01. ¡Qué ridículo!

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    Minseok estaba a punto de morir de vergüenza, la profesora lo jalaba con fuerza del brazo arrastrándolo por los pasillos hacia donde se desataría su tortura y humillación.

Lu Han había reclamado cuando la mujer lo sacó del salón, pues estaba al tanto de la baja autoestima que Minseok poseía y no toleraba que se burlasen de él. Pero no pudo hacer mucho contra tal autoridad, por lo que luego de una fea mirada por parte de la profesora volvió a tomar asiento en silencio, no sin antes darle una expresión compungida a su amigo.

El pelirrojo no quería llorar, pero sus ojitos picaban. Lo único que anhelaba era correr a casa y acusar a la profesora con su mami, pero el agarre era fuerte y, aunque no lo fuese, sus piernas cortas y gorditas no le permitirían correr lejos si llegara a zafarse. Soltó un suspiro tembloroso cuando sus pasos se detuvieron frente a la puerta del salón donde había niños un grado menor.

A-5

Ah, había escuchado terribles rumores sobre esas aulas, sobre esos niños. "El infierno" lo llamaban algunos, ya que, el apodado "hijo de Satán" estaba ahí, o algo así decían. MinSeok jamás tuvo oportunidad de corroborar si eran o no ciertos esos rumores. Al parecer, su momento había llegado.

La puerta se abría lentamente, podía escuchar las bisagras rechinar, entonces el terror se apoderó de él. Sumado a su baja autoestima se encontraba el pánico escénico y los ataques de nerviosismo, no quería sudar, pero ya sentía sus manos húmedas. Estaba por suplicarle a la profesora un poco de piedad, pero ya ni la voz le salía, sólo le queda asumir su destino y la futura humillación por parte de sus donsaengs.

Cuando la puerta se abrió pudo ver el infierno frente a sus ojos, y se sorprendió de lo divertido que parecía. Un niño sonriente estaba de pie sobre la mesa de la profesora cantando a todo pulmón el himno nacional.

¿Qué?

Mientras una voz lo hacía callar desde otra esquina de la sala alegando que él cantaba mil veces mejor, entonces otro niño apareció corriendo y se posicionó junto a él, comenzó a cantar también mientras todos los demás aplaudían, y las ovaciones se dividían en dos grupos homogéneos.

― ¡Kim, Byun! ¡A sus lugares inmediatamente!― Gruñó la profesora al momento de entrar. Ambos chicos bajaron de un salto del mesón y corrieron a sus respectivos lugares luego de soltar un "llegó la bruja" seguido de risotadas por parte de todos.

Minseok habría reído también de no ser porque la mujer lo jaló del brazo para quedar de sopetón dentro de la sala, donde más de treinta pares de ojos lo observaban con curiosidad cuando la risa cesó.

― KyungSoo, te dejé a cargo para que cosas como esta no pasaran.

El tal KyungSoo era bastante bajito para tener 11 años, poseía unos grandes ojos y un aura tan oscura que llegaba a ser intimidante. Su mirada siniestra hizo temblar las piernas de Minseok.

― No me di cuenta.― Dijo para luego encogerse de hombros.

La profesora sólo murmuró algunas maldiciones. Lo hizo detenerse frente al pizarrón, a la vista de cada uno de los presentes. Minseok sentía una gota de sudor resbalar por el costado de su rostro.

― Él es Kim Minseok, su sunbae. Se comportó muy mal con su profesora, por lo que su castigo será este.― No especificó qué, sólo lo dejó allí mientras se sentaba tras el mesón que anteriormente fue escenario. Una sonrisa burlona se dibujaba en el rostro de ella.

Y es que la profesora Kwan siempre había sido así, una mujer sádica, sin corazón y que emanaba amargura. Todos en la escuela lo sabían, y esa era la razón por la cuál el directo la había enviado con el grado del aula A-5, porque quizá ella podría controlar a esos pequeños demonios. Pero al parecer no estaba funcionado como los directivos querían.

Childhood love ➡ [EXO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora