Capítulo 1

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—Kang Daniel, Im Nayeon, Kim Jisoo...—Una gruesa voz nombraba, mientras otras voces tenues y temblorosas asentían confirmando su presencia. El ambiente en aquel lugar era cruel, sólo estando ahí podrías sentir náuseas.—Perfecto, están todos, bien chicos ¿listos para el show?

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La tarde era cálida, el sonido de tacones en un elegante caminar eran audibles en la oficina, también el sonido de dedos ágiles al teclear, teléfonos con llamadas incesantes y voces que conversaban cosas que no eran de incumbencia para cualquiera. Era necesario destacar el aroma suave a café que impregnaba las blancas paredes, ese aroma que sin duda Min Yoongi adoraba. Podía respirarlo y lo sentía más sano que el mismo oxígeno. Soltó un suspiro tranquilo mientras se recostaba de su silla.

Su tranquilidad fue quebrantada gracias al impacto de hojas de papel estrellarse contra su escritorio, alzó su mirada algo fastidiado encontrándose con los profundos hoyuelos de la sonrisa de su compañero, Namjoon. El pálido dirigió su mirada a los papeles anteriormente puestos por su contrario.

—Buenas tardes, hyung.—Saludó Namjoon, sentándose frente a Yoongi en su escritorio.—Esto es lo más reciente que tenemos sobre Hope.

Yoongi tomó entre sus manos uno de los papeles leyendo la información impresa en estos con cuidado. Sus labios se torcieron en una mueca de disgusto y regresó los papeles a la mesa.

—Esto no nos sirve. A este paso no avanzamos nada.—Se quejó Yoongi cruzándose de brazos. Namjoon frunció el ceño incómodo sin borrar su sonrisa.

—Bueno, hyung. Este tipo es prácticamente inalcanzable. Hemos estado con esta investigación por casi un año pero no es fácil, es lo mejor que podemos hacer.

Yoongi sonrió sarcástico, una carcajada ronca vibró de sus cuerdas bucales sin poder creer lo que oía.—Inalcanzable mis bolas, ese tipo anda por ahí de la forma más normal del mundo, robando y vendiendo personas como si jugara con sus Barbies. Yo no puedo seguir viendo como ese hijo de puta se sale con la suya. Lo encontraré y pagará las consecuencias.

Namjoon suspiró.—Sé que lo hará hyung.

—Pasando a otro tema...¿Has visto a Seokjin? No lo he visto en todo el día.

—Guarda tus dudas, Min. Aquí estoy.—Seokjin hizo presencia parándose a un lado del escritorio.—¿Qué es todo esto?—Tomó algunos papeles en el escritorio, mientras los ojeaba con curiosidad.—¿Hope otra vez? ¿Han encontrado algo útil?

"Si" respondió Namjoon animadamente mientras que la gruesa voz de Yoongi respondía un "no" al unísono, confundiendo a Jin.

—Es necesario más que eso.—Bufó Min peinando su flequillo con sus manos. Tomó otro de los papeles y sus oscuros ojos brillaron emocionados, ganándose una mirada intrigada de ambos apellidados Kim.

—¿Qué encontraste?—Cuestionó Jin inclinándose hacia el de tez pálida.

—Oigan esto, resulta que ha habido avistamientos de una camioneta negra en toda la semana en la calle Insa-dong de Seúl, a las 11 pm, también se reportaron desaparecidos luego de esto.—La sonrisa de Yoongi se amplió, por la mente de Namjoon pasó que no era muy buen tema para alegrarse, pero así era su amigo.

—¿Qué sugieres?—Volvió a cuestionar Seokjin.

—Pediremos grabaciones de las cámaras de seguridad del lugar y veremos si encontramos dicha camioneta, y rastrearemos la matrícula.

—Si es visible.—Agregó el moreno.

Yoongi rodó los ojos.—Si, si. De otro modo, haremos patrullaje.—La sonrisa entusiasmada de Min casi dejaba ciegos a los contrarios. Namjoon y Jin se miraron entre ellos sin decir nada más.

—No necesitó su aprobación, ya lo establecí y lo haremos así.—Yoongi se levantó de su silla y tomó las llaves de su auto.—No esperaré por ustedes, andando.

Aquel trío abandonó la base, Yoongi relamió sus labios gustoso de por fin algo de acción es su monótona rutina de esos días. Siendo un agente de la CIA, uno ya se acostumbraba al vivir escenas de acción de película. Yoongi era el mejor agente de la CIA, admirado y respetado, pero nunca alardeaba aquello. El sabía que se lo merecía y sabía que otros se daban cuenta de ello.

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Un hombre de elegante porte miraba por su gigantesco ventanal su patio ridículamente extenso, del tamaño de un pueblo bien decorado con flores bellamente plantadas en el lugar perfecto. Una copa de vino se balanceaba entre sus largos dedos. La puerta de fuerte madera fue tocada llamando la atención de aquel hombre. Un grave "adelante" fue lo que permitió a un joven abrir la puerta y darse paso dentro de la oficina.

—Señor, tengo las fotografías.—El joven habló con un sobre anaranjado entre sus manos, el cual colocó sobre el escritorio del hombre que ni siquiera se dignó a mirarlo, pero al joven tampoco parecía molestarle.

—Buen trabajo, muchacho. Retírate.

El joven asintió ante la orden sin titubear ningún movimiento, abandonando la habitación. Aquel intenso hombre giró sobre su silla y abrió el sobre, sacando un paquete de fotografías con las cuáles parecía deleitar su vista. Regresó la vista a su patio.—Qué hermoso día.

Cynical [HopeGa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora