[Capítulo 8]

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Observo de nueva cuenta el vestido en su cama para después volver a la nota. Suspiro y se giró hacia su hermana mayor.

—Pareciera como si supiera que no te vas a negar—Sam alzó la ceja mientras miraba a Lena— ¿Pensaste en hacerlo?

La chica peli-negra pasó saliva, viéndose algo nerviosa antes de responder.

—Considerando que compró el atuendo y declaró que venía... Sería de mala educación rechazarlo, ¿verdad? —Preguntó de manera capciosa y Sam se dejó caer sobra la cama carcajeándose— ¿Qué?

— ¿Te estás escuchando? —Pregunto la castaña en risas ganándose una mirada aún más confusa de su hermana mayor. La menor de las Luthor trató de calmarse, pero sin duda el ver la cara de confusión de su hermana le hacía perder el control.

Pasaron –sin exagerar– diez minutos antes de que Sam pudiera calmarse y regular su respiración. Durante todo ese tiempo Lena se limitó a sentarse en la silla del pequeño escritorio que estaba ahí y observar tranquilamente como es que su hermana adelgazaba unos cuantos kilos de tanto reír.

—Veamos, Lena—Suspiró calmando su risa al tiempo que tomaba aire—Quiero que cierres tus ojos y tu mente relacione todo lo que voy a decir.

—De acuerdo...—Dijo no muy convencida, aceptando solamente por la confianza ciega que tenía en su hermana.

—Tú, una mujer de diecinueve años. Bella e independiente, sosteniendo una furtiva relación por un año entero, siendo cortejada por el hombre de mayor reputación en Argo... Tu físico atractivo, un cabello negro, ojos verdes-azules, cuerpo bien formado y una firme y en ocasiones gallarda actitud. Una fiesta se realizó en la casa del hombre en cuestión. Te compró un vestido, unas zapatillas, maquillaje y las mando a tu casa junto a flores y una nota...—Los ojos cían de Lena se abrieron de inmediato.

No. Podía. Ser. Cierto.

» —Con la ayuda mía y de Astra fingiste estar terriblemente enferma y terminaste tirando todo a la basura cuando te "recuperaste"—Hizo comillas con los dedos— ¿Te suena? Porque si no te suena puedo darte otra pista... Doctor Mike.

Lena chasqueó la lengua al darse cuenta del paralelismo de la situación, y lo peor es que estaba actuando de manera completamente diferente.

—No te preocupes, no estarás del todo sola—Hablo Sam captando la atención de Lena—Alex ya me había invitado a esa fiesta e igualmente Lucy mencionó acerca de un baile al que iría con Imra, es muy probable que sea cosa de él joven Kira.

— ¿Y cómo fue que no me entere de eso? —Pregunto Lena interrogante mientras que su hermana sonreía.

—Por estar con la cabeza en quién sabe dónde. Imra lo grito en la mesa, ella me mando la invitación de Alex.

—Hablando de...—Sam miro curiosa lo rápido que Lena se fijó en Alex—... ¿Cómo te trata?

—Pues bien, a veces es un poco más respetuosa de lo que debería, pero me agrada mucho—Ahora fue el turno de Lena de reír, aunque solo fue unos cuantos segundos y de manera refinada, pero eso no quitaba que Sam le viera con un poco de confusión.

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Sus orbes cafés observaron con incredulidad a la mujer frente a ella.

—Entonces los rumores son ciertos—Dijo con incredulidad mientras parpadeaba, se limpiaba los ojos y repetía el proceso— ¡Te has reformado! —apuntó con el dedo índice.

Frente a ella se encontraba nada más ni nada menos que Kira Danvers mientras que se cambiaba de ropa y ella no pudo más que sonrojarse a pesar del binder que le cubría todo el pecho.

—Me voy de viaje un mes y cuando regresó ya te reformas...

—Calma Gayle—Le dijo Kira con risas—Ya deberías saber que no hay que fiarse de los rumores, en caso contrario ya estaría en un matrimonio polígamo contigo y con Alex.

