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Narra Raymond

Nuestro avión estaba por aterrizar, nos vestimos por ropa deportiva tomando asiento. Unos minutos bastó para estar en tierra y abordar el auto tomado de la mano con mi esposa.

Jade: ¿Iremos al hotel?
Raymond: iremos a algo mejor que un hotel.
Jade: ¿Qué tramas?
Raymond: es mi regalo de bodas.
Jade: ¿Mi regalo de bodas no fueron las joyas?
Raymond: solo fue un pequeño detalle.
Jade: ¿Qué tramas Ayala?
Raymond: algo que te encantará.

Nos montamos a la camioneta esperando unos minutos en lo que el personal guardaba el equipaje, cuando estuvo todo bien el auto se puso en marcha dejando ver los hermosos paisajes que Irlanda nos regalaba.

Raymond: estamos a unos kilómetros de llegar, debo venderte los ojos.
Jade: ¿Es necesario? (Me mira curiosa)
Raymond: si pequeña.
Jade: está bien.
Raymond: te pondré mi corbata.
Jade: solo ten cuidado.
Raymond: siempre lo tengo (beso su frente)

Con mi corbata cubro su bella mirada haciendo un nudo un poco apretado tomando su mano, el auto se estaciona frente a nuestra casa (imagen en galería) con mucho cuidado salgo del auto ayudando a mi rubia salir caminamos unos cuantos pasos quedando frente a la casa.

Raymond: ¿Estás lista?
Jade: muy lista (muerde su labio inferior)
Raymond: te quitaré la venda.

Retiro lentamente la corbata desatando el nudo, parpadea un par de veces seguidas acostumbrando su vista a la luz, su cara refleja sorpresa y emoción al ver la casa, comienza a dar pequeños saltos soltando pequeños chillidos se voltea a mi tirándose en mis brazos sintiendo sus pequeños brazos abrazar mi cuello.

Jade: gracias por hacerlo.
Raymond: es nuestra casa pequeña, podremos venir cuántas veces quieras.
Jade: ¿Lo prometes?
Raymond: te doy mi palabra.
Jade: en verdad, muchas gracias.
Raymond: vamos a conocerla por dentro.
Jade: claro (limpio sus lágrimas)

Narra Jade

Era la casa perfecta para nosotros, entramos viendo su interior decorado perfectamente en la pared cuelgan fotos nuestras y familiares, hermosas pinturas adornan los pasillos.

Subimos las escaleras entrando a la que sería nuestra habitación viendo un hermoso balcón dejando la vista de campos verdes, Ray me abraza por la espalda envolviendo mi cintura con sus fuertes brazos.

Jade: gracias por esto (susurro)
Raymond: lo haría mil veces por verte feliz.
Jade: estoy feliz desde que estás conmigo.
Raymond: aún sigo sin creer que me casé contigo.
Jade: y yo contigo.
Raymond: lo volvería hacer las veces que fueran necesarias.
Jade: todas las veces (me doy la vuelta)
Raymond: te miras hermosa.
Jade: lo has dicho muchas veces.
Raymond: por qué nunca me cansaré de decírtelo.
Jade: te amo Ray (lo miro)

Ray me mira con una cara de asombro, sus brazos se aferran más a mi cuerpo impidiendo que me aleje.

Raymond: yo también te amo pequeña (besa mis labios)
Jade: cuando volvamos de la luna de miel debo ir al juzgado.
Raymond: ahí está, lo prometo.
Jade: no me dejes (lo abrazo)
Raymond: nunca pequeña, nunca.

Nuestros labios se buscan como si de imanes se tratasen, se unieron en un beso lleno de amor dejando que ambos se dejarán llevar por la pasión que por años no sabían que estaba, esa noche no hubo sexo solamente dos almas siendo uno, envolviendo se en las sábanas del amor.

Los demonios de ambos habían sido liberados dejando paso al amor que por años estuvo presente pero aún no había sido liberado. Esa noche todo había cambiado para ambos.

Maldito Magnate ||Borrador||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora