Capítulo 11 - Verdad

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—Embaucadores... eso es lo que son. –bufó molesta. No se quiso sentar para esperar las noticias que Ivanna le tenía y por las cuales le hizo salir terminar su almuerzo con Bárbara antes de lo esperado.

—No, estás equivocada. –le refutó.

—Claro que no lo estoy... ¿sabes la fortuna que les he pagado? –respaldó su posición– Esto es un pretexto para pedir más. –terminó espetando.

—Sí, sé cuanto. Pero me contactaron por la deep web –internet oculta– y me mostraron las pruebas, están en lo correcto. Debemos idear la forma, no nos queda de otra.

—Pero, ¿qué es lo que quieren? Les di acceso al celular de mi papá, ¿sabes muy bien lo que significa eso? Y vienes me dices que él no tiene acceso a la computadora central de su empresa... No y no lo creo. –seguía enfadada caminando de un lado a otro por su oficina, estaba ofuscada, no podía pensar o razonar.

—Revisé los protocolos querida –respondió su amiga sentada y algo relajada para la situación, conocía a Macarena y justo estaba esperando esa reacción por ello se adelantó a todas sus suposiciones–, también me pareció raro, por eso hice las averiguaciones. –la miró segura para demostrarle propiedad en lo que hablaba.

Macarena se serenó y atisbó un poco de calma, se sentó para prestarle atención.

—Hace dos años –continuó su exposición d emotivos–, y debido a la fuga de la fórmula de uno de tus inventos, por ese caso de espionaje industrial que te afectó, ¿lo recuerdas? –la rubia asintió– Cambiaron los mecanismos de seguridad. Fueron muy drásticos y el resguardo quedó a manos del Presidente de la Junta Directiva, el Jefe de Investigación y el inventor de la fórmula en cuestión, en este caso, tu amigo, –dijo sarcásticamente– ocupada esos dos últimos cargos, es decir, o le clonamos el celular a él o al presidente.

—Es incoherente que Papá haya permitido eso...

—Creo que él pensó que tú estarías de por vida al frente de Investigación, creo que por eso se confió en ceder ese poder dentro de su empresa...

—¡Rayos! –dijo, pero impasible, ya estaba buscando la manera de que su cerebro se ocupara del asunto su amiga le estaba daño las razones para desviar su predisposición hacia los hackers.

—Eso es... piensa. –invitó su amiga, ya aliviada.

—Sí hay que hacer lo mismo que hice con el celular de mi Papá estará muy difícil, el imbécil de G no lo paso por nada, ni modo de como acceder a su celular, y la otra opción imposible, ese señor es la mata de la desconfianza con piernas. –comenzó a dilucidar la situación en voz alta.

—Son ellos dos o será imposible. Ya me lo dejaron muy claro, porque la otra opción le costaría a la empresa un daño en el servidor y el sistema que podría costar millones por las fallas que ocasionaría, me lo dijeron muy claro, luego de que les pedí exprimir cualquier mínima posibilidad.

—¿No podemos contratar a otra persona para que se apoderé del celular de él y que se lo entreguen a ellos? –propuso, seguía pensando en voz alta.

—Quisiera que tú puedas sacar todas tus conclusiones y posibles propuestas, para que luego nos reunamos con la persona encargada y ella decida cuál sería la acción a seguir. Yo estoy ajena a los detalles. Sólo me limito a saber que hay que hacer lo que tú hiciste con el celular de tu papá.

—Benditos aparatos... no entiendo porqué crean una dependencia con ello de esta manera.

—Con el dispositivo tienen una clave digital de acceso que combina reconocimiento biométrico y reconocimiento de voz, se llaman súper claves.

Complicidad (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora