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No sé en qué me momento cruzó por mi mente la idea de que alguien realmente fuera a responder a mi llamado en plena madrugada, pero una vez que estoy de pie en el porche de mi casa, no tengo una alternativa mejor que obligarlos a recibirme

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No sé en qué me momento cruzó por mi mente la idea de que alguien realmente fuera a responder a mi llamado en plena madrugada, pero una vez que estoy de pie en el porche de mi casa, no tengo una alternativa mejor que obligarlos a recibirme.

Timbro unas diez veces más y cuando la puerta finalmente se abre logro ver a mi sorprendida y adormilada madre al otro lado.

-¿Levy? -sus ojos se llenan de lágrimas y me jala de inmediato en un abrazo hasta meterme dentro de la casa cuando mi sorpresa la despierta-. ¿Qué...? ¿Qué estás haciendo aquí? No esperaba verte. Son las cuatro de la mañana. ¿No es noche de escuela?

-Sí, lo es... lo es... yo... eh... no lo sé... quería... más bien debía tomarme un tiempo para despejar mi mente... ya sabes... -titubeo recibiendo una mirada desbordante de lastima por su parte-. ¿Cómo estás? -cambio de tema adentrándome en la casa hasta llegar a la sala que se encuentra tapizada en montones de papeles.

-Cansada -confiesa-. Y estoy muy feliz de que hayas vuelto.

-¿Alguna pista? -pregunto tomando uno de los documentos que parece pertenecer a la papelería de un laboratorio que solía encontrarse en Rusia antes de que la A.I.C.E.I logrará clausurarlo.

El acta de fin de experimento me crea un súbito nudo en la garganta:

Estatus del sujeto: liberado.

-Seguimos esperando noticias del F.B.I -contesta.

-¿Aún la buscan? -la cuestiono haciendo a un lado los miles de papeles.

-Están haciendo su mejor intento -suspiro.

-¿Les ha tomado tres meses? ¡Ellos deben tener la ubicación del Centro! ¡Estoy malditamente seguro que ahí la tienen! ¡Tu lo sabes! -estallo.

-Levy...

-No están buscándola bien. La buscan como una persona ordinaria, no es alguien ordinaria... es un experimento... si la lastiman...

-Cariño, lo sabemos. Pero cuando liberamos a Alison, aceptamos dejar la demanda. Por lo menos un par de años debemos mantener las apariencias, por el bienestar de la niña...

Mis puños se aprietan.

-Entonces devuelvan a la maldita niña -alego.

-¡Levy Blanchard, no acabo de escucharte decir eso! -me reprime y entonces me mira como si no me conociera, pero quise decir cada palabra.

Si Madison jamás la hubiera escuchado.

Si no me hubiera convencido de ayudarla a escapar.

Si tan solo hubiera recurrido a mi madre desde un inicio...

Bufo.

-Es su cumpleaños mañana ¿sabías? -anuncio-. Su maldito cumpleaños... Ya es febrero. Deberíamos estar planeando con ella una de esas elegantes cenas donde Martha prepararía su comida favorita y Georgina la obligaría a usar uno de esos finos vestidos que hacía resaltar todo en ella...

Por alguna razón, me suelto a llorar y mi madre se acerca a mí para jalarme en un abrazo que intenta mejorar toda esta situación, pero ni siquiera por un minuto lo logra.

Todo esto apesta.

-Yo le habría regalado un libro acerca de algo que jamás le hubiera interesado como lo dicta nuestra tradición -río y luego mi voz se rompe cuando ella me fuerza una sonrisa llena de lástima.

Puedo recordar a mi amiga abriendo esa caja de regalo, encontrando el libro quizás más aburrido del mundo para ella y ambos riéndonos como un par de tontos sabiendo a la perfección que jamás leeríamos una palabra de eso.

La idea sólo consigue empeorar como me siento.

-Oh, Levy...

-No tienes idea de cómo la extraño, mamá -sollozo-. La extraño con locura, pero no puedo evitar levantarme todas las mañanas deseando que esté muerta esperando que se esté burlando de mi por lo patético que es que la extrañe tanto mientras ella está por ahí... en algún lugar mejor... donde no la estén haciendo pasar un infierno.

-Sé que esto es difícil, corazón. Y no tienes idea de cuanto desearía también dejarlo todo y correr a buscarla, pero debemos ser inteligentes por su bien-comenta-. Si se la llevaron, el Centro debió de haber tenido un muy buen motivo para hacerlo. Un paso en falso y no sabemos qué serían entonces sí capaces de hacer con ella. Debemos esperar que las cosas se calmen un poco antes de atacar... te prometo que vamos a encontrarla.

-¿Georgina está de acuerdo con eso? -la cuestiono y ella exhala como si eso fuera a liberar toda la frustración que ha estado conteniendo los últimos meses.

Mi madre frota las palmas de sus manos sobre su bata y luego se decide por volver a mirarme.

-No he podido ponerme en contacto con ella desde que... -vacila y su discreción me hace alzar las cejas-. Ella no está bien.

-¡¿Y quién diablos lo está?! -insisto alzando la voz a pesar de saber que quizás mi volumen despertara al resto de la casa.

-Ella... la están tratando de ayudar, Levy -contesta-. Ella perdió a su hija, no puedo ni empezar a entender como debe sentirse. Si algo llegara a pasarle a alguno de mis hijos yo...

-Ella perdió a su hija. Dylan a su novia, yo a mi mejor amiga y ustedes la mejor maldita oportunidad de acabar con el Centro -replico-. ¿Ahora se supone que debemos cruzarnos de brazos y esperar que ella regrese por arte de magia? ¡Debemos buscarla! ¡Es imposible que nadie sepa dónde está ese lugar!

-Levy, entiendo tu desesperación pero..,

-Iré a casa de los Wrestler y le dire yo mismo que debe ponerse a buscar a su hija. Tenemos que encontrarla.

-Hijo, Georgina no está bien. Ella toco fondo con la desaparición de Madison, estaba dejándose morir. Realmente intentan ayudarla a recuperarse y debemos apoyarla en eso.

-¿Quiénes intentan ayudarla? ¿El Centro? -la cuestiono.

-Su esposo.

-¿El hombre que aclama no haber escuchado como alguien entró a su casa en mitad de la noche y se llevó a su moribunda hija que jamás le importó ni una mierda? -alegó y mi madre suspira una vez más-. Madison nos advirtió, todo esto es una distracción. Quieren mantenernos alejados del Centro, lo están protegiendo. ¿Cómo es que no lo ven? ¡Estamos haciendo justo lo que Wen quería!

Me abraza otra vez y me aferro con fuerza a su cuerpo lamentando cada maldito segundo de los últimos meses en los que me he quedado esperando que ellos hicieran algo.

Jamás hubiera imaginado algo de esto, todos mis planes, la manera en que creía que todo esto seguiría avanzando, mi vida; todo se ha ido al carajo. Ya no me importa la escuela en absoluto, Jessica se ha hartado de mi mierda y Madison...

Dios, realmente espero que esté muerta.

Dios, realmente espero que esté muerta

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EL CÓDIGO QUE NOS ROMPE (LIBRO 2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora