17

11 4 0
                                    

Katy (La amiga de Abigail estaba en uno de l os columpios de el patio trasero de la secundaria) Ella al igual que Abigail había sido muy buena onda conmigo. Esta noche debía cantar algo con ella para recaudar la mayoría de los fondos de la obra, el show de talentos era algo que la gente disfrutaba:

—Oye, oye—Dije, ya que parecía algo distraída —

—¿Si?— dijo ella con una gran sonrisa

—Abigail me contó que tú no pudiste ir al hospital pero fuiste tú la que envió las rosas y los alimentos, y te quería decir que gracias.

—Es un placer amiga.

—Creo que tú si eres mi amiga. Oye, y... Y... ¿Aún quieres cantar conmigo?

—¡Claro! ¡Me encantaría!

—Está noche, a las siete, debemos estar listas, y la verdad no hemos preparado nada aún.

—Nunca es tarde, y mientras cantes con el corazón, eso será lo importante.— Dijo mientras hizo un corazón vio sus manos y sonreía aún más — ¿Y qué clase de música te gustaría cantar?—

—Quiero cantar una alabanza.

—¿Que? ¿Me tomas el pelo? ¿Es una broma?

—¿Crees que bromeo?— Dije poniendo mi rostro de lo más serio. — No lo es.

—¡No lo puedo creer! —Dijo soltando un gran grito y abrazandome —¡Me siento tan feliz! —Dijo soltando un par de lágrimas

—Sí, ayer acepté a Cristo en mi corazón. Me di cuenta que sola ya no podía; pero tengo un gran plan, así que quiero pedirte un gran favor.

—Lo que tu quieras amiga mía.

—Nadie se puede enterar de esto, nadie puede saber que desde ayer me volví cristiana.

—¿Porqué?

—Créeme, tengo algo grande para todos los jóvenes de este lugar. ¿Dime que hacen los cristianos cuando quieren aque algo salga bien y necesitan el apoyo de Dios?

—Tener fe, orar, y ayunar.—Dijo Katy viéndome a los ojos.

—Quiero compartir al mundo lo genial que se siente abrir las puertas del corazón. Pero apenas tengo un día de ser cristiana, lo que quiero hacer es imposible.

—¿Pero tu lo crees Gaby?

—La verdad no lo sé, pero Dios mío, quítame la incredulidad.

—¿Quieres orar?

—No siquiera sé como hacerlo.

—Creo que tengo un plan yo también —Dijo Katy— Haremos esto...

* Mientras Mikey y los demás*

—Ya todo está listo— Dijo Mikey — Puedo sentir que la venganza va ser mía —

—Oye Mikey, ¿Ya puedo probar los efectos sonoros?— dijo Agustín

—Seguro. —Dijo Mikey — María, podrías hacerte cargo de la escenografía, es que en realidad no hay chica tan fuerte y lista como tú.

—A María gustarle esto— Dijo María cargando grandes cajas.

—Oye Jim, cariño, podrías tener todas las filmaciones que hicimos con los actores secundarios y ustedes como primarios. — Dijo Mikey

—¡Claro! Eso es seguro, sin eso nada serviría, estoy en la preparación de la cañonera.

—Eso pone, una sonrisa en mi rostro.

—Oye nena, deberías relajarte, pareces una villana de la tv— Dijo Ludwing —

—Oye Ludwing, podrías desaparecer del mapa, me estorbas.—Dijo Mikey

—¡Wo! ¡Wo! ¡Wo! ¿Qué está pasando? No te olvides que todo lo que han conseguido ha sido también gracias a Mua

—Mira niño, no quiero que nada salga mal, y si tú haces que salga mal, te juro, que tú estarás incluido en eso — Dijo señalando a un cofre —

—¿Me podrías decir que es eso?

—¿Eso? Es sólo mi máquina de venganza, lo llamo: "El cajón de los secretos "

—Sí, vaya, que gran nombre — Dijo Ludwing alardeando con sarcasmo.— Un cofre no puede hacer nada por ti, lo siento nena, perdiste tu tiempo.

—La verdad no pequeño zoquete. En esa caja, están los secretos de todos los personajes principales de esta secundaria, todo aquello de lo que no quisieran que nadie se enterara.

—¿Y? ¿A quién le puede hacer daño eso?

—A nadie, si no está en Internet.

—No puedes hacer eso

—Ese será el perfecto final de la obra, y además ya me enteré que Gabriela no quiere actuar, entonces adivina.

—¿Ella estará en el cofre?

—Ella y sus amiguitas raras que le lavaron la cabeza.

—Oye, detente, eso es demasiado malo.

—La pobre de Gabriela, estará cantando hoy en otro escenario a las afueras de la ciudad. Mientras hoy se expondrá la obra en su ausencia, y nadie podrá hacer nada. Son las 6:30, y en 30 minutos tomaré control de toda la secundaria.

—No contaste conmigo —

—¿Creíste que te contaría mi plan y te dejaría libre?

—No entiendo

—¿Cristián, podrías sacarlo de aquí y ocuparte de él?— Dijo Mikey mientras Cristián tomó del brazo a Ludwing

—¿Tenemos un trato, verdad?— Dijo Cristián

—Claro cariño, ni uno sólo de tus secretitos.

—Sueltame —Dijo Ludwing mordiendo la muñeca de Cristián — Demasiado lento nena — Dijo tomando su patineta y saliendo de allí.

—¡Atrápalo! — Gritó Mikey enojada, —

—Tranquila, ya voy.

El cajón de los secretos 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora