[Capítulo 12]

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El tiempo no perdonaba a nadie, ni siquiera al ya pasado en años Zor El en la interminable búsqueda de su hija que, si sus suposiciones eran correctas, estaba por terminar. Habían pasado casi cuatro meses desde que había llegado a la villa de Gungnir y desde aquel festín en la mansión Danvers en donde había conocido a la muy intrigante mujer que era Lena Luthor, la chica le caía bastante bien, le recordaba a su esposa y Kira le recordaba un poco a él en sus años de juventud. Apostaba lo que fuera a que esos dos terminarían juntos. Pero ciertamente lo que más recordaba de aquella ocasión en la que platicando con la señora Lane se apareció la hija menor de ésta acompañada de su guardiana –cosa que le sorprendió porque sabía lo machista que era su socio– una muy graciosa niña de dieciséis años, de cortos cabellos negros y ojos jade. Era verdad que le dijo al joven Kira que no podía lanzarse a cualquier chica de dieciséis años y ojos jade que viera, ¡pero la coincidencia era demasiada!

Imra Ardeen, según le había contado Lucy (a pedazos cada que la visitaba) había sido huérfana hasta que su familia la adoptó como su compañera de juegos y había luchado con la ayuda de Kira, para penetrar un poco la mente tan machista de su padre con el régimen feminista que el heredero Danvers había estado esparciendo. La historia que le contó le pareció fascinante y un par de veces le había visto practicar con el peli-rubio, quien ya le estaba enseñando a usar armas de fuego.

— ¡Señor Zor El! —Escuchó el saludo de la pequeña morena (con esa manera tan perfecta de pronunciar su apellido a diferencia de los demás allí presentes a excepción de Lena y Sam) mientras se dirigía a él y le dirigía una mirada radiante al notar que la pequeña Lucy estaba con ella.

—Imra, un gusto verte de nuevo—Respondió con esa característica afabilidad suya.

—El placer es mío—Negó tomando las manos de Lucy entre las suyas—Pero nada como ver a mi Lucy

—No digas ese tipo de cosas Imra—Las mejillas de la azabache se sonrojaron ante la diversión del mayor. Su sonrisa flaqueó levemente, en dado caso que resultara que Imra fuera su hija perdida, ¿tendría el corazón de alejarla de la vida que ya había hecho con su lealtad atada a Lucy Lane?

—Vamos, vamos—Zor EL rompió aquella burbuja tan acaramelada entre las menores de la casa—Queríamos saber si ya habías terminado tu entrenamiento para que nos acompañaras con la pequeña Lucy con sus hermanos y las bellas Luthor.

—Aun si no lo terminara, ¡Lucy está primero! —Posó su mano en su frente en pose de capitán liberando una risilla en él y un sonrojo más notorio en la menor.

— ¿Que esperamos entonces? —Preguntó retóricamente posándose detrás de las jóvenes e incitándole a caminar— Es de mala educación hacer esperar.

Y mientras las risas cómplices acompañadas de miradas furtivas y llenas de afecto eran dirigidas por las menores, de nuevo le hizo plantearse la pregunta al hombre, si quien estaba frente a sus ojos era su hija... ¿Sería capaz de apartarla de Lucy?

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— ¡Ven acá! —Exclamó una chica de cabellos rubios y ojos cafes siguiendo al noble más codiciado de todo Kryptón, se veía molesta.

— ¡Me niego! —Se rió Kira con Gayle detrás, a diferencia de la rubia, ella se veía divertida. Conforme los días pasaban, su discipula y mejor amante hasta le fecha, se encontraba de malas cuando estaba con ella, y entendía el porqué, estaba bastante lejos de ser estúpida. Era bastante lógico que después de casi año y medio de reservarse únicamente para ella además de ser la única permitida para complacerla, un sentimiento surgiera por allí.

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