6. Condenado entre el cielo y el infierno

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AVISO: El siguiente capitulo contiene smut (sexo consentido entre ambos personajes), por lo que se recomienda la discreción del lector.

Este capitulo no afecta la trama de la historia, si no quieren leerlo pasen al siguiente capitulo en cuanto esté disponible.

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-¿Pasa algo querido?.- Preguntó el ángel después de unos segundos haciendo al demonio caer en cuenta de que estaba desperdiciando el poco y valioso tiempo que tenían en solo un abrazo.

-No es nada ángel, solo...- Se separó de él, con una sonrisa en su rostro.- Solo no puedo creer lo afortunado que soy, lo feliz que estoy de que mi amor sea correspondido por ti.- Aziraphale acarició la mejilla del pelirrojo con cariño, cerrando los ojos ante el suave tacto en su piel tomó la mano besándole la palma con amor.

-Crowley, los ángeles somos entes de amor puro, sería un tonto si no pudiera amarte como lo he hecho siempre.- Se acercó a él mirándolo a los ojos mientras hablaba.

-Entonces el tonto soy yo al nunca darme cuenta de ello...- Tomó sus manos entre las suyas sin poder apartar la mirada de él.- Siempre creí que el que no entendía eras tú pero veo que me equivoque.-

-Lo importante es que ahora ambos lo sabemos, solo lamento haber tardado tanto en decírtelo...-

-Aún así, se hace muy feliz saberlo.- Volvió a besarlo, poco a poco, disfrutando de su boca, disfrutando de él como nunca antes lo había echo. Finalmente el momento había llegado al fin, era ese pequeño momento o nunca. Hizo de aquel beso algo más intimo al acunar el rostro del ángel entre sus manos.

Sorpresivamente para él, Aziraphale se mostraba gustoso de aquel beso,  no sabía diferenciar si era por los efectos de aquel antiguo hechizo o si en verdad lo disfrutaba y eso le preocupaba, no quería pensar mucho en ello, solo quería disfrutar de el momento, tal vez luego lo averiguaría o tal vez no. Lo que importaba en ese momento era que las manos del ángel se posaban en su cintura abrazándolo ligeramente, pero antes de que las cosas continuaran a más, ambos separaron sus rostros del otro.

-Ángel, yo...- Su respiración era agitada por la emoción que su cuerpo estaba ganando. Notó que no era el único, su amado estaba igual de agitado que él, tenía un color rosado en sus mejillas que nunca antes había visto, el cual, junto con su ligera sonrisa solo hacían que su corazón latiera mas rápido.- Te amo tanto, yo... quiero todo de ti...- Logró decir en un suspiro, sin soltar su rostro.- Pero no quiero hacer algo que tu no quieras...-

Aziraphale sonrió aun más, aquellas palabras le habían enternecido demasiado, él siempre supo que muy en el fondo, había una parte del pelirrojo que era demasiado comprensiva y protectora, en otras palabras, siempre supo que era alguien a quien valía la pena amar. Tomó las manos del demonio entre las suyas sin alejar su rostro de su toque, sin dejar de observarlo.- Quiero hacerlo.-

-Pero tu bando... si se enteran..- Comentó algo dudoso el de ojos amarillos.

-Tú mismo lo dijiste hace tiempo, ya no tenemos un bando. A ellos no les interesa nada de mi o de ti, o lo que suceda entre nosotros.- Le dio un beso rápido en los labios antes de terminar de hablar.- Estaremos bien.-

No, los dos no lo estarían, pero podía estar seguro de algo, Aziraphale si lo estaría, y eso le tranquilizaba.

Volvió a besarlo nuevamente, con más intensidad que antes, como si quisiera devorarlo, lento, tomándose su tiempo, grabándose en su memoria y en sus manos cada centímetro de su cuerpo humano, tanto como fuera posible. Amaba todo de el principado, su cuerpo, sus sentimientos, su ser. Era el momento de hacérselo saber.

Entre el Cielo y el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora