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Al final del pasillo nos detiene una división formada por una gruesas barras de láser color rojo

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Al final del pasillo nos detiene una división formada por una gruesas barras de láser color rojo.

-Por políticas del Centro y por cuestiones de logística y seguridad no puedo autorizar el uso de ningún tipo de aparato electrónico ni de cualquier clase de grabaciones o fotografías dentro de las instalaciones, el área a la que estamos por ingresar es una zona completamente restringida -nos advierte Vanderbilt asintiendo en dirección al teléfono en manos de Dylan.

-El móvil recauda evidencia necesaria para la investigación. Le aseguro, doctor, que ningún material será divulgado públicamente sin previa autorización -dice el inspector.

El médico suspira molesto.

-Parece que no tenemos opción, ¿cierto? -se burla y luego desactiva finalmente la barrera.

Al doblar la esquina le sigue otro largo corredor en donde no se ve siquiera una persona, hay varias puertas de cristal y luego un ascensor lo suficientemente grande para que al menos seis de nosotros quepamos junto con el médico. Hay un panel de control táctil donde Vanderbilt escanea la paso palma de su mano para entonces poder seleccionar una de entre decenas de opciones.

-Bienvenido Dr. Vanderbilt, por favor seleccione el área a donde se dirige el día de hoy -el panel habla y muestra una gama de opciones con muchos más pisos de los que pensaba que existían. Oprime el nivel tres.

-¿Viaja alguien más con usted hoy? -Oprime otro botón-. Por favor acerque las llaves del personal que viaja con usted. -Él vuelve a escanear su mano-. Por favor, seleccione el número de... El sistema de seguridad ha sido desactivado. Usted llegará a su destino en t menos quince segundos.

El ascensor comienza a moverse y descender hasta que con una exactitud increíble las puertas vuelven a abrirse activando unos rociadores que nos desinfectan con aire y agua por un par de segundos.

-Descontaminación completada. Las puertas se están abriendo -la robótica voz anuncia y un segundo cristal se desliza para después abrirnos paso al verdadero laboratorio.

El lugar es enorme. Hay pasillos que se interconectan por todas partes como en un laberinto y la brillante luz que predomina en todo el lugar es completamente deslumbrante. De no ser por el hecho de que el lugar está construido bajo tierra; no sería difícil pensar que se trata de un hospital.

-Éste es el corazón del Centro Global de Investigación -anuncia el médico- y ésta la que denominamos el área de desarrollo -nos guía y pasamos por una habitación donde puedo ver un aparador con repisas de cristal que contienen diminutos bebés que duermen dentro de sus tétricas jaulas igual que perros en una tienda de mascotas.

-¿Estoy imaginando esto? Por favor díganme que estoy soñando -balbucea Dylan grabando la terrible imagen.

-Esto es espeluznante -murmura Levy.

EL CÓDIGO QUE NOS ROMPE (LIBRO 2) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora