Día 7

95 10 5
                                    

Permanecimos bajo la enorme torre al menos una media hora antes de que Yadiel me dijera que dentro de poco toda la actividad en el hospital volvería. Me sentí triste por un momento, no quería dejar de ver ese cielo, esa torre, los edificios alrededor y algunas luces dando hacia donde estábamos, era todo tan bonito que no quería perderme ni un segundo de ese panorama, sin embargo, Yadiel me prometió que volveríamos a este sitio. Le creí, hasta ahora todo lo que ha dicho o hecho por mí ha sido completamente bueno. Incluso es paciente ante mi torpeza, y eso ya es mucho.

—¿Qué harás en el día? —pregunto curiosa al ponerme a su par y caminar. Él calla por un momento, parece pensativo e incluso sonríe

—No lo sé, probablemente esté trabajando o caminando por ahí

—¿De verdad?

Asiente.

—Yadiel, ¿Por qué no me visitas en el día? Sería muy lindo que... ya sabes...

—¿Qué?

Me sentí nerviosa, quizá decírselo podría parecer cursi. Me limité a reír en voz baja, como si no quisiera darle importancia.

—Nada, olvídalo

—¿De verdad? Me parecía que ibas a decir algo

—No, para nada

Se detiene en seco, gira sobre sus talones para observarme con seriedad. Sus ojos claros de pronto me erizan la piel, qué tontería sentir todo esto por un par de ojos, qué tontería siquiera ponerme nerviosa. No tiene sentido.

—Bridget... cualquier cosa que quieras puedes decírmelo sin pena, anda, no calles

—Te preocupas demasiado, es algo sin importancia

Él frunce el entrecejo y hace una mueca.

—No decir las cosas hace que te ahogues con los pensamientos, por eso quiero escucharte

—Es que es muy tonto

—¿Cómo lo sabes?

—Pues... pues, solo lo sé y ya

—Eso no tiene sentido

—¿Lo ves? Es muy tonto, mejor apresurémonos en llegar

—Bridget —alza la ceja y me retiene antes de que dé el primer paso. —¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

Lo miré extrañada, quizá supone que me encuentro mal por el simple hecho de mi vacilación, pero no es nada como eso. Suspiro frágilmente, titubeo antes de abrir los boca y decirle lo que pienso o, mejor dicho, lo que quiero.

—Yadiel... sucede que...

—¿Sí?

—Me gustaría que me visitaras en la mañana, porque...

—¿Por qué?

—Pasaríamos más tiempo juntos...

Mis mejillas se tornaron carmesí, me sentí tan nerviosa que bajé la mirada. No quería decirlo tan directamente.

—Es que... cuando estoy contigo todo parece tan bonito... y no quiero que se detenga, en el poco tiempo que hemos estado juntos me has sacado muchas sonrisas... —juego nerviosa con los dedos de mis manos

—¿Lo he... —dice desconcertado— hecho bien?

—Demasiado

Él suspira.

—Demonios Bridget, me tenías preocupado, pensé que te sentías mal

Alcé la vista y vi su rostro completamente rojo, se ventilaba con una de sus manos y sonreía sin observarme, ¿También se sentía avergonzado por lo que dije?

35 días contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora