Capítulo 3

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Gilderon Lockhart

     El día siguiente me desperté con buen humor. Me di una ducha rápida y bajé a desayunar. Como me esperaba, casi no había nadie, pero solo era cuestión de minutos de que todos los alumnos vinieran en una tandada.

     Me senté y cogí una tostada para untarla con mantequilla y mermelada de fresa, mi favorita.

     Como predije, el Gran Salón se llenó de golpe. A mi lado, tenía a Draco, y delante de él Daphne con su hermana menor delante de mi, y al lado de esta Christina. La hora del correo llegaba, empezaba la negociación.

     Como todas las lechuzas, Nyx descendió, pero fue la única que se posó sobre la mesa, mirándome con los ojos entrecerrados.

     -Hola Nyx ¿Cómo has pasado el verano?

     Se veía adorable. Lanzaba chillidos indignados y me señalaba de vez en cuando con una de sus alitas, como si estuviera regañando. Los de mi alrededor me miraron extraños.

     -Es una monada -dijo en voz alta Christina. Nyx la miró mal y pero esta seguía mirándola con los ojos brillantes.

     -Yo también lo creo -intenté que Nyx no se lanzara encima de la niña-. Deberías verla cuando le dan algo que le gusta, le brillan los ojos y parece que ronronea. 

     Esta vez se lanzó encima de mi y me golpeaba con diversas partes de su cuerpecito a mi abdomen. Casi ni la notaba.

     -Ya, ya -le di palmaditas en la cabeza-, lo siento.

     -¿Estás pidiendo perdón a una lechuza? -Blaise se sentó a mi otro lado-. Si te juntaras más con la gente, no acabarías así.

     -No hables de lo que no sepas Zabini -escuché a Draco-. Esa lechuza es demasiado lista. Apostaría los chocolates de mi madre a que tiene más cerebro que Crabbe y Goyle juntos, aunque para eso no hace falta mucho. Además de que ha estado enfurruñada todo el verano con su dueña, al parecer no le gustó que la dejaran en mi casa. 

     -Venga ya -repuso Blaise acercando un dedo-. Pero si... ¡Ayy, me a picado!. 

     -¿Pero se portó bien? -pregunté ignorando al estúpido.

     -Si.

     -Pues ya está -cogí a la bola de plumas y la puse encima del plato. Seguía indignada- te estás comportando como una cría. Ya te expliqué que al sitio donde iba no podías venir.  

     Seguía sin decir nada... me lo imaginaba, debería sacar la artillería pesada.

     -Por eso tu y yo vamos a negociar -me miró curiosa ladeando la cabeza. Saqué dos de las golosinas de lechuzas en forma de ratones: una naranja y otra verde-. Con esto compró tu perdón y recupero tu amistad.

     No esperó nada, me arrebató las chuches y se acurrucó en mi regazo ululando animadamente mientras comía.

     -Increíble -los ojos de todos miraban a la bipolar lechuza-. ¿Cómo lo conseguiste?

     -Draco, escogí a esta pequeña por como es -seguí comiendo-. Normal que haya tanta gente que no funcione con su lechuza, eres tu quien la acoge, trátala como quiere. 

     -¿Entonces a esa lechuza le puedes comprar la amistad? -Daphne entrecerró los ojos.

     -Por supuesto que no -resoplé-. Es como un Slytherin, no acepta cosas de cualquier persona. 

     -RONAL WEALSEY...

     Giramos la cabeza para encontrarnos con una panorama bastante entretenido. 

Lilianne y la Cámara de los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora