12. Emboscada

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    — Me niego a ser Chewie otra vez. — Gruñó Siah cuando BaekHyun le entregó un walkie-talkie al igual que la vez anterior.

BaekHyun sonrió al recordar su anterior aventura, la chica lo miró con los ojos entrecerrados logrando que un escalofrío recorriese su columna vertebral, ¿acaso tenía poderes sobrenaturales que producían cosas extrañas en su cuerpo?

Kris tomó otro walkie-talkie.

— No, nada de Star Wars por esta vez, será algo simple. — Dijo el alto.

Los niños se encontraban en el aula A.5 organizándose para llevar a cabo el mejor plan que pudieron haber creado sus mentes unidas. O eso pensaban.

Presentes se encontraban: KyungSoo, el encargado de la distracción. JongDae, el vigilante y carne de cañón. Siah, la incitadora. BaekHyun, el espía. Y ChanYeol, la alerta. Por más que SunHwa quiso integrarse al equipo, Siah se negó rotundamente.

Y BaekHyun, bastante observador, como siempre, estaba seguro de que su pequeño amigo KyungSoo estaba relacionado en esa absurda pelea de gatas que su amiga mantenía. Algo se sacudió en su estómago. Definitivamente algo iba mal en él.

Y bueno, Kris, el líder de la operación.

— No llamaremos por número, más fácil y menos peligro de ser descubiertos. Así que recuérdenlos. — Se apuntó a sí mismo. — Seré uno, luego KyungSoo-ssi será dos, Siah-ssi será tres, ChanYeol-ssi será cuatro. — Por más que ChanYeol no quiso participar, fue arrastrado nuevamente al foso de la maldad, así que sólo se encogió de hombros y aceptó su número. — JongDae-ssi será cinco, y por último pero muy importante, BaekHyun-ah será seis.

BaekHyun sonrió al ser el más importante de la misión, y no sólo por que él lo creía, el mismo Kris sunbaenim lo había dicho. Esa era real satisfacción. Así que debía guardar para si mismo su claustrofobia auto-diagnosticada y continuar como un macho con la misión encomendada.

— Recuerden sus números y su misión, de esta saldremos invictos.

La confianza de Kris se les contagió a todos los presentes. Si los descubrían estarían jodidos, probablemente hasta serían echados de ese lugar, y realmente ninguno quería separarse del grupo, por lo que debían lograrlo si o si.

Te llegó la hora, Oh SeYeon.

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MinSeok se había salvado de una buena. Cuando llegó a su casa luego de la paliza que casi le dio SeYeon, estaba aterrorizado de encontrarse con su madre, gracias al cielo su nana no le había preguntado nada cuando llegó a buscarlo al colegio.

Y tampoco hubo nadie en su casa, ya que sus padres había salido a una cena de negocios, por lo que se había dado un baño y luego a dormir. Pero esa mañana le sería imposible librarse de las preguntas que le haría su madre cuando le viese ese labio roto. Ah, estaba jodido.

No quería decirle que una de sus compañeras le había golpeado, lo cambiarían de escuela si eso ocurría, y eso sería alejarse de Han, cosa que por nada del mundo quería. ¿Y si usaba bufanda para ocultar su labio? Nah, aún debía desayunar con sus padres.

Que lo descubriesen era inminente, y con lo terrible que era para mentir no se le ocurría nada que decirle a sus padres.

Bajó la escalera ya con el uniforme de la escuela puesto. Sus padres ya estaban sentados en la mesa del comedor, desayunando. Su paso fue tan silencioso que ni siquiera notaron su presencia acercándose.

— No amor, no me parece la mejor decisión. — Decía su madre. — Además, tenemos todo lo que necesitamos aquí, no seas tan ambicioso.

Su padre suspiró.

Childhood love ➡ [EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora