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2.FlashBack

2.FlashBack

-¿_____, qué te paso?- cuestiono mi madre.

-Me mojé.

-Puedo darme cuenta de eso -se molestó por mi tono de obviedad.

-¿No te trajo Harold?

-No.

-¿Por qué?

-Terminamos -me limité a contestar.

-Me alegra tanto.

-¡Anthony! -lo regañó mi madre.

-Quiero decir, como lo lamento.

-No seas hipócrita papá, tu nunca aprobaste esa relación -dije mientras subía las escaleras.

Y esa fue la principal razón por la que comenzé a salir con él.

***Flashback***

Era mi primer día de clases, y solo tenía en mente idear  un plan que me llevara de nuevo a New York, de donde mis padres y yo acabábamos de mudarnos. Pero todos eran demasiado descabellados y no estaba tan desesperada.

-Hola, preciosa -el dueño de esa voz tan ronca se sentó sobre mi escritorio.

-¿Podrías bajarte mi de mi mesa? -pregunte mordazmente.

Pero el me ignoró.

-Soy Harry Syles.

-_____ Johnson.

Pensé que si le decía mi nombre tal vez se iría, pero la cosas no fueron así, y llegó otra persona tratando de socializar.

-¿Así que New York? -preunto la castaña que respondía al  nombre de Laura Foster.

Yo solo asentí cansada.

Ellos no se apartaron de mí el resto del día, incuso cuando mi padre llegó a recogerme, ellos
estaban conmigo.

-¿Quiénes son? –me preguntó en cuanto entré al auto.

-Personas que conocí –dije cortante.

-No quiero que te acerques a ellos.

-¿Por qué no?

-Porque ese chico parece ser el típico rebelde y esa chica no se viste como lo haría una mujer
decente.

-Tú no los conoces.

-¿Y tú sí? –contraatacó.

-Mejor que tu, sí.

-Pues no me importa. No quiero que te les acerques.

Y entonces una gran idea vino a mí, si mi padre quería que me alejara de mis nuevos “amigos”
debía enviarme de nuevo a New York, porque mientras durara mi estancia en esta ciudad yo no los
dejaría.

***Fin del Flashback***

Pero nunca esperé que con el tiempo me encariñara de ellos, y cuando la tan esperada propuesta
de mi padre, de enviarme a New York para alejarme de esas amistades indeseadas, llegó, yo la
decliné.

Ahora me daba cuenta de que debí haber aceptado, por lo menos me hubiera quedado con un
buen recuerdo de aquellos dos traidores.