—Pues estás cerca—Gayle Marsh, una chica de diecinueve años, cabellos rubios y ojos café, de baja estatura, pero no por esto sin un cuerpo desarrollado que hizo que Kira se olvidara de pensar varias veces.

—Es un reto más—Dijo mientras se dejaba caer sobre la cama a un lado de Gayle—Solo que este es cien veces más complicado.

— ¿Chica dura? —Preguntó con socarronería desviando su mirada por un segundo a la camisa sin abrochar de Kira.

—Demasiado dura, orgullosa, inteligente y desafiante. No teme encararse a un hombre por más alta posición que tenga y lo más interesante de todo...—guardó una pausa haciendo que la rubia se acercara más tratando de evadir su curiosidad—...Su atracción a los hombres es igual de inexistente que la mía.

— ¡Santo Cristo! —La Danvers se rió ante la expresión, le era imposible no relacionar— ¿Y qué piensas hacer? No, espera ¿qué diablos has hecho con ella? ¿Qué le has dicho?

De pronto, la Danvers vio la preocupación de la chica y decidió calmarla.

—Tranquila, no le he dicho que soy mujer...—Acarició sus cabellos—...aún.

— ¡¿Quééé?! —No pudo evitar gritar, pero Kira solamente se acercó más a ella.

—Para atrapar algo de tu interés, primero debes atraer su atención a largo plazo y después hacerle creer que ha ganado y mostrar tu última carta, la cual te hace invencible.

— ¿Y esa cuál sería? —Preguntó la rubia alzando la ceja con su mirada aun recorriendo la camisa de la joven noble.

—Que para cuando eso pase—Acercó su cara al oído de Gayle—Ella estará irradiante en deseo.

— ¿Que te hace creer eso? —Preguntó sintiéndose temblar.

—Que lo acabo de aplicar a pequeña escala y tu cuerpo desea que lo toque, y que tu...—Su mano derecha se posó en su cuello y la izquierda en su cintura—...deseas tocarme.

—Eres increíblemente descarada.

—Y así me quieres—Afirmó posando sus labios sobre los de la joven.

—Baja esos humos...—Le respondió una vez roto el contacto mientras que sus manos se dirigían al cuello de la camisa de la Danvers.

—Solo por ti lo haré en estos momentos—Dijo con una sonrisa un tanto coqueta deslizando sus besos de sus labios, a su mejilla para después bajar al cuello.

—Me parece perfecto—Comentó con una sonrisa similar a la suya mientras que deslizaba la camisa de Kira fuera de su cuerpo, al tiempo en el que ésta, deshizo los listones del vestido de Gayle.

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—Bella, simplemente... Bella—Suspiro una vez que tuvo a la mujer extranjera frente a ella vestida con el conjunto que le había comprado.

—Solo lo dices porque me ves con buenos ojos—Dijo Lena un tanto arisca ante el recuerdo de su plática con Sam, a Kira no le agradó mucho esa actitud, así que haría algo para remediarlo.

—Dude por ahora de mis palabras, pero confíe que en cuanto entremos a mi residencia verá como todo hombre babeará por su ella apariencia—Halagó—Pero sin duda sé que no necesitará de nadie para ahuyentar a semejantes imbéciles.

— ¿Y usted no es imbécil también? —Preguntó Lena a Kira de manera capciosa.

—Por supuesto que no. Porque yo estoy viendo más a la fuerte e independiente mujer que sois, y eso me hace algo más que un imbécil—Le respondió con un tono un tanto serio que sorprendió a la peli-negra—Pero por ahora... ¿Lista para partir? —Preguntó con su galantería de vuelta.

Lena asintió dos veces.

—Permítame ayudarla—Le pidió extendiendo su mano frente a la carroza. Lena solo asintió un poco dudosa y después de un tiempo la tomó, se sentía cansada, y eso que la noche apenas comenzaba.

SEDUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora