Decidimos que lo mejor era trasladarnos al laboratorio del padre de Jun porque nuestros colegas comenzaron a sospechar que algo estábamos tramando. Por mucho que Jun tuviera fama, ya que era el hijo del reconocido y querido doctor Wen, no podíamos seguir corriendo el riesgo de que nos descubrieran con una persona que había sido sujeto de experimento.
Muchos de los científicos no estaban de turno ese día, así que aprovechamos la instancia para trasladarnos por la noche. Mientras Ji Hoon dormía en el auto, Jun y yo acomodamos nuestras cosas en el laboratorio. Eran casi las siete treinta de la mañana cuando él despertó; justo habíamos acabado de ordenar, así que salimos a algún lugar a desayunar. Me senté al lado de Ji Hoon y frente a nosotros se sentó Jun. El chico y yo estuvimos un buen rato intercambiando miradas cómplices, porque Jun tenía el rostro manchado con kétchup y no se había dado cuenta.
—¿Qué están planeando ustedes?
—Oye, Ji Hoon, ¿quieres ver algo gracioso? —Me acerqué a su oído para susurrarle—. Límpiale la boca con una servilleta.
—No me gusta que la gente se susurre cosas frente a mí. Es un gesto de mala educación —dijo el señor cerebrito.
Ji Hoon me miró con el ceño fruncido, como si no comprendiera de qué estaba hablando, pero de todas formas lo hizo. Jun nuevamente se sonrojó y yo me largué a reír. Ji Hoon sonrió de medio lado cuando lo vio; tal vez comprendió cuál era el chiste.
—¡Deja de decirle cosas extrañas a Ji Hoon!
—Me pregunto si eres tan inocente que reaccionas así con todo el mundo, o si sólo es Ji Hoon quien provoca esos sonrojos.
—¿Ya acabaste? —preguntó, bastante molesto.
Dejé de reír y comencé a hablar seriamente, porque era un tema que de verdad me preocupaba.
—Te conozco prácticamente desde que naciste, y jamás te he visto salir con alguien. Deberías dejar de trabajar tanto y conocer nuevas personas, conseguir una novia.
—¿Quieres que siga los consejos de alguien que se casó con la primera novia que tuvo?
—Vamos, Jun... Sólo quiero que conozcas a una persona que logre hacerte feliz. El laboratorio te ha dejado emocionalmente muerto.
Jun optó por mantenerse en silencio, porque sabía que yo tenía razón.
Una noche en la que Jun y yo no podíamos dormir, nos quedamos conversando sobre cosas triviales mientras comíamos bocadillos. De pronto, me surgió aquella pregunta, porque nunca habíamos hablado del tema, aun cuando era algo delicado e importante.
—¿Qué haremos con Ji Hoon cuando acabemos de hacerle las pruebas? No puede seguir viviendo en laboratorios, o en el bosque.
—Pensaba que tal vez podría vivir conmigo —contestó despreocupadamente.
—No sabes en el problema que estarás metiéndote si lo haces.
—Lo sé, créeme, pero no puedo dejarlo solo.
Me fui a dormir con la sensación de que algo horrible podría pasar. Todo este tiempo estábamos en constante peligro, así que no me sorprendería que algo realmente malo sucediera.
Mis oídos, alertas, captaron voces fuera del laboratorio. Me levanté con prisa para investigar qué sucedía. Entonces los oí:
—Escuché todo lo que hablaron, y no puedo.
—¿De qué estás hablando?
—No puedo ir a tu casa.
—Estarás a salvo conmigo, lo prometo.
Me asomé por la puerta y los vi a ambos discutiendo.
—Pero tú no estarás a salvo conmigo. Aún no he sido capaz de controlarme por completo.
—Te ayudaré para que logres controlarlo siempre.
—Entonces estarías perdiendo el tiempo, porque eso jamás sucederá. Tu padre tampoco logró que yo pudiera controlarlo.
Hubo un silencio incómodo, y por un momento pensé que iban a descubrirme espiándolos, pero no fue así.
—Debo irme, lo siento.
Jun lo tomó de la muñeca y lo abrazó por detrás para no dejarlo ir.
Oh, mierda... Se suponía que yo no debía ver eso. No tenía permitido hacerlo. Era algo demasiado personal. En serio desearía nunca haberlos visto, o que existiera alguna máquina que pudiera borrar recuerdos de mi memoria.
Regresé dentro del laboratorio para esperar a que acabaran con la discusión y encontraran la forma de que todo volviera a ser como antes, pero oí más gritos.
—¡No sabes lo que estás haciendo! ¡Suéltame!
—¡No dejaré que te vayas!
—¡Por favor! ¡Morirás si no lo haces!
—No me importa. Dime que te quedarás y te soltaré.
Entonces lo recordé.
Corrí hasta donde se encontraban ellos y saqué a Jun de allí lo más rápido posible, porque Ji Hoon estaba perdiendo el control. El chico retrocedió mientras nos miraba con ojos preocupados, y luego huyó del lugar.
—¡Ji Hoon, no! —gritó con desesperación, pero él no volteó ni por un segundo.
Cuando noté que Jun había perdido las fuerzas para seguir luchando, lo solté y cayó rendido al suelo, como un cuerpo sin vida. Su estado era lamentable, sin embargo lo mejor era que ese chico se fuera.
Quise ayudarlo a levantarse, pero él me empujó lejos, se puso de pie y se encerró en el laboratorio. Decidí irme a casa para dejarlo tranquilo, porque sólo el tiempo podía curar un corazón roto.
Regresé una semana después para asegurarme de que, al menos, estuviera un poco mejor, pero lo encontré emborrachándose en medio de todo un basural que había acumulado, y además olía de muerte. Me acerqué a él, y sólo bastaron segundos para que se echara a llorar en mi hombro.
Tuvieron que pasar meses para que Jun volviera a ser casi como antes, el que llegaba temprano al trabajo, el que desayunaba sólo cosas saludables, el que se aseaba todos los días y el que no miraba por la ventana con la esperanza de que alguien regresara...
También retomó su antigua investigación, así que regresamos a los bosques para extraer más plantas; eso ayudó a que respirara un aire distinto y su mente olvidara cosas que podrían haber estado preocupándolo.
El tema de Ji Hoon era tabú. Ni él ni yo lo nombrábamos, o hablábamos de algo relacionado con lo que habíamos vivido el pasado año. El laboratorio del padre de Jun volvió a cerrarse con candado, incluyendo los archivos de Ji Hoon. No me parecía correcto que Jun hiciera como si nada hubiese pasado, pero si él se sentía mejor de esa forma, entonces debía respetarlo y apoyarlo; eso hacen los amigos.
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Radioactive | JunHoon [Completa]
Fanfiction«Los científicos Wen Jun Hui y Kang Young Hyun emprenden una expedición al bosque para comenzar su nuevo proyecto botánico, pero ninguno de los dos se imaginaba que, durante su investigación, se encontrarían con un niño desaliñado, huraño y salvaje...