Capitulo 3

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Zahara atravesó el gran jardín de la hacienda para llegar a la casa donde vivían ella, su hermana mayor y su madre.

Al entrar se encontró con Joaquín sentado en el sofá de la sala de estar con una expresión no tan agradable en su rostro. Tal expresión hizo que Zahara se sintiera intimidada y nerviosa.

–ho-hola amor, ¿Para que me pediste que viniera?

–¿Que? Ahora no puedo llamar a MI novia para pasar un rato juntos– dijo soltando una risa sarcástica y acercándose lentamente a ella.

Él se acercó lo suficiente para besarla pero no lo logró ya que Zahara sintió el embriagador aroma a licor lo que anunciaba que Joaquín había estado bebiendo.

–aléjate– dijo Zahara empujándolo levemente– estás tomado nuevamente, así mejor me iré porque sé cómo te pones con el efecto del alcohol– dijo empezando a retirarse

–¡No, tú no te vas a ninguna parte!– dijo, más bien gritó, Joaquín agarrándola del brazo bruscamente.

Siempre que Joaquín se embriagaba las cosas terminaban en discusiones o peleas pero una vez el nivel del licor en sus venas era tanto que fue capaz de golpear y empujar a su propia novia, fue una sola vez, y tontamente Zahara lo perdonó.

–sueltame, ¡Me lastimas!– dijo intentando zafarse de su agarre

–oh no linda, hoy tengo ganas de divertirme contigo– dijo agarrándola del cabello y acercándola a él– y hoy no me vas a venir con esa estúpida excusa de que eres virgen porque la verdad es que me importa un carajo.

Él le fue dejando besos lascivos por su cuello y clavícula mientras ella lo intentaba alejar. Ella sabía que nadie la ayudaría ahora pues era obvio que en su casa no había nadie más que ellos y los empleados tenían prohibido meterse en los tema de la familia, y sinceramente eso era lo mejor para los trabajadores.

–sueltame Joaquín, por favor déjame– suplicó Zahara con una lágrimas cayendo por sus mejillas

–¡Cállate! No sirves siquiera para complacer a un hombre– dijo empujándola haciendo que ella cayera al suelo llorando

–eres un imbécil misógino, vete de mi casa– dijo ella recargado en el desayunador que estaba cerca de la sala– vete con una de tus tantas zorras que tienes

–zorras que son iguales a ti, porque eso es lo que eres, una zorra buena para nada que se iba a coger con su perrito faldero cada vez que yo no estaba

–bien sabes que eso no es verdad– dijo Zahara ya con rabia corriendo por sus venas– pero lo que sí es verdad es que Sebastián es mil veces más hombre tú y apuesto lo que quieras que sabe a la perfección como hacer sentir bien a una mujer

Que Zahara haya dicho eso enfureció ciegamente a Joaquín lo que provocó que el le soltará un golpe en la cara a Zahara haciendo que está empezara a sangrar del labio. Ella se tocó el labio y notó la sangre que fluía.

–lárgate. ¡Lárgate y olvídate de mí!

–sabes que no puedes terminar con nuestra relación, tu familia no estará contenta con esa decisión tuya– dijo él con aires de grandeza

–pues ¿Qué crees imbécil? Ahora mismo me importa un carajo lo que diga mi familia, es MI desición–dijo Zahara con seguridad en su vos– Así que terminamos, ¡Ahora lárgate de mi puta casa! Hombre de mierda

Así Joaquín abandonó la gran casa bajo la furiosa mirada de Zahara. Cuando él se fue por completo Zahara se largó a llorar.

Ni ella sabía el porqué se su llanto, podía ser por furia, por temor de la reacción de su familia, por tristeza de haber terminado con él de una manera tan terrible o tal vez por todas las anteriores.

Cuando su llanto se tranquilizó decidió llamar a la única persona que la escucharía sin juzgar, Sebastián.

En la llamada

–¿Tian?– dijo antes de soltar un pequeño sollozo

–¿Que pasa Zara? ¿Estuviste llorando? ¿Estás bien?– preguntó él con cierto desespero en su voz

–solo ven a mi casa, le diré a los empleados que te dejen entrar

–okay, tranquila estaré ahí lo antes posible– dijo para después cortar la llamada

Zahara como dijo fue con unos de los empleados a hablar

–Robert– llamó un seguridad

–¿Que desea señorita?

–vendrá un amigo, se nombre es Sebastián Villafuerte, cuando venga por favor hazlo pasar hasta acá– demandó Zahara

–claro señorita– dijo él para irse

–espera Robert, ¿Sabes dónde se encuentra mi madre?

– si, ella se fue por la mañana a un viaje de negocios con su hermana Olivia. Vendrán mañana por la tarde. Creí que ya sabía

–no, no era así. De igual forma gracias. Ve por lo que te dije–dijo Zahara entrando a la casa

Aproximadamente 20 minutos después Sebastián ya estaba en casa de Zahara. Ambos estaban acostados en el sofa, Sebastián abrazaba a Zahara en modo de consuelo mientras ella con lágrimas en los ojos le contaba todo lo sucedido anteriormente con Joaquín.

–¿Puedo matar a ese idiota?– preguntó él después que Zahara terminara de contar todo

–te diría que si, pero no puedo permitir que manches tus manos de sangre de una persona que no lo vale

–tienes razón– dijo Sebastián soltando una risita– oye tu casa es mucho más grande de lo que imaginaba. No puedo creer que en los 4 años que llevo conociéndote nunca haya entrado a tu casa hasta hoy

–si–dijo Zahara riendo– pero ya sabes cómo son las cosas en mi familia

–tranquila cariño, lo entiendo

–son las 7, ¿Quieres cenar?

–claro

Después de cenar vieron películas y a eso de la tercera película Zahara ya se había quedado dormida en los brazos de su mejor amigo.

–Zara. Zara, cariño– empezó Sebastián a susurrar en el oído de Zahara– hey Zara, ya es tarde y tengo que ir a casa, si tu madre me ve seguro me mata

–quedate, mi madre viene hasta mañana en la tarde– dijo Zahara adormilada

–sabes que no puedo, además mañana tenemos clases y...

–por favor Tian, no quiero quedarme sola, sabes que no me gusta estar sola. Por favor– dijo ella viéndolo a los ojos

–esta bien, déjame llevarte a tu habitación y yo dormiré aquí en sofá

–claro que no dejaré que duermas aquí, tú dormirás conmigo– Dijo Zahara con ternura en su voz y una sonrisa dibujada

–¿Segura? –dijo Sebastián con un leve sonrojo

–claro que sí, vamos

Y así se dirigieron a la habitación de Zahara para descansar, para mañana poder combatir todo lo que se le vendría encima a la dulce Zahara

...






Un Caótico AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora