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—Eres un ángel.— El Alfa gime, sus manos repugnantes sujetan fuertemente las caderas anchas de Louis al mismo tiempo que deja caer su cabeza sobre el respaldo del sofá de terciopelo rojo. Su traje se estira más y más con cada segundo que pasa.

El Omega ríe con coquetería. —Oh, no diga eso. Soy todo menos un ángel, señor.— La voz de Louis tiene un poderoso efecto en las personas, su cremosa esencia provoca que cualquier Alfa caiga de rodillas. Los envuelve con un tímido guiño y una sonrisa en sus labios.

La respiración del Alfa se detiene cuando Louis se frota con más fuerza sobre él, su trasero se está presionando contra el miembro del hombre. La música resuena desde los altavoces, la voz de una mujer ambienta la atmósfera del lugar. Louis rueda sus ojos cuando el Alfa gruñe sonoramente.

El dinero consume la mente de las personas. Louis está ahí para recolectarlo todo y darle a los Alfas ricos y poderosos una cucharada de su propia medicina.

—¿Qué dices si vamos a mi departamento, ángel?

Louis hace una mueca al escuchar el terrible sobrenombre. —No tengo permitido ir a la casa de los clientes.— Él actúa inocente, mirando al Alfa adinerado por encima de su hombro. Es mayor y probablemente tiene un compañero, pero ha ido al lugar de trabajo de Louis para tener una noche llena de infidelidades.

—Vamos, te pagaré el triple de lo que ganas en un día.— El Alfa apesta a desesperación. —No puedo irme esta noche sin ti entre mis brazos, ángel.

Louis asiente y le lanza guiño sensual, siendo consciente de que el nudo del Alfa está liderando esa proposición. Louis sabe como se llama el hombre y también tiene más información personal, todo lo que necesita es ponerlo un poco adormilado. Le tomó un tiempo comprender porque los Alfas mayores eran tan estúpidos, ¿que clase de Omega joven dormiría voluntariamente con un Alfa viejo y arrugado cuando en la ciudad hay demasiados Alfas mucho más atractivos?

Louis es consciente del ego que habita en los Alfas ricos. Ellos compran todo en la vida y gastan su dinero en deliciosos Omegas, Louis fue bendecido con facciones hermosas. Todo lo que necesita hacer es balancear sus caderas y aletear sus pestañas antes de que esos mismos Alfas le estén pidiendo un baile privado y comprando una bebida.



















La ciudad de Nueva York es bulliciosa como siempre. Los ciudadanos caminan en ambas aceras de la avenida, cada uno tiene sus propios deberes y su agenda del día ocupada. Es una ciudad de rascacielos en donde la élite baja la mirada y le frunce el ceño a la clase media.

Las calles son abrumadoras, pero Harry ya está acostumbrado gracias a los pocos meses que ha trabajado en la gran manzana. Fue difícil transferirse de un estado tranquilo como Maine en donde hay una tasa increíblemente baja de crímenes a un estado con "crímenes regulares" diarios.

En base a la experiencia de Harry, Nueva York tiene más accidentes que verdaderos crímenes. Ya sean accidentes de construcciones o automovilísticos, aunque el robo es el más común, especialmente el que tiene que ver con turistas. Ha habido una gran cantidad de veces en las que un turista le grita a Harry ya que le han robado su billetera o su celular, mentalmente se pregunta porque dejan olvidadas sus pertenencias en cualquier parte de una de las ciudades más pobladas del estado.

Harry siempre toma el tren para ir al trabajo, incluso con el bullicio de la mañana, él encuentra relajante el no estar atrapado en el tráfico. Sus amigos lo llaman un "Alfa suave" y Harry siempre se encoge de hombros. No le interesa no ser tan dominante como otros Alfas, él es más calmado y tranquilo. Prefiere usar la voz de la razón en vez de usar su género para dominar a los que lo rodean. Incluso con el estatus que le brinda ser un oficial, Harry no es un Alfa tan agresivo como otros que ha conocido en su vida.

Don't Call Me Angel; larry stylinson [bottom!louis] [traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora