¿Qué es el amor? Nadie puede dar una respuesta exacta, pues todos somos diferentes y tenemos diferentes formas de percibir el amor.
Aunque si en algo estaban de acuerdo todos, era que ese sentimiento te orillaba a hacer cosas que estando cuerdo, nor...
Hay algo que olvidé mencionar y quizás notaron un poco en el capítulo anterior. En este "mundo" aún si existen las habilidades, no fueron dadas a conocer, nadie sabe si posee habilidad o no, solo lo descubren en un momento crucial.
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Chuuya se levantó al notar los fuertes rayos de sol, Mori seguía dormido al lado suyo.
La sensación de decepción seguía en su rostro y no era precisamente porque su esposo dijera otro nombre en medio del coito.
Era porque el aspecto actual de su esposo le resultaba patético y débil, al menos nadie más que él lo había visto así.
No le convenía.
Unos toques en la puerta lo distrajeron de aquellos pensamientos.
Abrió sin pensarlo mucho, y se sorprendió al ver un castaño con una jarra y vasos para tomar.
-Veo que no perdiste el tiempo, Nakahara-san- Dazai sonrió burlón al verlo con los risos desordenados y algunos chupetones nuevos que él sabía, no había hecho.
-¿Qué diablos haces aquí? Vete antes de que mi esposo despierte- regañó Chuuya
-¿Porqué? No hice nada malo, solo traje algo para la resaca del jefe, por estas fechas quizás lo veas más tomado, así que si deseas proteger tu posición, cuida que no lo vean. Creéme, se pone peor.
El castaño sirvió dos vasos, alcanzándole uno a Chuuya, quien lo tomó a sorbos y desconfiado.
-Mañana estaré ocupado con tareas escolares, si te aburres del jefe, puedes venir a distraerme cuando esté ebrio de nuevo- aquella fue una citación plagada con palabras casi formales y dobles intenciones.
Chuuya frunció el ceño.
-No soy un perro o un mono para andar tras tuyo, no sé porqué diablos eres ayudante del Boss- murmuró Chuuya.
-Porque a ambos nos conviene- dijo Dazai con ligero tono de diversión en su voz mientras bebía- Si eso es todo, me retiro.
Chuuya iba a dejarlo ir, pero se acordó de algo.
-Dazai...
-¿Si?
-¿Conoces a un tal...Fukuzawa?
Silencio.
Chuuya no logró ver que la mirada de Dazai estaba empañada de dolor e ira mezcladas, ni que su mirada era cada vez más mordaz.
-¿Dazai?- el chico se acercó al pelirrojo hasta quedar frente a frente.
-Fukuzawa Yukichi, era el hombre más tonto del mundo, es todo lo que sé, me voy ahora, descansa, madre- el castaño fue muy rápido, Chuuya no pudo evitar que le robase un beso corto de los labios.
