XIII

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Jun parecía un chiquillo inocente y nervioso cuando apareció Ji Hoon por la puerta del laboratorio. Noté que vacilaba; daba un paso hacia adelante y luego se retractaba. Finalmente, fue Ji Hoon quién acortó distancia entre ambos, ubicándose frente a Jun mientras le echaba un pequeño vistazo de la cabeza a los pies. Jun abrió su boca, pero no emitió palabras. Entonces Ji Hoon nos tomó a ambos por sorpresa cuando estrechó a Jun en un corto abrazo y dijo:

—Estaré bajo tu cuidado desde ahora.

Seguramente, el padre de Jun le había enseñado aquellas palabras. Sonaban tan adorables en él...

El rostro de Jun se veía muy gracioso desde mi perspectiva. No le dio tiempo para reaccionar cuando Ji Hoon salió del laboratorio, pidiendo que nadie lo siguiera. No pude evitar reírme, porque Jun parecía estar petrificado; incluso me pregunté si había dejado de respirar.

Nos pusimos a trabajar cuando llegó el señor Wang. Dejamos a Ji Hoon en cuarentena y encendimos el contador Geiger¹ para comenzar con las pruebas. Los tres estábamos con trajes NBQ mientras monitoreábamos a Ji Hoon. El psiquiatra dio inicio a la sesión cuando tomó el micrófono que conectaba con los parlantes del lugar donde se encontraba el chico.

—Bien, Ji Hoon. Necesito que cierres tus ojos y te concentres lo más que puedas. Ahora, piensa en los científicos que te hicieron esto, que te convirtieron en un monstruo. —El señor Wang usó palabras duras para provocar ira en Ji Hoon, pero, en cambio, su rostro lucía triste. Entonces él cubrió el micrófono y dijo—. Bueno, no era la que esperábamos, pero también puede funcionar.

Unas cuantas lágrimas corrieron por las mejillas de Ji Hoon y Jun apretó sus puños. Sabía que quería correr donde él para consolarlo, pero se estaba conteniendo para no ser un obstáculo.

La aguja de la máquina subió un tercio.

—Muy bien, ahora siente la tristeza. No la reprimas. No luches contra ella, porque no es tu enemiga. Intenta comprenderla. Pregúntate por qué la sientes.

Al cabo de algunos minutos, la aguja volvió a cero y Ji Hoon abrió los ojos. El doctor Wang se alejó del micrófono y nos explicó:

—Ahora probaremos con emociones opuestas. Él se sentirá como en una montaña rusa, pero debemos hacer que sus cambios de humor sean drásticos.

—No creo que él sepa qué es estar en una montaña rusa —comenté, y Jun me lanzó una mirada inexpresiva, la cual era peor que sus miradas de enojo.

—¿Entonces debemos hacerlo sentir feliz? —preguntó mi compañero.

—Más que feliz, debemos hacer que sienta cualquier emoción positiva. ¿Saben si tiene algún lugar que considere acogedor?

—Nada de eso —intervine—. Deja que Jun se encargue. Ve allí y haz lo tuyo.

Creí que Jun se molestaría conmigo, pero caminó hacia donde se encontraba Ji Hoon, con la cabeza descubierta.

—Hola —saludó cuando lo vio, con una gran sonrisa tonta en su rostro. Ji Hoon no demostró inmutarse, pero vi la máquina y la aguja había subido levemente.

Le quité el micrófono al señor Wang y anuncié:

—Muy bien, par de tórtolos, comenzaremos con la segunda sesión, así que prepárense.

Jun se cubrió la cabeza con el traje y se acercó a Ji Hoon, quien ya se encontraba con los ojos cerrados. Luego se volteó hacia nosotros y se encogió de hombros, como diciéndonos que no sabía qué hacer.

—¡Abrázalo ya! —grité por el micrófono y todos se retorcieron; incluso a mí me dolieron los oídos—. Lo siento.

Jun envolvió a Ji Hoon con sus brazos. La aguja subió un poco más de un sexto. Luego, comenzó a balancearse de un lado a otro, y la aguja subió a dos sextos. De pronto, comencé a extrañar mucho a mi esposa...

Repetimos las sesiones tres veces por semana, pero entre cada día de sesiones Jun jugaba con Ji Hoon mientras usaba el traje NBQ, persiguiéndolo por todo el jardín hasta atraparlo y abrazarlo estrechamente; ambos parecían bastante alegres. Y gracias a él y el doctor Wang, Ji Hoon mostró grandes mejoras las sesiones que siguieron.

Sentí un agradable calor en el pecho. Me complacía el hecho de que las cosas resultaran bien. Puedo decir con toda claridad que no me arrepiento de todos los peligros que pasamos, porque logramos nuestro objetivo: ayudar a Ji Hoon a controlar al cien porciento sus poderes. Y si a eso le sumamos que ahora Jun está siendo realmente feliz, entonces ¿qué más podría pedir?

—Podrías pedir un aumento en el trabajo. Es injusto que a mí me paguen más que a ti, solamente por ser el hijo de mi padre, siendo que ambos hacemos el mismo trabajo.

—No te metas, Jun, no hablo contigo.

—Está bien. Lo siento.

A veces me pregunto cómo llegué a ser su amigo... Pero a quién puedo engañar. ¡Adoro a este idiota!





1. Instrumento que permite medir la radioactividad de un objeto o lugar.

Radioactive | JunHoon [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora