás, con cuidado de no despertarlo.

Joder, a veces me pregunto como es que puedes ser tan tierno e inocente pero a la vez tan lujurioso. Es algo irreal. —murmuró para sí mismo el casi albino, refiriéndose a lo de anoche, siguiendo con aquellas caricias.

Se levantó del borde de la cama, dejando la bolsa con el medicamento en la mesita de noche, y así bajar a hacer el desayuno para su querido rubio. Una vez llegó a la cocina, comenzó a cocinar lo que vendría siendo unas tostadas francesas más unos capuchinos, los cuales eran los favoritos del menor. Preparaba todo con esmero, cualquiera pensaría que aquello era tierno, y es cierto, aquellas acciones que hacía el casi albino era sumamente tierno.

Colocó el desayuno ya hecho en una bandeja, para subir nuevamente a la habitación del menor. En cuanto entró a la habitación se encontró con un Golden lagrimeando y soltando pequeños sollozos de dolor. Aquello hizo que su corazón se encogiera de una manera descomunal. Cerró la puerta y dejó el desayuno sobre un escritorio de la habitación, para acercarse rápidamente al rubio.

Golden, tranquilo. Respira hondo, cariño. —musitó el casi albino, acariciando el delicado y sonrojado rostro de su pareja.

—G-gold... D-duele, mucho. —dijo entre leves gemidos de dolor, dejándose acariciar por el mayor.

Lo sé, mi vida. Lo siento. —se disculpó el mayor, besando con suavidad la frente del menor. —Vamos, deja que te ayude a levantarte, ¿sí? —preguntó Gold, recibiendo una respuesta afirmativa por parte de Golden. —Bien, respira hondo y toma mi mano con fuerza, no te dejaré caer.

Al decir aquello, tomó una mano de Golden y la mano que tenía libre la puso en la cintura del menor. Comenzó a ayudarlo a sentarse en la cama con cuidado, escuchando los dolorosos sonidos que el de orbes grises soltaba. Al sentarlo hizo que apoyara su espalda en el respaldo de la cama, pero antes colocó las almohadas allí para que no le  duela.

¿Sigue doliendo? —preguntó. El rubio asintió con leves lágrimas en sus ojos, las cuales fueron retiradas con cuidado por Gold. —Tranquilo, te compré pastillas para el dolor, cariño.

—G-gracias, copito. —murmuró con dulzura y dolor el rubio, sonriendo sincera y dulcemente. 

Es mi deber, como hermano y pareja. —dijo besando los dulces y carnosos labios del menor, siendo correspondido al momento.

—Te amo. T-te amo con toda mi a-alma. —dijo una vez que separó sus labios de los del contrario.

Yo también, Golden. Yo también. —dijo con una leve sonrisa. Acarició un poco más para luego separarse y tomar la pequeña bolsa que contenía aquellas medicinas.

Bien, tendría un día atareado, y no por el trabajo.

Continuará...

[770 palabras]

[~I ʟᴏᴠᴇ ʏᴏᴜ~] «Gᴏʟᴅᴏʟᴅ» [Pᴀᴜsᴀᴅᴀ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora