𝑂𝑢𝑟 𝑠𝑡𝑟𝑒𝑒𝑡 - 𝐵𝑎𝑛𝑔 𝐶ℎ𝑎𝑛

Travel ; 16

— Herin, ¿Qué tal si jugamos un juego? —propuse a la chica pelinegra, la cual no dejaba de hablar desde más de una hora.

Me habian ubicado en el asiento junto a esta, en el momento en que lo supe lo único que queria hacer en ese entonces era tirarme por la ventana
del autobús. Por el otro lado, Hina -la cuál estaba sentada en los asientos
de atrás- se le veia muy cómoda ya que no tenía compañero de asiento y
estaba acostada acupando ambos.

— ¿Juego? —Preguntó.
— Sí, se trata de que la que esté callada más tiempo gana, ¿Qué te parece? —sonreí y rió.
Espere que aquella táctica sirviera y que no se lo tomara a mal.
En serio quería que se callara.

— Está bien. —colocó su mano en sus labios y miró por la ventana del autobús.
Suspiré.

Al menos esta estaría callada un buen tiempo.

Tomé mis audifonos, los cuales estaban en mi bolso y antes de que terminara de desenredarlos, conectarlos al teléfono y colocarlos, Herin me tendió una galleta.
La tomé.

— Gracias.

— ¡Hablaste!, ¡Has perdido! —rió y yo suspiré. Quise golpearme por haber hecho aquello.
El juego había acabado por mi estupidez.
Le di un mordisco a aquella simple galleta, no tenía chispas, ni era de chocolate

— ¿Qué te parece? ¿Hyo? —Preguntó.

Era de vainilla, era dulce y muy deliciosa.

— Esta sabrosa.

— Yo la hice. —añadió y me mostró un pequeño tazón con más de aquéllas galletas.
Sonreí y esta también lo hizo.
Al parecer es buena haciendo postres, ella era conocida por llevar en el desayuno postres en vez de comida.

— Herin, dame una. — ordenó Hina y Herin le tendió una felizmente.
No había desayunado por ello aquella galleta me ayudó un poco a pasar la terrible hambre que poseia.
Herin comenzó a hablar de como las había hecho y antes de que continuara me coloqué los audifonos
Tristemente no me tocó el asiento junto a la ventana, estaba lloviendo y la vista -aunque estuviera un poco borrosa por las gotas de lluvia- era
maravillosa, mucha naturaleza
El año pasado mi compañero de asiento fue Kim Jiwook, el chico el cual en
san valentin me habla regalado una carta como obsequio ese mismo año.
Todos empezaron a emparejarme con aquel chico sólo porque este se había quedado dormido en mi hombro. Fueron dias oscuros, pero de diversión para mis compañeros y compañeras que se burlaban de mi por ello.

Sentí mis ojos comenzaron a cerrarse al reproducirse "Lucky" de Pentagon y sin darme cuenta me habia dormido.

                                             💮

— Salgan todos de forma ordenada. — ordenó el profesor encargado de nosotros. En este caso era el profesor Johnseo. El cual resultó afectado
al todos no cumplir su mandato, empujadolo en el proceso de salida del autobús.

Al poner un pie en el suelo me di cuenta de que estábamos en una estación de servicio, era obvio, algunos habían pedido hacer sus necesidades hace
más de unas horas y el profesor responde con un "Puedes aguantar"
La estación de servicio estaba a la deriva, hace rato habiamos salido de la
ciudad, lo único que rodea está eran arboles
Algunos compañeros caminaban por alli, vomitaban o tan sólo estaban
sentados en el autobús, como era en mi caso.

— ¿Ya llegamos? —preguntó Hina soñolienta sentándose mientras se arreglaba el cabello.

— No, estamos en una estación de servicio. —la escuché gruñir y se acostó otra vez en los asientos para volver a dormir.

Vaya, esa chica dormía más que un cachorro.

— ¡Una roca! —escuché gritar desde afuera a un compañero y todos se acercaron a este para tomar fotos a el "descubrimiento" del chico.
Reí.

Después de unos quince minutos todos volvieron y retomamos el camino hacia Gyeongju.
Herin había comprando un montón de snacks en la estación, cosa que al verla con tantas bolsas en sus brazos me hizo abrir los ojos de par en par.
¿Esa chica no se cansa de comer?

No tenia sentido utilizar el teléfono en este viaje, no habla señal, así que la única función de este era reproducir música.
Tristemente.

— Hyo, eres muy cercana a Chan, ¿Cierto? — Preguntó Herin destapando un paquete de papas.
Asentí antes de que pudiera preguntar de donde provenia esa pregunta esta se acerco rapidamente a mi como si estuviera por contar una historia.

— ¿Cómo es hablar con él? —preguntó— ¿Es divertido?, ¿Es molesto o es muy frio?, Cuenta chistes? —Preguntó rápidamente y yo fruncí el entre
cejo.
¿Acaso a esta chica le atraia?

— Es divertido... —añadir— siempre sabe como hacerte reír y... —una imagen de Chan vino a mi mente y sonreí debido a ello— muy amable y tierno, siempre ha estado conmigo. —observé a Herin quien me observaba
sin decir nada.

— ¡Te gusta Chan! —soltó de sopetón fuertemente.
Los autos de atrás debieron escuchar aquéllo.
Sentí mis mejillas arder y tapé su boca.
Agradecí a dios que mis compañeros y el profesor Johnseo estaban dormidos. El único despierto era el conductor, pero este no importaba.

Alejé mis manos de sus labios y esta sonrió.

— ¿Sí? —Preguntó esperando una afirmación de su anterior conclusión.

Sí, me gustaba el chico, me encantaba y no lo negaría pero no quería que todo el mundo lo supiera. Nadie necesita saberlo porque no era de su incumbencia quién me gustaba o no.

— ¡Hyo! —jaloneó mi brazo suplicante varias veces y ya comenzaba a hartarme.
No iba a responder, pero si lo hiciera mi respuesta no sería la de aquélla pregunta, seria la más irrespetuosa posible para que me dejara en paz.
No me gustaban las personas insistentes.

— Ya déjala en paz... —Habló Hina— no le gusta,  sólo son amigos. —habló esta y alejé mi brazo de las manos de Herin.
Esta me observó y sonrió.

— ¡Tranquila!, sólo era curiosidad. —habló sonriente y desvió su mirada hacia la ventana del autobús.
Al parecer logré callarla.

La lluvia había parado hace menos de cinco minutos, el cielo permanecía nublado y el ambiente era silencioso por la cantidad de estudiantes durmiendo.
Herin había arrasado con más de ocho paquetes de snacks, de los cuáles no me había ofrecido nada y los comía sola.
Tenía hambre.

— ¿Quieres? —escuché y me giré rápidamente.
Observé el paquete que me tendía Herin. Eran unas galletas de chocolate rellenas con mantequilla de maní.
No me gustaba mucho la combinación -ni el mani-, pero comida era comida.
Acepté.

— Gracias Herin.

Herin se volteó en su asiento para ofrecerle a la adormilada Hina, la cual había dormido todo el viaje.

— Hina, ¿Quieres? —Preguntó a la chica mientras yo abría el empaque de la galleta.

— ¿Ya llegamos? —Preguntó de mala gana Hina.

Se veía tan tierna, su cabello revuelto, sus ojos pequeños y sus labios hinchados.

— No lo creo.

— Entonces no. —respondió y yo reí mientras le daba un mordisco a la galleta.
Era sabrosa aunque no me gustaba el maní.

El conductor dió una fuerte frenada aventando a todos hacia el frente, incluso, a mi galleta, la cual voló de mi mano y aterrizó en el suelo.
Me quejé por ello, además si no hubiera puesto mi brazo en mi cabeza en este momento tendría un hematoma más grande que ella.

— Hemos llegado.