3. El camino al infierno está lleno de buenas intenciones

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No dijo ni una sola palabra mientras conducía, tampoco dirigió la mirada a su acompañante, aquella era una de las peores tentaciones que le habían puesto y si no se distraía en algo iba a caer en ella sin remedio.- ¿Por que a mi?.- Se lamentó entre dientes.

-Crowley...- El ángel hizo notar su presencia y también el hecho de que lo había escuchado. El demonio no contestó, así que volvió a insistir.- Crowley.-

-¿Qué?.- Respondió con molestia.

-Olvidaste tomar la desviación que lleva a Tadfield...-

-Carajo...- Tal vez iba demasiado distraído. Giró el volante con un movimiento rápido y se regresó por donde iba. Un poco más y ya estaba de nuevo en aquel lugar que el demonio comenzaba a odiar, parecía ser causante de problemas siempre.

Nuevamente frente a la casa de la joven pareja ahora era el pelirrojo quien llamaba a la puerta con insistencia, estaba desesperado, quería terminar cuanto antes con lo que sea que estuviera pasando. En cuanto le dieron entrada Crowley pasó como si de su hogar se tratase ante la mirada atónita de la morena.- ¡Todo esto es tu culpa!.- Le reclamó de inmediato.- No podíamos esperar otra cosa de una bruja.-

No parecía que fuera a entender razones pero aún así su acompañante entró a la casa para intentarlo.- Crowley basta, todo esto es demasiado, ¡No tiene sentido!.-

-Y por eso mismo estamos aquí.- Miró de nuevo a la ocultista quien había cerrado la puerta para que los pocos transeúntes no notaran el alboroto en el interior.- Queremos...Quiero respuestas niña.-

-En primer lugar, buenas tardes...- Habló de manera calmada la chica.- Segundo, no puede llegar a mi casa con acusaciones sin sentido. Y tercero, ¿Les sirvo té?.- Sin esperar respuesta se dirigió a la cocina.

Aziraphale agradecido por la reacción calmada de la joven la siguió. El demonio no tuvo de otra más que resignarse y hacerlo también, todo debía de tratarse de una broma de ellos, rogaba que así fuera.

-Bien entonces, ¿Me dirán por qué están aquí?.- Preguntó Anathema una vez se sentaron los tres en la mesa con una taza de té frente ellos.

-Lamentamos molestarte querida, es solo un capricho de Crowley...- Se excusó de inmediato el ángel.

-No es ningún capricho.- Refutó con molestia el mencionado para luego dirigirse a la ocultista.- Algo pasó anoche... con nosotros...-

La morena levantó una mano pidiéndole detenerse.- No quiero detalles de... algo así...-

-¿Qué?, ¡No!, No me refiero a nkg...- El simple hecho de pensarlo hacía que la mente del demonio se alejara en los pensamientos de las posibilidades. Mientras por otro lado, un rubor intenso se hizo presente en las mejillas del peliblanco pero no menciono nada. Crowley lo notó, siempre había sido el primero en reclamar que ambos no eran nada, que apenas y eran amigos.- No lo negaste...-

-¿Disculpa?.- Reaccionó aún sonriente Aziraphale.

-Siempre niegas que somos amigos siquiera y ahora con esta insinuación solo...- Lo mira de arriba a abajo.- Solo actúas así...-

-Si tan solo me dejaras explicarte...- Le reclamó ofendido el ángel.-

La ocultista solo miraba en silencio aquella 'discusión marital', preguntándose en que momento la confundieron con una gurú del amor, decidió intervenir entonces.

-¿Qué tiene que ver su relación conmigo?, Yo no hago nada de... terapia de parejas...- Interrumpió al ángel la morena.

-Vamos a hablar...- El demonio miró a Aziraphale por unos instantes.- A solas...-

Entre el Cielo y el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora