Capítulo 22

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Respiraba agitadamente ya cuando se encontraba en la entrada de la casa. Miró a los lados, verificando si había algún rastro de su compañero pero lo único que pudo notar fue un absoluto silencio.

Corrió hasta el cuarto del mismo, llamándolo con insistencia. Queriendo que así aparezca en cualquier momento por todo el alboroto que estaba realizando. Su cabeza iba maquinando un montón de situación que incluso podrían superar las novelas de Televisa, en otras ocasiones podría ser algo gracioso. Mas ella se estaba tomando muy en serio todas esas escenas.

A pesar de que estuvo recorriendo la casa, no encontró respuesta del rubio. Logrando solamente alterarla más y más. Aunque ya había dejado de correr, su respirar aún era agitado. Sumado también que en su piel se apreciaba una ligera capa de sudor que en esos momentos no le importaba del todo.

Solo le quedaba el patio trasero. Fue lo más rápido que pudo hasta ahí y en cuanto abrió la puerta para poder salir, un gran alivio recorrió todo su cuerpo.

—Ya come, pato estúpido —refunfuñó el rubio—. Estoy siendo amable contigo, ni se te ocurra ignorarme.

Al parecer el chico no se dio cuenta de que ella había llegado, pues a pesar de estar presente él seguía de cuclillas intentando darle un trocito de pan a la mascota de la morena, quien lo ignoraba olímpicamente.

—Si sigues así, pedazo de mierda, te meteré en una olla para el almuerzo —amenazó notándose vena resaltar en su frente—. Solo le diré a tu dueña que te fuiste de la casa en busca de una vida mejor.

—Si le hicieras algo a mi pato, el único que iría a una vida mejor, eres tú —dijo llamando la atención del rubio quién rápidamente tomó postura—. Hoy llegué un poco más temprano de lo normal, pero no te preocupes por la comida… También traje los deberes por si quieres copiar.

Katsuki no la miró y sin prestarle mucha atención, se colocó ambas manos en cada uno de los bolsillos de su pantalón que Korki le había prestado. Al finalizar lo que ella dijo, éste solo avanzó hasta la puerta para ingresar a la casa.

Notó rápidamente su indiferencia, ni siquiera se mostró molesto o con su típica actitud antipática, eso le preocupó. Giró para mirar su espalda mientras se alejaba a la cocina, seguramente para preparar el almuerzo.

Quiso decir algo, pero se cuestionaba si era buena idea. Hasta el momento, siempre estuvo sobre él. Pensó que posiblemente ya lo estuviera agobiado, sin embargo, otra parte de ella estaba intranquila por si algo andaba mal en él. Tal vez algo que lo pusiera en ese estado.

Se relamió un poco los labios y se dispuso a cerrar la puerta, antes mirando a su pato que paseaba por el patio trasero con toda calma. Observó varios pedazos de pan repartidos en el suelo, tal vez Katsuki estuvo ahí por un largo tiempo.

Después de cerrarla, se dirigió a la cocina con intensión de verlo. Como lo suponía, ya se encontraba preparando la comida. Estaba en completo silencio, en lo suyo y si es que notó su presencia, no le dio ni la más mínima importancia. Negó con la cabeza varias veces intentando sacarse las ideas que iban surgiendo, no le servían de nada en este momento.

Terminó por irse a su cuarto y quitarse el uniforme del colegio. Ya era fin de semana así que tendría tiempo para averiguar cuál era el problema, debía mantener la calma. Se dirigió a la cocina, asomándose antes por el marco de la puerta para observarlo.

—Katsuki… ¿Te ayudo en algo? —preguntó un tanto dudosa—,  llegué antes así que… Podría hacer algo.

—No.

Un tic apareció en uno de sus ojos ante aquel “No” tan tieso de lo frío que era. Apretó su mandíbula con fuerza para no responder de mala manera y solo tomó un poco de aire para tranquilizarse.

Esto... ¿¡Es real!? [Bakugou x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora