Pataleó tanto como pudo estando boca arriba en la cama, cual tortuga que no podía levantarse. Estaba tan irritada que no le importó que el rubio pudiera oírla y arriesgarse a recibir un regaño.
Hace unos minutos había recibido una llamada telefónica por parte de su madre, ésta le informó sobre los avances relacionados con el juicio de su hermana. No le decía mucho detalle, pero si lo justo y necesario para entender que el tema se estaba complicando, lo que posiblemente alargaría más el proceso.
Estaba indecisa. No sabía si para ella eso era bueno o malo, es decir, el que tarden en el país vecino significaba que aún no tenía que preocuparse por saber en donde metería al rubio para que sus padres no supieran de su existencia. Estaba totalmente segura de que era una locura pensar en la posibilidad de explicarles la procedencia del chico explosivo. Nunca le creerán y lo peor es que se metería en grandes problemas.
Pero por otra parte, extrañaba a su hermana más que a nada y quería verla de nuevo. A veces, sin que nadie lo supiera, ambas se hacían videollamadas para hablar al menos unas horas antes de dormir, aprovechando que el rubio dormía temprano. La notaba triste, cansada y eso la llenaba de angustia.
Es verdad de que no eran hermanas en su totalidad y que por supuesto, la madre que ella tenía le caía muy mal. Pero en verdad ambas se llevaban bien y con el tiempo ese pequeño detalle pasó a la historia, sintiéndose como si realmente fueran de la misma sangre.
Soltó un largo y hastiado suspiro cuando se cansó de hacer un berrinche. Tiró su celular a un costado e intentó buscar de nuevo las fuerzas para vestirse e ir al colegio.
Y a pesar de sus intentos, se quedó un rato más en la cama mirando al techo, esperando en cualquier momento que el rubio entrara y derrumbara todo para apurarla a vestirse.
Esperó y esperó, pero nada. Volvió a mirar la hora de su móvil, notando que ya era algo tarde. Por eso, no le quedó más remedio que levantarse a duras penas e ir hasta la habitación del rubio para comprobar si aún seguía durmiendo, lo cual, le pareció raro en él.
Llegó a la puerta sin pretender hacer mucho ruido, no supo por qué, pero tenía curiosidad de lo que podría estar haciendo el contrario. Con cautela, acercó su oreja hasta la fría madera e intentó escuchar cualquier pista del muchacho. Mas todo lo que obtuvo fue un espeso silencio.
Sin darse cuenta, momentáneamente había cortado el flujo de su respiración. Lo que rápidamente la hizo volver a pasar el aire a sus pulmones, pero ahora se sentía más extrañada. Y algo en su pecho comenzó a dejarla intranquila.
—¿Katsuki? —llamó indecisa, dándole leves golpes a la puerta—, ya es tarde. Debemos ir al colegio…
Volvió a asomar su cabeza esperando cualquier respuesta, pero de nuevo, no hubo nada. Fue en ese entonces que los latidos de su corazón fueron en aumento y sintió como una gota de sudor iba cayendo por su sien.
Jadeó de forma inconsciente cuando ya sentía que el ambiente se iba poniendo tenso. Dudó si abrir la puerta de golpe o no. Tenía miedo de lo que podía encontrar adentro.
¿Y si ya no estaba?
No tenía idea de como podría reaccionar a algo así. Es decir, era algo inminente, pero aún no estaba preparada. Todavía quería tenerlo a su lado, ya que después de todo, eran una de las mejores cosas que le había sucedido hasta el momento.
Ya cuando pudo regular su respirar, se llenó de valor. Mordió su labio inferior con fuerza y con el tambor de sus latidos resonando en su pecho, pidió para sus adentros que cuando la puerta sea abierta, él estuviera ahí. Que solamente… Se había quedado dormido.
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Esto... ¿¡Es real!? [Bakugou x Oc]
FanfictionComo cualquier día, estaba sentada sin mucho que hacer. Pues en ese momento, no se me ocurrió mejor idea que pedir un deseo. Siempre quise tenerte, pero ahora... ¿Puedes irte a la mierda, por favor? Esto es lo malo de tener a Bakugou Katsuki en el...